📍Tōkyō | 8 de mayo de 2025
En un anuncio que encendió las alarmas dentro y fuera de Japón, Toyota Motor Corporation comunicó sus proyecciones para el actual año fiscal (abril 2024–marzo 2025), anticipando una reducción de casi el 35% en su ganancia neta con respecto al ejercicio anterior.
La empresa estima que sus beneficios caerán a 3,1 billones de yenes, pese a esperar un leve crecimiento del 1% en sus ventas totales.
Este movimiento financiero no solo tiene implicaciones bursátiles o corporativas: podría tener consecuencias reales y preocupantes para los miles de trabajadores extranjeros que emplea directa o indirectamente en Japón y en sus fábricas en el extranjero, especialmente en tiempos de endurecimiento de políticas comerciales globales.
📉 Una caída que inquieta al mundo laboral
El descenso esperado en las ganancias responde, en gran parte, al regreso de políticas arancelarias más agresivas desde Estados Unidos —donde la administración Trump ha reactivado aranceles del 25% a automóviles importados y a piezas desde abril y mayo, respectivamente. Esto afecta directamente a Toyota, que depende de una cadena global de producción e intercambio de partes.
Las consecuencias ya se hacen sentir en:
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Aumentos en los costos de producción
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Incertidumbre sobre el flujo de exportaciones
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Planes de reestructuración operativa para mantener márgenes
🧑🏭 ¿Qué significa esto para los trabajadores extranjeros?
En Japón, Toyota emplea directamente a miles de trabajadores extranjeros —muchos provenientes de Brasil, Perú, Vietnam y Filipinas— bajo diferentes figuras legales como trabajadores técnicos, de planta temporal o aprendices.
Posibles impactos:
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Reducción de contrataciones nuevas:
Si Toyota decide recortar costos en sus plantas dentro de Japón (como las de Aichi, Gifu o Fukuoka), podría frenar el ingreso de nuevos empleados extranjeros en 2025 y 2026. Muchos de estos puestos son parte de programas de formación técnica o de mano de obra intensiva. -
No renovación de contratos temporales:
Muchos trabajadores extranjeros están empleados bajo contratos de corta duración. Ante una presión financiera, es común que las empresas prioricen no renovar estos contratos antes que despedir empleados fijos japoneses. -
Recortes en horas extras y turnos:
En lugar de despedir personal, otra táctica típica es reducir las horas laborales disponibles, lo que repercute directamente en el salario mensual, muy dependiente de horas extras en este tipo de trabajos industriales. -
Incertidumbre migratoria y familiar:
Para los trabajadores que tienen familia en Japón o envían remesas al extranjero, cualquier reducción de ingresos impacta también en su estabilidad migratoria y en la vida diaria de sus seres queridos.
🌐 ¿Y en el extranjero?
Toyota también opera fábricas con trabajadores locales y extranjeros en:
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Estados Unidos (Kentucky, Texas, Mississippi)
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México (Guanajuato, Baja California)
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Tailandia, Indonesia y Vietnam, donde muchos empleos dependen de la producción para exportación.
Con los nuevos aranceles y la presión para “volver a producir en EE.UU.”, Toyota podría:
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Replantear inversiones futuras en países en desarrollo
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Cambiar la función de ciertas plantas
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Generar reubicaciones forzadas o cierres parciales
💬 Testimonios silenciosos: “No sabemos qué pasará el próximo mes”
Varios trabajadores de Toyota en Japón consultados por medios locales afirman que aún no han recibido avisos de despidos, pero sí han notado señales:
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Menos turnos extras
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Pausas en las contrataciones
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Rumores internos sobre ajustes en las líneas de montaje
Para muchos, que llegaron a Japón con la esperanza de construir una vida estable, estas noticias alimentan la ansiedad.
🧭 Conclusión: más allá de los números
Toyota sigue siendo una de las empresas más estables del país, pero su proyección a la baja muestra que ni siquiera los gigantes son inmunes a los vaivenes políticos globales.
Para los trabajadores extranjeros, que muchas veces carecen de redes de apoyo o dominio del idioma, cualquier decisión empresarial se convierte en una amenaza directa a su seguridad económica y personal.
Es crucial que las autoridades laborales y municipales en Japón refuercen los canales de orientación en varios idiomas, y que Toyota asuma con responsabilidad el impacto humano de sus estrategias financieras.
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