📍Tōkyō | 19 de mayo de 2025
El arroz, alimento esencial en casi todas las mesas japonesas, volvió a subir de precio y marcó un nuevo récord histórico en los supermercados del país.
Según informó el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca (MAFF), entre el 5 y el 11 de mayo, el precio promedio de un paquete de 5 kilos alcanzó los 4,268 yenes, 54 yenes más que la semana anterior. Este aumento, aunque pueda parecer leve, representa un símbolo potente del creciente desequilibrio entre el costo de vida y los ingresos de los hogares.
Lo más preocupante es que este valor duplica los precios registrados hace un año, cuando el mismo paquete costaba entre 2,100 y 2,200 yenes. Y lo que para algunos podría ser solo un dato económico, para miles de familias en todo el país es ya un factor que cambia la forma en que se come, se compra y se planifica el día a día.
“Nunca he comprado arroz”: una frase que indignó al país
En este clima de preocupación generalizada, las palabras del actual Ministro de Agricultura, Takashi Eto, generaron un fuerte malestar entre la población. Durante una charla política en Saga, el ministro declaró:
“Yo nunca he comprado arroz. Mis simpatizantes me regalan tanto que tengo para vender.”
La frase, que pudo haber pasado como un comentario personal, fue rápidamente interpretada como una muestra de desconexión del gobierno con la realidad de la ciudadanía, especialmente con aquellas familias que deben ajustar su presupuesto cada semana.
¿Por qué sube el arroz si el gobierno está liberando reservas?
Para intentar frenar el alza, el gobierno ha comenzado a liberar parte de su reserva estratégica de arroz (conocida como 備蓄米 / bichikumai). Sin embargo, el impacto en los precios ha sido mínimo o nulo. La razón: ese arroz se está vendiendo al precio actual de mercado y no al precio más bajo en que fue adquirido originalmente.
Por ejemplo:
•El gobierno compró esos lotes hace años a entre 11,000 y 12,800 yenes por 60 kg.
•Pero hoy, el mismo arroz se vende en subasta a cerca de 22,500 yenes por 60 kg, casi el doble.
Esto significa que el Estado está obteniendo ganancias, cuando el objetivo era ayudar a las familias. De hecho, se estima que podría recaudar más de 100 mil millones de yenes si logra vender las 610,000 toneladas previstas hasta julio.
El obstáculo legal: la ley impide vender más barato
Funcionarios del Ministerio han explicado que, aunque entienden las críticas, no pueden vender por debajo del precio de mercado, ya que estarían violando la Ley de Finanzas Públicas (財政法), que exige que los bienes públicos sean vendidos a un “valor justo y realista”. También hay otras normas contables que refuerzan esta obligación.
Un vocero declaró:
“Si lo vendemos por debajo del valor de mercado, podemos estar infringiendo la ley.”
Este marco legal representa un gran límite para la intervención directa del Estado en la protección de los consumidores.
¿Y antes? Un sistema que sí permitía intervenir
Hasta 1995 existía en Japón la Ley de Gestión Alimentaria (食糧管理法), que sí permitía al Estado regular el precio del arroz de forma directa, incluso vendiéndolo por debajo del costo. Pero esa ley fue abolida como parte de la liberalización del mercado agrícola, lo que dejó al consumidor más expuesto a las variaciones del mercado y eliminó herramientas de contención de precios.
Críticas dentro del propio gobierno
Incluso dentro del Partido Liberal Democrático, que lidera el gobierno, hay voces que cuestionan el sistema. Itsunori Onodera, presidente del Consejo de Políticas del partido, visitó recientemente un almacén de arroz del gobierno y expresó:
“¿Qué sentido tiene que el Estado gane dinero con esto?”
Sus declaraciones reavivaron el debate sobre si es momento de revisar el marco legal vigente para priorizar el bienestar social por encima de la lógica fiscal.
Factores detrás del encarecimiento del arroz
1.Reducción incentivada de la producción: El gobierno, para evitar excedentes, pagó a agricultores para sembrar menos arroz durante años. Hoy, la oferta es insuficiente.
2.Clima extremo: Tifones, olas de calor y lluvias irregulares han afectado las cosechas, especialmente en prefecturas clave como Niigata, Akita y Kumamoto.
3.Altos costos de producción: El precio de fertilizantes, combustible y maquinaria ha subido, afectando directamente el costo final del arroz.
4.Compras de pánico: Mayoristas compran y almacenan grandes cantidades por miedo a la escasez, lo que reduce aún más la oferta y eleva los precios.
El impacto en la vida cotidiana
Para una familia promedio que consume 10 kilos de arroz al mes, el gasto mensual supera ya los 8,500 yenes, cuando hace un año rondaba los 4,000 yenes. Familias con niños, adultos mayores solos o personas con bajos ingresos son las más afectadas.
“Antes comprábamos dos bolsas de cinco kilos sin pensar. Ahora tengo que revisar precios, comparar marcas más baratas y reducir el consumo. El arroz era lo único que nunca faltaba en casa”, cuenta la señora Kobayashi, madre soltera en Saitama.
Más allá del arroz: el costo de vida se resiente
Este fenómeno no es aislado. El precio de varios alimentos básicos también ha aumentado, mientras que los salarios no han subido en la misma proporción. La inflación alimentaria se ha convertido en uno de los mayores desafíos económicos para el Japón de hoy.
Conclusión: ¿Quién protege al consumidor japonés?
El caso del arroz pone en evidencia una tensión estructural entre las necesidades sociales y los marcos legales vigentes. La población pide soluciones urgentes para un problema que afecta directamente su mesa, su presupuesto y su tranquilidad.
Mientras tanto, la percepción de que los responsables políticos viven en una realidad paralela –alimentada por declaraciones insensibles como las del ministro Eto– mina la confianza ciudadana en las instituciones.
El arroz, más que un alimento, se ha convertido en termómetro del descontento. Y su precio, en símbolo de una economía donde, a veces, la ley y la justicia social caminan por rutas distintas.
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