📍Tōkyō | 25 de junio de 2025


Bajo un sol implacable que supera los 30 °C en pleno junio, caminar por las calles de Tokio se convierte en una experiencia agotadora.

En medio del sudor y el calor, una máquina expendedora de Coca-Cola ofrece un refresco tentador. Pero al acercarse, una sorpresa: el precio marcado para una botella de 500 ml es de 180 yenes.

Hace apenas unos años, esa misma bebida costaba 140 yenes. Y para octubre, se avecina otro aumento: alcanzará los 200 yenes.

Para muchos residentes, esta escena resume un cambio de época. Las emblemáticas máquinas expendedoras japonesas —símbolo de conveniencia, eficiencia y vida urbana— se están volviendo un lujo cotidiano. ¿Qué está pasando?

 

📈 La inflación también golpea al refresco


Los precios de las bebidas en Japón, especialmente en las máquinas expendedoras, han subido de forma constante en los últimos años. El motivo principal: el aumento del costo de los insumos, tanto nacionales como importados, desde el azúcar y el aluminio hasta la electricidad que alimenta los equipos. La debilidad del yen también ha encarecido los productos extranjeros o los ingredientes que Japón no produce localmente.

Si bien en supermercados o tiendas se pueden encontrar botellas más baratas, las máquinas expendedoras no tienen margen para competir en precios. Al contrario: ahí las empresas pueden fijar sus propios valores sin descuentos ni promociones.

 


📉 Las máquinas ya no venden como antes

Sin embargo, este modelo de negocio ya no es tan sólido como antes. A pesar de tener presencia en casi todas las esquinas, estaciones y oficinas, las máquinas expendedoras están vendiendo cada vez menos. El número total de unidades activas en Japón cayó de 2,47 millones en 2014 a 2,04 millones en 2024, según datos de la firma 飲料総研 (Instituto de Investigación de Bebidas).

Y aún así, cerca del 10% de las máquinas dan pérdidas. Se espera que tras el nuevo aumento de precios en octubre, esa cifra se dispare hasta el 20% o incluso 30%, si los consumidores se alejan aún más.

 


🏪 El konbini y la sombra del declive

Hay múltiples razones detrás de esta caída. Por un lado, el auge de las tiendas de conveniencia (konbini), con precios más competitivos, promociones y variedad. Por otro, los cambios en el flujo de personas desde la pandemia: menos trabajadores en oficinas, más teletrabajo, y por ende, menos compras espontáneas en máquinas callejeras.

A eso se suma el declive demográfico: cada año hay menos consumidores potenciales en Japón, especialmente en zonas rurales donde mantener una máquina resulta cada vez menos rentable.

 


💼 Golpe a los gigantes del sector

Incluso los grandes nombres están sintiendo la presión.

  • DyDo Group Holdings, que depende fuertemente de las ventas en máquinas expendedoras, reportó pérdidas operativas por 23 mil millones de yenes entre febrero y abril de 2025.

  • Coca-Cola Bottlers Japan Holdings, que opera unas 700.000 máquinas, ha visto una caída progresiva de ventas desde su última alza de precios en 2024.

  • En Suntory, altos directivos han reconocido que el impacto del alza fue inmediato y profundo: “las ventas en máquinas cayeron de golpe”.

 


🤝 De rivales a aliados: colaboración entre competidores

Ante este panorama, algo poco común en el mundo empresarial japonés está ocurriendo: la colaboración entre marcas rivales.

  • Ya desde 2016, empresas como DyDo y Kirin o Asahi e Ito En comenzaron a vender productos de la competencia en sus máquinas, compartiendo el espacio y buscando atraer a más compradores.

  • En 2023, DyDo y Asahi fueron más lejos y crearon una empresa conjunta para compartir tecnología de IA que optimiza rutas de reposición y reduce costos operativos.

Esto marca una nueva etapa: más allá de la competencia, se abre camino la cooperación estratégica para sobrevivir en un mercado saturado, costoso y con menos clientes.

 


🧃 Una nueva relación con lo cotidiano

El alza del precio de una Coca-Cola puede parecer anecdótica, pero refleja un fenómeno más profundo: el cambio en el consumo urbano, la pérdida de rentabilidad de viejas fórmulas y la necesidad de reinventar un ícono de la vida diaria en Japón.

Las máquinas expendedoras siguen siendo parte esencial del paisaje japonés, pero en 2025, ya no son las mismas. Lo que antes era símbolo de progreso y abundancia, ahora lucha por adaptarse a un país que cambia —en edad, en número y en hábitos— más rápido de lo que sube el termómetro.



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