Entre suavidad y respeto: el papel higiénico como reflejo del alma japonesa
📍Tōkyō | 11 de octubre
En un país donde hasta los gestos cotidianos se vuelven arte y respeto, Japón dedica cada 11 de octubre a un protagonista silencioso: el rollo de papel higiénico.
Sí, ese pequeño cilindro blanco que gira sin gloria en nuestros baños, pero que acompaña la vida diaria con una constancia inquebrantable.
🏭 Un homenaje a lo invisible
La fecha fue instaurada por Nippon Paper Crecia Co., Ltd., empresa con sede en Kanda-Surugadai, Tokio, reconocida por fabricar productos como pañuelos, toallas de cocina y, por supuesto, papel higiénico.
Eligieron el 10 (por “toilet”) y el 11 (por las dos “l” de “roll”), creando así un juego de números que encierra humor y ternura.
Desde 2023, la efeméride forma parte oficial del calendario de conmemoraciones de Japón.
📜 De los barcos de lujo a los hogares japoneses
El primer rollo japonés nació en 1924, pero no fue para todos: se usaba en barcos de lujo y hoteles elegantes.
Solo décadas más tarde, con la expansión del alcantarillado y los sanitarios modernos, el “toilet roll” se convirtió en un símbolo de limpieza y confort cotidiano.
Fue en 1963, cuando la empresa Sanyo Scott —antecesora de Crecia— lanzó el primer rollo doméstico bajo la marca “Scott Toilet Tissue”, que comenzó la verdadera revolución del papel higiénico en Japón.
Hoy, sus marcas Kleenex y Scottie son sinónimo de suavidad, cuidado y fiabilidad.
💧 Más que papel: cultura, cuidado y respeto
En Japón, donde la higiene se entiende como una forma de respeto hacia los demás, el papel higiénico es un reflejo de la delicadeza cultural.
En los supermercados, se apilan torres de rollos envueltos con colores suaves, aromas discretos y promesas de “suavidad como una flor”.
Cada diseño, cada textura, revela algo del alma japonesa: la atención al detalle incluso en lo más cotidiano.
❤️ Un día para mirar atrás… y hacia el baño
El トイレットロールの日 nos invita a detenernos un instante y reconocer la evolución de un invento que ha cambiado la forma en que vivimos la intimidad.
Es una jornada simbólica que nos recuerda que, incluso en lo más simple, hay historia, innovación y humanidad.
Porque en Japón, hasta un rollo de papel puede contar una historia de progreso y gratitud.
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