📍Manila | 7 de junio de 2025
Casi 30 años después de un violento asalto que conmocionó a la comunidad de Kamata, en el distrito de Ota de Tokio, las autoridades filipinas detuvieron a Aihara Kunio, de 61 años, principal sospechoso del ataque.
Según medios locales que citaron a la Policía Metropolitana de Tokio y de la Oficina de Inmigración de Filipinas, Aihara fue arrestado en Manila por estancia ilegal y será deportado próximamente a Japón.
🔪 El crimen y sus consecuencias
En febrero de 1995, Aihara, junto a dos cómplices, irrumpió en un café de juegos de Kamata y atacó con un cuchillo al gerente del local, a quien también patearon y despojaron de unos 700.000 yenes en efectivo (alrededor de 4.400 dólares al cambio actual). Aunque el gerente sobrevivió con heridas leves, el asalto causó un gran impacto en la comunidad y marcó un antes y un después en la percepción de la seguridad en el barrio.
Los otros dos sospechosos fueron arrestados el mismo día por la policía japonesa, pero Aihara logró huir del país y permaneció prófugo durante casi 30 años. Desde entonces, figuraba en la lista de personas buscadas internacionalmente por la Interpol, mientras las autoridades japonesas seguían investigando posibles redes de apoyo que le habrían permitido esconderse en el extranjero.
⚖️ Marco legal japonés
El delito principal atribuido a Aihara —robo con lesiones— está regulado en el Código Penal japonés (刑法), específicamente en su artículo 240, que establece penas severas para quienes, en el curso de un robo, causan lesiones físicas a la víctima. La pena puede oscilar entre un mínimo de 6 años y un máximo de cadena perpetua, dependiendo de la gravedad de las lesiones y de la participación del acusado.
En Japón, la prescripción para delitos graves como el robo con lesiones se interrumpe cuando la persona huye y es incluida en una orden de búsqueda internacional, como ocurrió en este caso. Esto significa que, aunque el crimen ocurrió en 1995, Aihara aún puede ser juzgado y condenado.
🌐 Cooperación internacional
El arresto de Aihara fue posible gracias a la colaboración entre la policía japonesa, la Oficina de Inmigración de Filipinas y organismos internacionales como la Interpol. Japón y Filipinas han suscrito acuerdos bilaterales de cooperación en materia de justicia penal y extradición, además de compartir información a través de canales policiales internacionales como la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
En este caso, Aihara figuraba en la lista de personas buscadas por la Interpol, lo que permitió a las autoridades filipinas identificarlo y detenerlo por infracción a las leyes migratorias locales. Esta cooperación se inscribe en el marco de acuerdos más amplios entre ambos países para combatir la delincuencia transnacional y garantizar la seguridad pública.
✈️ El proceso de extradición y deportación
Filipinas y Japón no tienen un tratado formal de extradición, pero ambos países utilizan mecanismos alternativos basados en la Ley de Inmigración filipina (Philippine Immigration Act) y en acuerdos bilaterales de cooperación. En este caso, Aihara fue arrestado por estancia ilegal en Filipinas, lo que permite su deportación —una figura jurídica más rápida que la extradición—.
Una vez deportado a Japón, Aihara será puesto a disposición de las autoridades judiciales y policiales para ser interrogado y procesado formalmente. El proceso incluirá:
✅ Custodia policial inmediata en Japón.
✅ Posible interrogatorio y recopilación de pruebas adicionales.
✅ Enjuiciamiento en base al Código Penal japonés (artículo 240).
✅ Juicio en un tribunal de distrito (probablemente el Tribunal de Distrito de Tokio) con derecho a defensa y apelación.
🕊️ Impacto en las víctimas y la comunidad
Más allá de lo legal, este caso trae un atisbo de justicia para el gerente atacado y para la comunidad que vivió años con la incertidumbre de saber que el principal sospechoso estaba prófugo. Para muchos, su detención significa el cierre de una herida abierta desde hace casi 30 años y envía un mensaje claro de que la cooperación internacional puede alcanzar incluso a quienes intentan evadir la justicia durante décadas.
📊 Cifras de delitos internacionales y coordinación Japón-Filipinas
El caso de Aihara no es un hecho aislado: en los últimos años, Japón ha intensificado sus esfuerzos para localizar y repatriar a ciudadanos japoneses acusados de delitos graves que huyen al extranjero. Según estadísticas de la Agencia Nacional de Policía de Japón, en 2024 se contabilizaban al menos 72 personas japonesas que figuraban en listas de búsqueda internacional por delitos como homicidio, robo con violencia, fraude y delitos económicos.
En el caso de Filipinas, este país se ha convertido en un lugar recurrente de refugio para algunos prófugos, debido a la presencia de comunidades de expatriados japoneses y a la facilidad de entrada con visados de turismo. En 2023, se estimó que al menos 5 fugitivos japoneses fueron arrestados en Filipinas gracias a la cooperación bilateral.
🌏 Cooperación bilateral en cifras y mecanismos
Aunque Japón y Filipinas no tienen un tratado de extradición formal, ambos países han desarrollado un sistema práctico de cooperación basado en:
✅ Canales diplomáticos y policiales: A través de las embajadas y de Interpol, Japón puede solicitar la detención de sospechosos japoneses en Filipinas.
✅ La Ley de Inmigración filipina: Permite deportar a extranjeros que hayan violado las leyes migratorias locales, como el caso de Aihara.
✅ Intercambio de información policial: La Policía Nacional de Filipinas (PNP) y la Agencia Nacional de Policía de Japón (NPA) mantienen contacto frecuente para compartir información de inteligencia sobre sospechosos.
Entre 2022 y 2024, las autoridades filipinas deportaron al menos 10 personas japonesas acusadas de delitos graves en Japón. En la mayoría de estos casos, la detención se logró inicialmente por violaciones migratorias (por ejemplo, residencia ilegal o visados vencidos). Posteriormente, las autoridades japonesas asumieron la custodia de los detenidos y procedieron a su enjuiciamiento según la legislación japonesa.
🚨 Lecciones aprendidas
El caso de Aihara muestra la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra la delincuencia transnacional. A pesar de la falta de un tratado formal de extradición, la combinación de mecanismos diplomáticos, policiales y migratorios ha permitido a Japón y Filipinas trabajar juntos de manera efectiva.
Para las autoridades japonesas, esta experiencia ha reforzado la necesidad de fortalecer la cooperación con países de la región y de actualizar los procedimientos de búsqueda y localización de fugitivos internacionales. Para Filipinas, el caso subraya la importancia de controlar de manera más estricta las estancias ilegales y de colaborar con países que buscan repatriar a sus ciudadanos para que rindan cuentas ante la justicia.
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