📍Tōkyō | 15 de junio de 2025
En su gira oficial por Brasil como representante de la familia imperial japonesa, la princesa Kako de Akishino ha enfrentado no sólo un apretado itinerario por ocho ciudades en diez días, sino también una situación incómoda que ha levantado preocupaciones sobre la protección de su privacidad y la exposición de los miembros de la realeza en el extranjero.
El episodio ocurrió el pasado 9 de junio, cuando un pasajero publicó en redes sociales un video tomado dentro de un avión comercial donde aparece la princesa dormida durante uno de sus traslados internos.
Aunque el clip no tenía tono ofensivo, muchos lo interpretaron como una invasión a su intimidad, considerando su papel institucional y el contexto oficial del viaje.
🇯🇵🤝🇧🇷 Una visita histórica
La visita de la princesa Kako tiene como motivo el 130° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Japón y Brasil, país que acoge a la mayor comunidad japonesa fuera de Japón.
Durante su gira, Kako-sama ha participado en homenajes, ha visitado museos de la inmigración japonesa, ha asistido a presentaciones culturales y ha estrechado vínculos con las comunidades nikkei.
Pero este viaje también ha implicado largas distancias, altísima demanda física y emocional, y un nivel de exposición que va más allá del protocolo imperial habitual.
La princesa, de 30 años, ha sido descrita como alguien con gran resistencia: fue patinadora artística en su infancia y participó activamente en un club de danza durante su etapa universitaria. Sin embargo, ni siquiera esa fortaleza física parece suficiente para el ritmo de esta gira.
🛫 Un día con cuatro destinos y una escala polémica
El día del incidente, Kako-sama había visitado:
- Rolândia (Paraná), donde conoció el museo japonés local.
- Se trasladó en auto a Londrina, a unos 20 km, para presenciar un espectáculo de tambores taiko.
- Luego se dirigió a Campinas (estado de São Paulo), donde tomó un vuelo a su siguiente destino: Campo Grande, en el estado de Mato Grosso do Sul.
Un trayecto de más de 1.000 kilómetros, agotador incluso para viajeros frecuentes. Para sorpresa de muchos, ese tramo lo realizó en un vuelo de clase económica, compartiendo fila con pasajeros comunes. Fue ahí donde, exhausta, se quedó dormida —y fue grabada por uno de los presentes—.
El pasajero, entrevistado por medios brasileños, señaló que la princesa “saludó en japonés, se inclinó y se sentó con naturalidad”, mientras era acompañada por varios hombres que parecían agentes de seguridad. No obstante, nada impidió que su imagen fuera captada y divulgada sin su consentimiento.
👥 Debate en Japón: ¿privacidad o exposición innecesaria?
Expertos y comentaristas en Japón no tardaron en reaccionar. La columnista y observadora de la familia imperial Kaneko Shinsan apuntó que “el cansancio acumulado, sumado a la tensión constante de representar a Japón en el exterior, probablemente hicieron que bajara un poco la guardia durante el vuelo”.
También lamentó que, por cuestiones logísticas y quizás presupuestarias, la princesa haya tenido que viajar entre el público general, aumentando los riesgos de exposición indebida.
La periodista especializada en temas imperiales que cubre la gira señaló que el tramo entre Campinas y Campo Grande sólo se ofrece en clase económica, sin opciones de ejecutiva o vuelos privados comerciales en esa franja horaria, lo cual podría explicar la decisión logística.
Aunque algunos se preguntan por qué no se optó por un bus privado —modalidad común en Brasil—, expertos en seguridad explican que los robos a mano armada en rutas interurbanas son un riesgo real, y que volar era más seguro y rápido, aunque no libre de inconvenientes.
🕊️ Más allá del protocolo: lo humano en la figura imperial
La imagen de Kako-sama dormida, captada de manera furtiva, ha generado una respuesta empática por parte de muchos ciudadanos japoneses y brasileños. “Verla así, descansando por un momento después de tanto esfuerzo, me hace admirarla más”, comentaba una usuaria en redes sociales.
Pero también ha reavivado el debate sobre la manera en que Japón protege la dignidad de sus figuras públicas en el extranjero.
Si bien la familia imperial mantiene una imagen reservada y cuidada, las circunstancias actuales —más viajes internacionales, menos presupuesto y menos formalidades— están exponiéndolos a situaciones complejas.
Este incidente puede parecer trivial, pero pone sobre la mesa una cuestión de fondo: ¿cómo equilibrar la cercanía de la familia imperial con el pueblo y la necesidad de proteger su imagen y privacidad, especialmente en entornos internacionales donde las reglas del juego cambian?
🧳 Lo que sigue
La gira de la princesa Kako concluye el 15 de junio, y hasta ahora ha transcurrido sin mayores contratiempos oficiales. Se espera que sus próximas actividades sigan enfocadas en el fortalecimiento del vínculo Japón-Brasil, especialmente con las generaciones jóvenes de descendientes japoneses.
🧩 Conclusión
Este episodio —una simple imagen de alguien dormido— se vuelve símbolo de algo más profundo: el peso de la representación, la vulnerabilidad en contextos modernos y la necesidad de cuidar la humanidad detrás del cargo.
La princesa Kako no solo representa a una institución milenaria. En estos días, representa también la cara moderna, empática y cercana de una monarquía que busca adaptarse a nuevos tiempos sin perder su esencia. Que pueda hacerlo con respeto, privacidad y protección es, en muchos sentidos, responsabilidad de todos.
ACTUALIZACIÓN
La Casa Imperial pidió sin éxito a Twitter (ahora X) eliminar un video viral de la Princesa Kako dormida en un vuelo comercial. La plataforma dijo que no violaba sus reglas. La entidad lo consideró inapropiado.
Twitter (ahora X) respondió que el video no violaba sus términos de servicio, por lo tanto no podía ser eliminado.
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