📍Tōkyō | 23 de mayo de 2025
En las transitadas calles de Higashi-Gotanda, un barrio conocido por su vida nocturna, la policía arrestó esta semana a 9 personas, incluyendo al gerente de un supuesto salón de masajes, por captar clientes para servicios sexuales en plena vía pública.
Sin embargo, detrás del titular de «redada en burdel», se esconde una realidad mucho más cruda: la explotación silenciosa de mujeres extranjeras, muchas de ellas chinas, que llegaron a Japón buscando una vida mejor y acabaron envueltas en una red de prostitución encubierta.
📌 El caso en resumen
Según la policía metropolitana de Tokio, Taniguchi Yutaka (54) y Shirashiro Akira (51), presuntos responsables del local, enviaban a mujeres a la calle para atraer clientes con frases como:
“Onii-san, todo incluido por 10.000 yenes. Con servicio completo”.
La actividad se disfrazaba de “masajes privados”, pero en realidad ofrecía relaciones sexuales explícitas a cambio de dinero.
💬 ¿Quiénes son las mujeres que captaban clientes?
El dato más alarmante del caso es que casi todas las mujeres encargadas de la captación eran de origen chino, según confirmó la policía.
Muchas de ellas habían respondido a anuncios en periódicos comunitarios en chino publicados en Japón, donde se ofrecían trabajos con frases ambiguas como “servicio de atención”, “masajes” o “salones VIP”, sin aclarar que se trataba de prostitución.
Estas mujeres no solo enfrentaban la barrera del idioma, sino también una vulnerabilidad legal: algunas trabajaban más allá de los permisos de su visa, otras estaban endeudadas por los costos de viaje o alojamiento que el propio empleador les impuso.
Una de ellas, según fuentes policiales, habría declarado:
“Pensé que era trabajo de masajes. Nunca me dijeron que tenía que salir a buscar clientes en la calle”.
💸 Un negocio millonario
Desde su apertura en 2022, el local habría generado al menos 350 millones de yenes. Taniguchi admitió los hechos y justificó sus acciones diciendo:
“Lo hice para ganarme la vida. Era mi único sustento”.
Pero ese “sustento” se construyó sobre la precariedad y la posible coacción de mujeres en situación irregular o con pocas alternativas.
⚖️ ¿Qué dice la ley japonesa?
Japón prohíbe la prostitución directa, pero permite servicios sexuales no explícitos en ciertos establecimientos regulados por la Ley de Control del Entretenimiento para Adultos (風営法).
Sin embargo, lo ocurrido en Gotanda sí constituye un delito claro:
-
Reclutamiento sexual activo en la vía pública (客引き) es ilegal.
-
Ofrecer sexo explícito a cambio de dinero rompe con la Ley de Prevención de la Prostitución.
-
Emplear extranjeras sin permisos laborales adecuados o con engaños viola la Ley de Inmigración.
🧑⚖️ ¿Qué puede pasar ahora?
Los responsables enfrentan:
-
Penas de hasta 10 años de prisión
-
Multas millonarias
-
Cierre del establecimiento
-
Posibles cargos adicionales si se demuestra trata de personas
Las mujeres extranjeras, si son reconocidas como víctimas de explotación o engaño, pueden recibir asistencia legal y protección humanitaria, aunque en la práctica muchas son deportadas sin protección efectiva.
🧠 ¿Qué hay detrás de este fenómeno?
Este caso pone en evidencia un patrón repetido en Japón:
-
Mujeres extranjeras que llegan con expectativas de empleo honesto.
-
Agencias que publican anuncios ambiguos y manipuladores en su idioma.
-
Negocios que se aprovechan de su desesperación económica y desconocimiento del idioma.
-
Un sistema legal que castiga más rápido que protege.
❤️ Reflexión final
Este no es solo un caso policial. Es un retrato incómodo de cómo el sueño japonés de muchas migrantes se convierte en una trampa.
Y es una llamada urgente a mirar más allá del crimen y entender que quienes muchas veces son tratadas como delincuentes, son en realidad víctimas de un sistema que las invisibiliza.
©NoticiasNippon