📍Tōkyō | 6 de junio de 2025
Hoy, Japón celebra el Día del Ikebana (いけばなの日), una festividad que honra el arte tradicional del arreglo floral japonés y busca conectar a las personas con la naturaleza y la belleza efímera de las flores.
El Ikebana no es solo un simple arreglo de flores: es un arte que cultiva la sensibilidad, la paciencia y la espiritualidad. Sus orígenes se remontan al período Muromachi (siglos XIV-XVI), cuando los monjes budistas comenzaron a ofrecer flores en los altares y, con el tiempo, el arte evolucionó hasta convertirse en una disciplina respetada y refinada.
¿Por qué el 6 de junio?
La elección de esta fecha no es casual. Según las creencias tradicionales japonesas, iniciar el aprendizaje de las artes (ya sea música, danza, teatro o ikebana) a la edad de 6 años, un 6 de junio, se considera de buena suerte. Se cree que este día favorece el crecimiento personal y el éxito, como si las flores y las personas florecieran juntas. Esta tradición tiene raíces en el clásico Fūshi Kaden de Zeami, un antiguo tratado sobre el teatro Nō que destaca la importancia de empezar a aprender desde pequeño.
Además, la Asociación de Arte Ikebana de Japón propuso en 2020 que cada 6 de junio se celebre oficialmente este día para difundir la cultura del ikebana. Desde entonces, esta fecha ha cobrado vida en las escuelas de ikebana y en las comunidades locales, que la celebran con entusiasmo.
Una celebración abierta a todos
En todo el país, las asociaciones de ikebana organizan exhibiciones, demostraciones y talleres abiertos al público, muchos de ellos gratuitos. Hoy, en la ciudad de Kioto, por ejemplo, la Asociación de Ikebana de Kioto organiza la “Presentación de Ikebana: Naturaleza y Forma” en el Centro de Artes de Kioto, donde maestros florales muestran sus creaciones inspiradas en la flor del año: la hortensia.
En Osaka, la Asociación de Floristas de Osaka acoge una exhibición especial llamada “Ikebana Osaka”, donde decenas de escuelas participan con sus interpretaciones de la flor y el espacio. Los asistentes pueden observar de cerca cómo se combinan ramas, flores y hojas para crear armonía y transmitir emociones.
Más que un arte: un momento de conexión y reflexión
El Día del Ikebana no es solo un evento artístico, sino una oportunidad para reflexionar sobre el vínculo entre las personas y la naturaleza. En un país donde la naturaleza juega un papel central en la vida cotidiana —con sus estaciones bien marcadas y sus paisajes cambiantes—, el ikebana enseña a apreciar cada flor y cada rama como parte de un todo que conecta al ser humano con su entorno.
En palabras de Yoko Tanaka, maestra de la escuela Sogetsu de Tokio, “El ikebana nos enseña a escuchar a las flores, a observar su forma y a dialogar con ellas. En cada arreglo hay una historia que habla de la impermanencia y de la belleza de la vida misma”.
Una celebración para compartir
En redes sociales, la Asociación de Arte Ikebana anima a compartir fotos de los arreglos florales con etiquetas como #ikebana y el nombre de la flor elegida del año. Esto no solo busca difundir el arte en Japón, sino también a nivel mundial, recordando que el ikebana puede practicarse en cualquier lugar como un puente entre culturas.
Para muchos japoneses —y cada vez más extranjeros—, el Día del Ikebana es una invitación a detenerse, respirar y conectar con el ciclo de la vida a través de las flores. Una manera de aprender de la naturaleza y de uno mismo.
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