TOKIO.- El 25 de febrero, el mercado de divisas de Tokio experimentó una notable apreciación del yen frente al dólar y el euro, impulsada por la creciente incertidumbre sobre el futuro de la economía estadounidense.
Esta tendencia llevó al yen a ganar más de un yen en su cotización frente al dólar en comparación con el cierre de la semana anterior.
Cotizaciones clave del mercado
- Dólar/Yen: A las 17:00 horas (hora de Japón), el tipo de cambio se situó en 1 dólar = 149,27 – 149,29 yenes, lo que representó una revalorización del yen de 1,29 yenes respecto al cierre del viernes.
- Euro/Yen: El yen también se fortaleció frente al euro, situándose en 1 euro = 156,19 – 156,23 yenes, con una apreciación de 1,77 yenes.
- Euro/Dólar: La cotización del euro frente al dólar se ubicó en 1 euro = 1,0463 – 1,0465 dólares.
Factores detrás del fortalecimiento del yen
Según analistas del mercado, la apreciación del yen estuvo impulsada por la creciente preocupación sobre la economía estadounidense. Durante el fin de semana, se publicaron indicadores económicos clave que reflejaron un deterioro mayor al esperado en la actividad económica de EE.UU., lo que generó incertidumbre entre los inversionistas. Como resultado, se produjo una caída en las tasas de interés de los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo.
Esta reducción en las tasas de interés desincentivó la inversión en dólares, provocando una venta de esta moneda y un consecuente aumento en la demanda de yenes, considerado un activo refugio en tiempos de incertidumbre.
Perspectivas futuras del mercado
Los expertos prevén que el mercado de divisas seguirá influenciado por la evolución de los indicadores económicos de EE.UU. Si las cifras económicas continúan mostrando debilidad, es probable que el yen mantenga su tendencia alcista frente al dólar. Sin embargo, cualquier señal de recuperación en la economía estadounidense o un posible ajuste en la política monetaria de la Reserva Federal podría revertir esta tendencia.
En resumen, la apreciación del yen en esta jornada estuvo motivada por una combinación de factores macroeconómicos y la disminución de los rendimientos de los bonos en EE.UU., lo que impulsó la salida de capitales del dólar hacia monedas como el yen.
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