TOKIO.- El Santuario Watatsumi (和多都美神社), ubicado en la isla de Tsushima, en la prefectura de Nagasaki, publicó un mensaje muy serio y poco común en sus redes sociales.
El santuario anunció que, a partir de la fecha, prohíbe la entrada a cualquier persona que no sea “ujiko” o “sūkeisha”.
Esto significa que los turistas, tanto japoneses como extranjeros, ya no podrán ingresar si solo van por curiosidad o con fines turísticos.
¿Quienes podrá ingresar?
•“氏子” (Ujiko): Miembros de la comunidad local que tienen relación directa con el santuario y participan en sus actividades religiosas.
•“崇敬者” (Sūkeisha): Personas que visitan el santuario con respeto y devoción hacia el dios, y que entienden que es un lugar sagrado, no un sitio turístico.
¿Por qué tomaron esta decisión tan drástica?
El santuario explicó que la razón principal es que ocurrió un acto extremadamente grave y ofensivo contra el lugar y sus creencias religiosas, protagonizado por un extranjero el 22 de marzo.
“Un acto extremadamente grave e imperdonable de falta de respeto hacia el lugar sagrado”, refieren.
Aunque no detallan exactamente qué hizo esa persona, mencionan que durante años han sufrido faltas de respeto y conductas ofensivas, especialmente de algunos turistas extranjeros.
Historial de incidentes
a) Faltas de respeto frecuentes:
•Tirar basura y colillas de cigarro dentro del santuario.
•Escupir o lanzar flemas en el suelo sagrado.
•Montar bicicletas de montaña en zonas prohibidas.
•Hacer sus necesidades (orinar o defecar) en la zona sagrada.
•Burlarse, gritar o provocar al personal que intenta llamarles la atención.
b) Casos concretos:
En 2024, denunciaron públicamente el comportamiento de algunos turistas surcoreanos, lo que generó polémica incluso en medios de Corea del Sur.
En ese momento, el santuario llegó a anunciar que prohibía la entrada solo a surcoreanos, pero más tarde la medida fue criticada y retirada.
Sin embargo, los abusos continuaron y llegaron al punto de poner en peligro el funcionamiento mismo del santuario y afectar la salud mental del personal.
Redes sociales
n X se compartió un video donde niños y adultos surcoreanos arrojan piedras a Isora Ebisu, la deidad del santuario.
Isora Ebisu es una piedra sagrada que simboliza a nuestro ancestro Azumi Isora, dios del mar y deidad principal del santuario.
Lanzarle piedras es un acto sumamente irrespetuoso hacia nuestros antepasados y una ofensa que los hiere profundamente.
Resulta realmente lamentable ver cómo se desprecia la cultura tradicional japonesa y se tratan las cosas sagradas de otro país solo desde la propia visión y criterio.
¿Qué otras medidas tomaron?
Además de prohibir la entrada a turistas, el santuario informó que:
•No se permitirá tomar fotos, grabar videos ni hacer transmisiones en vivo dentro de todo el santuario, incluyendo su famoso “torii” (puerta sagrada) que está en el mar.
•Se prohíben las visitas de tours turísticos nacionales e internacionales, especialmente los que incluyen a este santuario como una parada solo para hacer turismo o tomarse fotos.
¿Qué quieren decir con “personas que veneran al dios del santuario”?
El santuario aclaró que sí permitirá el ingreso a las personas que realmente van a rezar y a mostrar respeto por el dios del lugar. Es decir, quienes entienden que están entrando a un espacio sagrado y no a un parque temático o lugar de moda para fotos.
Quien solo busca una buena foto o pasear sin respetar el significado del lugar no será bienvenido.
¿Qué reflexión deja esta decisión?
Este caso muestra un gran problema que enfrentan algunos lugares tradicionales de Japón con el aumento del turismo:
•No todos los visitantes comprenden la importancia espiritual y cultural de los sitios sagrados.
•Las malas conductas de unos pocos terminan afectando a todos, generando rechazo y restricciones.
El santuario expresa que con estas medidas buscan proteger su cultura, sus creencias y el respeto hacia su dios y su comunidad.
En síntesis
El Santuario Watatsumi de Tsushima cerró sus puertas a los turistas porque han sufrido faltas de respeto muy graves por parte de algunos visitantes, especialmente extranjeros.
Ya no quieren que la gente vaya solo a sacarse fotos o pasear como si fuera un parque temático. Solo permitirán la entrada a quienes vayan con respeto a rezar. Con esto buscan proteger su cultura y su fe.
“La forma en que el turismo está destruyendo los lugares, las cosas y a las personas que los japoneses hemos cuidado con tanto cariño es un ataque directo a nuestra cultura. No podemos permitir que nuestra fe y nuestro corazón se pierdan”, concluyen.
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