📍Tōkyō | 18 de mayo de 2025
Mientras los hogares japoneses sienten el peso del alza en los precios del arroz, un alimento básico en casi todas las mesas del país, una reciente encuesta de la agencia Kyodo News ha revelado que la ciudadanía culpa principalmente a una decisión tomada desde hace décadas: la política gubernamental de reducir intencionalmente la producción.
La encuesta, realizada a nivel nacional, mostró que el 40.1% de los encuestados considera que la causa principal del encarecimiento del arroz es que “las políticas para reducir la producción se han mantenido durante años”.
En otras palabras, una parte importante de la población cree que el gobierno, con su estrategia de control de oferta, habría preparado sin querer el terreno para una escasez que ahora golpea directamente a los consumidores.
Le siguen otras explicaciones, como:
•“El arroz era demasiado barato anteriormente” (19.9%)
•“La especulación sobre escasez e inflación” (14.6%)
•“Aumento en los costos de producción” (12.9%)
•Y en menor medida, “El aumento de la demanda” (6.5%)
🧓 Una memoria viva: los mayores recuerdan las raíces del problema
Lo más llamativo del sondeo es la fuerte diferencia generacional en las respuestas.
Mientras casi la mitad de los adultos mayores de 60 años (48.8%) señala directamente la política de reducción de cultivo como la responsable, entre los jóvenes menores de 30 años esta cifra baja al 22%.
Esta diferencia sugiere que quienes vivieron el auge del arroz en el Japón del siglo XX tienen más presente cómo funcionaban las políticas de control agrícola, y su impacto acumulativo.
“Yo recuerdo cuando en los años 80 se pagaba a los agricultores por no sembrar arroz. Era una forma de proteger el precio, pero ya no vivimos en ese Japón”, comenta el señor Tanaka, de 71 años, ex agricultor de Yamagata. “Ahora hay menos productores, menos arroz, y de repente todos se sorprenden de que falte. Pero esto se venía venir.”
📉 ¿Qué fue la política de reducción de cultivo de arroz?
Desde los años 70, Japón implementó la llamada 「減反政策」(Genpan seisaku), una política que pagaba incentivos a los agricultores para que cultivaran menos arroz o cambiaran a otros productos. La medida buscaba resolver un problema de fondo: había más arroz del que la población consumía, y los precios se desplomaban, afectando a los productores.
Pero esta estrategia, que tuvo sentido en un contexto de crecimiento poblacional, seguridad alimentaria asegurada y economía estable, siguió aplicándose aun cuando las condiciones del país cambiaron: la población comenzó a envejecer y reducirse, el clima se volvió más impredecible, y los costos de producción aumentaron.
El resultado ha sido una reducción estructural en la producción nacional de arroz, que ante condiciones excepcionales —como sequías, fenómenos climáticos o especulación del mercado— deja a Japón vulnerable.
🏠 Un problema que llega a la mesa
Para muchos hogares, especialmente aquellos con menores ingresos o familias grandes, el aumento del precio del arroz no es un tema de cifras, sino de preocupación real por el gasto diario.
“Antes compraba arroz japonés sin pensarlo. Ahora reviso si hay ofertas o compro marcas mezcladas con importado”, dice Aya, madre soltera en Osaka. “No es que quiera cambiar mis hábitos, pero el presupuesto no alcanza.”
Además, los precios del arroz no solo afectan el arroz cocido en casa: también impactan el costo de bento, onigiri, restaurantes tradicionales, e incluso las cadenas de comida rápida que usan arroz como base. Esto implica un efecto dominó en la economía cotidiana del país.
⚠️ ¿Y ahora qué?
El gobierno ha anunciado medidas de apoyo al sector agrícola y podría revisar las políticas actuales, pero muchos expertos advierten que recuperar la capacidad de producción perdida no es fácil ni rápido. Requiere infraestructura, manos jóvenes en el campo y una visión actualizada de la seguridad alimentaria nacional.
“Si seguimos dependiendo de políticas pensadas para otra época, el arroz se convertirá en un lujo, no en un básico”, advierte un académico de la Universidad de Agricultura de Tokio.
🧭 Conclusión
Este sondeo refleja un descontento creciente con decisiones agrícolas tomadas hace décadas, cuya intención era buena, pero que podrían no estar funcionando en el Japón actual. Mientras tanto, los consumidores —sobre todo los más vulnerables— ya están sintiendo las consecuencias.
El arroz, símbolo de la tradición japonesa, se convierte ahora en un termómetro del bienestar económico del hogar y en un llamado de atención sobre la necesidad de revisar las bases de la política alimentaria nacional.
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