El fuego que salvó vidas sigue ardiendo en la memoria de Japón

 


📍Tōkyō | 5 de noviembre


Cada 5 de noviembre, Japón se detiene para recordar, aprender y agradecer.

Ese día, el país entero conmemora el Día de la Prevención del Tsunami (津波防災の日) —una jornada profundamente simbólica que entrelaza el dolor del pasado con el compromiso del presente.

No es solo un feriado conmemorativo, sino un recordatorio de que cada vida salvada es fruto de la memoria colectiva y de la preparación constante.

 

⚖️ El origen legal y el eco de una tragedia


Esta fecha fue establecida en 2011, pocos meses después del Gran Terremoto del Este de Japón (東日本大震災), mediante la Ley para la Promoción de Medidas contra los Tsunamis (津波対策の推進に関する法律).

El 5 de noviembre fue elegido en honor al Gran Terremoto de Ansei Nankai ocurrido en 1854, una de las grandes sacudidas del foso de Nankai (南海トラフ) que provocó un tsunami devastador en la península de Kii y las costas de Shikoku.

Fue entonces cuando nació una de las historias más luminosas de la historia japonesa: la del 庄屋(しょうや)濱口梧陵・Hamaguchi Goryō.

Al ver venir la ola, este líder comunitario encendió montones de paja recién cosechada —las célebres “稲むらの火 (Inamura no hi)”— para guiar a sus vecinos entre la oscuridad hacia las zonas altas.

En medio del caos y del rugido del mar, el fuego se convirtió en faro.

Su gesto, simple y valiente, salvó incontables vidas y encendió una enseñanza que arde hasta hoy: la prevención empieza con la empatía.

 

🌏 Del dolor nacional al mensaje universal


Originalmente, se propuso conmemorar el 11 de marzo, fecha del desastre de 2011.

Pero por respeto a las víctimas y al duelo aún fresco, el gobierno decidió elegir un día distinto: uno que recordara la enseñanza sin reabrir heridas.

Así, el 5 de noviembre se convirtió también en el Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis, reconocido por las Naciones Unidas.

Japón, un país moldeado por el mar y la resiliencia, transformó la tragedia en un legado educativo que hoy inspira al mundo.

 

🏫 El fuego sigue vivo en cada escuela


Cada año, en miles de aulas y plazas costeras, niños, maestros y bomberos participan en simulacros, charlas y talleres.

Las sirenas suenan, las mochilas de emergencia se revisan y los carteles con la palabra 「避難」 (evacuación) señalan el camino a las zonas seguras.

En los colegios, el cuento de Inamura no hi se revive a través de kamishibai (紙芝居) y mangas educativos, recordando que la prevención no es un acto heroico aislado, sino una práctica colectiva de amor y cuidado.

Cada chispa encendida en la memoria de los más jóvenes mantiene viva aquella paja que ardió en Wakayama hace más de siglo y medio.

En su resplandor, Japón reafirma su promesa: nunca olvidar, siempre prepararse.

 

Cierre


El Día de la Prevención del Tsunami no es solo un homenaje a las víctimas del pasado, sino un pacto entre generaciones.

Un compromiso que dice, en silencio y con humildad:

“Que el fuego de Inamura no se apague jamás.”

 



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