SEÚL.- El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, decretó la ley marcial de emergencia, marcando la primera vez que se toma esta medida desde 1979.
Este acto histórico evoca el período previo al Levantamiento de Gwangju en 1980, un evento crucial en la historia de la democracia surcoreana.
La decisión incluye el cierre total de la Asamblea Nacional, generando un ambiente de incertidumbre política y tensiones entre los partidos políticos.
Reacciones políticas y sociales
1. Oposición
– El Partido Democrático, principal fuerza opositora, convocó de manera urgente a sus legisladores, destacando su rechazo al cierre de la Asamblea Nacional.
– El presidente de la Asamblea Nacional intentó dirigirse al edificio legislativo, pero este ya había sido cerrado por las fuerzas policiales.
2. Oficialismo
– Aunque en general respaldan al presidente Yoon, el líder del partido gobernante criticó la declaración de la ley marcial, calificándola de «inapropiada» y señalando la necesidad de dialogar.
3. Respuesta Ciudadana:
– Hasta el momento, las reacciones públicas son inciertas, pero históricamente, las declaraciones de ley marcial han llevado a protestas masivas, como ocurrió en el caso de Gwangju.
Alcance y restricciones según el decreto de ley marcial
El decreto incluye disposiciones draconianas que restringen severamente las libertades civiles:
1. Prohibición de actividades políticas
– Toda actividad de partidos, asociaciones políticas, el funcionamiento de la Asamblea Nacional y protestas están terminantemente prohibidos.
2. Control de medios y publicaciones
– Toda información será censurada por el Comando de la Ley Marcial para evitar la «manipulación de la opinión pública».
3. Restricciones laborales y sociales
– Las huelgas y manifestaciones laborales están prohibidas.
– Médicos y profesionales en huelga tienen 48 horas para regresar a sus puestos, bajo amenaza de sanciones legales.
Contexto histórico
La Constitución de Corea del Sur permite al presidente declarar la ley marcial bajo circunstancias extremas, regulada por la Ley Marcial.
Sin embargo, este poder ha sido históricamente utilizado por regímenes autoritarios para consolidar el poder:
– Primera declaración (1948): Durante el Incidente Yeosu-Suncheon, que involucró un levantamiento comunista.
– Década de 1970: El uso de la ley marcial se intensificó durante el régimen autoritario de Park Chung-hee y, posteriormente, bajo Chun Doo-hwan.
Desde 1979 no se había declarado la ley marcial, lo que subraya la excepcionalidad de esta decisión.
Implicaciones políticas y sociales
1. Erosión de la democracia
– El decreto prohíbe cualquier actividad que «niegue o intente derrocar el sistema democrático liberal», lo cual podría interpretarse como una herramienta para suprimir voces críticas al gobierno.
– La censura a medios y la prohibición de manifestaciones limitan severamente la libertad de expresión y de asociación.
2. Paralización del gobierno
– El cierre de la Asamblea Nacional debilita los mecanismos de supervisión y control del poder presidencial, lo que podría desencadenar una crisis institucional.
3. Tensiones internacionales
– Corea del Sur, considerada un bastión de la democracia en Asia, podría enfrentar presiones de aliados como Estados Unidos para justificar esta medida extrema.
Escenarios futuros
1. Movilización ciudadana:
– Basándonos en precedentes como el movimiento pro-democracia de Gwangju, es posible que haya un aumento en las protestas ciudadanas.
2. Intervención internacional
– Países aliados podrían instar a Yoon a revertir el decreto, señalando el impacto negativo en la imagen internacional del país.
3. Desafíos legales
– Aunque la Constitución permite la ley marcial, la oposición podría argumentar que su implementación es inconstitucional si no hay justificación suficiente.
La declaración de la ley marcial por parte del presidente Yoon marca un momento decisivo para Corea del Sur, que pone a prueba los límites de su sistema democrático.
EL DATO
A medida que la situación evolucione, será crucial observar cómo responden la ciudadanía, los partidos políticos y la comunidad internacional frente a este drástico movimiento.
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