📍Tōkyō | 15 de mayo de 2025


Lo que para algunas personas podría parecer una simple travesura, se convirtió en un delito formal.

En Osaka, dos adolescentes de 16 años protagonizaron un incidente que se volvió viral y terminó con consecuencias legales: bebieron directamente de una jarra comunitaria de té verde (お茶ピッチャー) en una sucursal de la cadena de gyūdon Sukiya, mientras se reían y eran grabadas por una tercera persona. El video fue subido a redes sociales, causando indignación generalizada en Japón y llevando a que la policía actuara.

 


🕵️‍♀️ Cómo las identificaron


La policía  analizó el video viral, reconoció a las chicas por su apariencia, voz y ropa, y tras interrogarlas, ellas admitieron lo ocurrido. No fueron arrestadas, pero sí “書類送検” (shorui sōken), es decir, su caso fue remitido a fiscalía juvenil para evaluación.

 


🧼 Impacto para la empresa


El acto no fue solo una «broma». El recipiente común fue contaminado, el local tuvo que aplicar limpieza especial y suspender servicios, lo cual afectó la higiene, la operación y la imagen de Sukiya.
En Japón, donde la confianza, el respeto por lo compartido y la higiene son valores clave, esto se percibió como un ataque al tejido social.

 


🧒🏽 ¿Qué pasará con las denunciadas?


Al ser menores de edad, no irán a prisión como adultos, pero podrían:

  • Recibir advertencias formales o medidas disciplinarias,

  • Ser llamadas al tribunal familiar para seguimiento,

  • E incluso ser derivadas a centros juveniles de corrección si se ve falta de arrepentimiento.

También podrían enfrentar consecuencias escolares o sociales, como expulsión o aislamiento, dado el fuerte estigma que este tipo de escándalos acarrea en Japón.

 


🧠 ¿Por qué se considera grave en Japón?


Lo que para algunos fuera podría parecer solo una travesura, en Japón se toma con mayor seriedad por varias razones:

  • Respeto profundo por espacios compartidos,

  • Alto estándar en higiene y cortesía social,

  • Rechazo generalizado a actos de «meiwaku kōi» (molestia pública),

  • Preocupación creciente por malos comportamientos virales entre jóvenes.

 


📱 Redes sociales como doble filo


El video fue pieza clave para identificar a las chicas, pero también generó una presión pública inmensa. El caso se convirtió en un símbolo de la tendencia conocida como “テレビで妨害” (terebi de bōgai): jóvenes que sabotean locales solo para grabarse.

Muchos usuarios etiquetaron directamente a Sukiya, exigieron acción y señalaron la sucursal exacta. La empresa, por su parte, emitió disculpas y reforzó protocolos.

Este caso muestra cómo una broma mal entendida puede tener consecuencias legales serias en Japón, incluso sin daños físicos.

También pone sobre la mesa el poder (y el riesgo) de las redes sociales, y la necesidad de educación digital y ética pública entre los jóvenes.

 

 

 


⚖️ ¿Qué dice la ley?


El artículo 234 del Código Penal Japonés castiga a quien intencionalmente entorpezca o afecte el funcionamiento de un negocio.

Esto incluye casos sin violencia directa pero con afectación evidente, como sabotajes, amenazas o actos públicos que generen crisis en la empresa.

📌 Pena máxima: Hasta 3 años de prisión o multa de hasta 500,000 yenes.

En este caso, las chicas fueron formalmente enviadas a la fiscalía juvenil (書類送検, shorui sōken), una figura legal en Japón para casos en que no hay arresto inmediato, pero sí hay evidencias suficientes para continuar una investigación o iniciar un juicio juvenil.

 

 


💡 Un mensaje más allá del caso


Este tipo de incidentes refleja una preocupación más amplia en Japón sobre el comportamiento público de los jóvenes en la era digital, donde la popularidad en redes muchas veces lleva a actos irresponsables.

Y deja claro que, incluso sin violencia ni daños físicos, romper la confianza colectiva y el respeto por lo compartido puede tener consecuencias legales reales en la sociedad japonesa.

 



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