TOKIO.- Circuló en las redes sociales un video que mostraba un acto de maltrato hacia los famosos ciervos de Nara perpetrado por visitantes extranjeros.

En la grabación, se podía ver a una persona colocando heno seco sobre la cabeza de un ciervo y haciendo comentarios como «parece tener frío, deberíamos prenderle fuego».

En un principio, muchos asumieron que los responsables eran turistas chinos, dada la frecuente controversia entre turistas chinos y la preservación del patrimonio en Japón.

Sin embargo, tras investigaciones y aclaraciones, se descubrió que los autores del video eran en realidad ciudadanos taiwaneses.


Marco legal


Los ciervos de Nara: tesoro cultural y sagrado de Japón

En la histórica ciudad de Nara, Japón, hay unos habitantes muy especiales: los ciervos sika. Pero no son cualquier tipo de ciervos, sino que han sido venerados durante siglos y hoy en día gozan de una protección legal muy estricta.

Mensajeros sagrados y su importancia cultural

Desde tiempos antiguos, estos ciervos han sido considerados mensajeros de los dioses en la religión sintoísta. Según la tradición, la deidad Takemikazuchi-no-mikoto, una de las divinidades del santuario Kasuga Taisha, llegó a Nara montado en un ciervo blanco. Desde entonces, estos animales fueron vistos como seres divinos y protegidos por la comunidad.

En reconocimiento a su importancia histórica y cultural, el gobierno japonés los declaró monumentos naturales nacionales en 1957. Esto significa que cualquier daño grave que se les cause no solo es un acto de crueldad animal, sino también una violación de la Ley de Protección de la Propiedad Cultural.

Sanciones para quienes dañen a los ciervos

Las leyes en Japón son bastante estrictas cuando se trata de la conservación de estos ciervos. Causarles daño grave o matarlos puede traer consecuencias legales severas, incluyendo:

🔹 Hasta 5 años de prisión 🏛️
🔹 Multas de hasta 1 millón de yenes (aproximadamente 6.500 dólares) 💴

Esto se debe a que su protección no es solo una cuestión de bienestar animal, sino también de preservación cultural e histórica.

Reglas dentro del Parque de Nara

El Parque de Nara es el hogar principal de estos ciervos y, para garantizar su seguridad, existen regulaciones adicionales. Según la Ordenanza del Parque Urbano de la Prefectura de Nara, está prohibido capturar o sacrificar aves y otros animales dentro del parque. Esto refuerza la protección de los ciervos y de la fauna local en general.

 Una convivencia especial entre humanos y ciervos

Hoy en día, los visitantes pueden interactuar con estos majestuosos animales, que han aprendido a convivir con los humanos. Se les puede alimentar con shika senbei (galletas especiales para ciervos) que se venden en el parque. Además, estos ciervos han desarrollado un comportamiento único: se inclinan en señal de respeto cuando reciben comida, lo que se ha convertido en una de las atracciones más queridas por los turistas.

Sin embargo, es fundamental recordar que, a pesar de su cercanía con las personas, siguen siendo animales salvajes y hay que tratarlos con respeto.


Video



Reacción en Taiwán: vergüenza y condena pública


Al revelarse la nacionalidad de los involucrados, muchos taiwaneses expresaron su vergüenza y se disculparon públicamente, condenando el acto como una muestra de falta de educación y respeto hacia la cultura y el medio ambiente de Japón.

Incluso los medios de comunicación taiwaneses difundieron la noticia, emitiendo advertencias sobre la importancia del comportamiento adecuado al viajar al extranjero.

Esta respuesta rápida y condenatoria refleja la imagen que muchos taiwaneses buscan proyectar internacionalmente: la de un pueblo cívico, respetuoso y consciente de su reputación global.


Manipulación política y críticas desde la comunidad pro-China


El incidente también tuvo repercusiones políticas dentro de la comunidad taiwanesa. Grupos de ciudadanos taiwaneses que apoyan la unificación con China (pro-China o «pan-azules») aprovecharon el caso para criticar a sus compatriotas, afirmando que algunos influencers taiwaneses intentarían culpar a China en lugar de aceptar la responsabilidad.

Esta postura refleja una tendencia en ciertos sectores de la sociedad taiwanesa a resaltar lo que perciben como la «baja calidad» de algunos compatriotas, en contraste con la narrativa dominante que busca diferenciar a Taiwán de China en términos de valores y educación.

De hecho, algunos sospechan que los autores del video podrían ser ciudadanos taiwaneses pro-China, posiblemente de Taipei u otras zonas con mayor afinidad hacia Beijing.

Esto se basa en la idea de que un sector de la población taiwanesa mantiene fuertes lazos con China continental y comparte actitudes que se asocian más con comportamientos polémicos de ciertos turistas chinos.


Impacto en Japón: revisión de la imagen de Taiwán


En Japón, el caso también generó debates. La comunidad conservadora japonesa ha mantenido históricamente una visión muy positiva de Taiwán, considerándolo un país de gente educada, cívica y con valores similares a los japoneses. Sin embargo, este incidente puso en cuestión esa percepción idealizada.

Algunos observadores japoneses han señalado que no existe ninguna sociedad compuesta únicamente por «buenas personas» y que, al igual que en Japón o cualquier otro país, hay individuos que actúan con irresponsabilidad o ignorancia.

La cuestión clave, según estos análisis, no es la existencia de personas que cometan errores, sino la capacidad de una sociedad para reconocerlos, aprender de ellos y corregir su comportamiento.

Este episodio también ha servido como recordatorio de que la percepción de un país o un grupo de personas no debe basarse en idealizaciones, sino en una comprensión matizada de la diversidad y complejidad de las sociedades.

En este sentido, el caso refuerza la idea de que todos los pueblos tienen ciudadanos responsables e irresponsables, y que lo importante es cómo una sociedad reacciona ante los errores cometidos por sus miembros.


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