📍Tōkyō | 6 de mayo de 2025
El Emperador Emérito Akihito, de 91 años, fue ingresado este martes por la tarde en el Hospital de la Universidad de Tokio, ubicado en el distrito de Bunkyō, para someterse a una serie de exámenes cardíacos especializados.
El motivo: una sospecha cada vez más firme de isquemia miocárdica, es decir, una reducción del flujo de sangre al músculo del corazón, lo cual puede generar problemas graves si no se trata a tiempo.
Un ingreso planeado, sin síntomas visibles
El Emperador Emérito llegó al hospital alrededor de las 15:00 horas, acompañado por la Emperatriz Emérita Michiko. Según informaron sus asistentes más cercanos, su estado general es estable, y no ha manifestado síntomas concretos como dolor en el pecho o falta de aire. De hecho, hasta la tarde del 4 de mayo, seguía con su rutina diaria de caminatas dentro de la residencia imperial, el Palacio Sento, donde vive tras su abdicación. Sin embargo, la mañana del día 5 se suspendieron estas actividades por precaución.
Fuentes del entorno imperial aseguran que Su Majestad ha estado llevando su vida con normalidad, comiendo y descansando como siempre. Recibió con calma el diagnóstico preliminar y aceptó sin resistencia la recomendación de los médicos para ingresar y realizar pruebas más detalladas.
El origen: un hallazgo en un chequeo regular
Todo comenzó a mediados de abril, cuando el Emperador Emérito se sometió a un chequeo médico de rutina en el Hospital de la Agencia de la Casa Imperial. Allí se detectaron signos que indicaban una posible insuficiencia en el flujo de sangre desde las arterias coronarias hacia el corazón. En una segunda evaluación, los médicos concluyeron que la probabilidad de isquemia era alta y recomendaron un ingreso hospitalario para realizar estudios más precisos.
Se prevé que permanezca varios días en el hospital para someterse a resonancias cardíacas, angiografías y otras pruebas avanzadas.
Impacto en la agenda y en la vida familiar
Como consecuencia directa de esta hospitalización, se ha pospuesto el viaje de descanso que la pareja imperial tenía previsto a partir del 8 de mayo en la residencia de Hayama, un retiro junto al mar en la prefectura de Kanagawa donde acostumbran a pasar tiempo alejados del bullicio capitalino.
La Emperatriz Emérita, aunque preocupada, ha mostrado serenidad. Aceptó el consejo del equipo médico de manera firme y ha estado acompañando de cerca a su esposo, como lo ha hecho durante décadas en sus deberes y ahora en sus cuidados de salud.
Antecedentes del corazón imperial
La salud cardíaca del Emperador Emérito no es un tema nuevo. En febrero de 2012, cuando aún ocupaba el Trono del Crisantemo, fue sometido a una cirugía de bypass coronario, también en el Hospital de la Universidad de Tokio. Más recientemente, en julio de 2022, una resonancia magnética mostró señales de insuficiencia cardíaca derecha. Desde entonces, ha seguido un tratamiento médico conservador, que incluye control de líquidos y monitoreo frecuente, con resultados considerados estables.
Sin embargo, esta es la primera vez que el Emperador Emérito vuelve a ser hospitalizado desde su retiro del trono en 2019, lo que marca un momento simbólicamente sensible para la Casa Imperial y para muchos japoneses.
Una figura que sigue siendo símbolo de estabilidad
Aunque retirado oficialmente de la vida pública, el Emperador Emérito sigue siendo una figura profundamente respetada en Japón. Su reinado (1989–2019) durante la era Heisei fue testigo de momentos complejos como desastres naturales, reformas sociales y cambios globales, y él supo representar serenidad y cercanía al pueblo japonés.
Su presencia tranquila, sus caminatas matutinas y su unión inquebrantable con la Emperatriz Michiko continúan inspirando afecto entre los ciudadanos. La noticia de su hospitalización ha generado preocupación, pero también numerosas muestras de apoyo y deseos de pronta recuperación.
Mirada al futuro cercano
Por ahora, se espera que los exámenes determinen si será necesario algún tratamiento adicional, ya sea farmacológico o quirúrgico. Mientras tanto, el país entero observa con respeto y esperanza, confiando en que esta sea solo una medida preventiva y no un indicio de complicaciones mayores.
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