TOKIO.- En Japón, aunque estemos en pleno siglo XXI, casi un 30% de los baños en escuelas públicas todavía son del tipo tradicional llamados “washiki”.
Son los que no tienen asiento, y para usarlos, la persona debe agacharse completamente, poniéndose en cuclillas sobre un hueco en el suelo.
Este tipo de inodoro era muy común hace décadas, pero hoy está desapareciendo en casas, centros comerciales y estaciones de tren.
En su lugar, los baños occidentales (los de asiento) han ganado terreno por su comodidad.
El problema actual: los niños no saben usarlos
Una encuesta a 1,000 estudiantes de primaria reveló datos preocupantes:
Habilidad para usar el inodoro washiki | Porcentaje |
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Lo usan sin problemas | 22.4% |
Lo usan con dificultad | 50.9% |
No pueden usarlo en absoluto | 26.7% |
Esto quiere decir que 1 de cada 4 niños simplemente no puede usar estos baños, y más de la mitad se siente incómodo al intentarlo.
Muchos estudiantes expresan que les resulta “molesto” o “difícil”. Las niñas, además, comentan que usar falda lo hace aún más complicado.
No es solo cultural, también es físico
Según un especialista en ortopedista infantil, el problema va más allá de la costumbre: muchos niños ya no tienen suficiente flexibilidad muscular en las piernas, sobre todo en los músculos de la pantorrilla.
Esto les impide mantenerse agachados sin caerse hacia atrás.
Este cambio físico se debe a que los niños ahora hacen menos ejercicio y pasan más tiempo sentados, lo que reduce la fuerza y flexibilidad de su cuerpo.
¿Tiene sentido seguir enseñando a usar estos baños?
Aunque los inodoros tipo washiki pueden parecer anticuados, hay profesiones donde la postura en cuclillas aún es útil:
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En tiendas de mascotas, para ver a los animales a su altura.
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En guarderías, para interactuar con niños pequeños.
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En trabajos de limpieza, para alcanzar rincones difíciles.
Aun así, muchos expertos se preguntan:
¿Vale la pena mantener estos baños en las escuelas, si los niños ya no saben ni pueden usarlos?
Riesgos si no se modernizan los baños
El presidente del Instituto Japonés del Baño, Katō Atsushi, advierte que si un niño siente que el baño es incómodo o inseguro, es muy probable que evite ir al baño durante horas, lo cual puede causar:
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Dolor abdominal
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Estreñimiento
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Problemas urinarios o digestivos
Por eso, Katō propone:
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Modernizar los baños escolares más rápidamente
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Enseñar a los niños a usar ambos tipos de baños
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Pedir a los padres que practiquen con los hijos en casa
Esto va más allá del baño: es un cambio cultural
Este caso refleja un choque entre tradición y modernidad en Japón:
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Antes, el baño japonés se consideraba más higiénico porque evitaba el contacto con superficies.
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Pero desde los años 80-90, los hogares y lugares públicos han adoptado el baño occidental, más cómodo y tecnológicamente avanzado (¡algunos tienen calefacción y chorros de agua controlados!).
Así que los niños de hoy no crecieron con el washiki y muchos ni siquiera saben que existen.
Conclusión: Un dilema entre el pasado y el presente
Las escuelas japonesas enfrentan un dilema muy claro:
¿Deberíamos adaptar a los niños a los baños del pasado?
¿O deberíamos adaptar los baños a los niños de hoy?
No se trata solo de comodidad: también afecta la salud, el bienestar emocional, la seguridad y el acceso equitativo a los espacios escolares.
Este es un ejemplo pequeño pero poderoso de cómo el mundo moderno está transformando incluso lo más básico: ir al baño.
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