📍Tōkyō | 20 de mayo de 2025
Una joven ciudadana francesa de 21 años fue detenida en el Aeropuerto Internacional de Haneda tras intentar ingresar más de 40 kilos de ketamina escondidos en su equipaje.
El hallazgo, confirmado por la Oficina de Aduanas de Tokio la semana pasada, rompe todos los récords de decomisos anteriores de esta droga en Japón y ha encendido las alarmas sobre la posible participación de redes internacionales de narcotráfico.
El caso: una maleta demasiado pesada
La detenida es Amira Sirine Mouissi (アミラ・スィリヌ・ムイスィ) quien arribó a Japón el 24 de abril en un vuelo procedente de Alemania. De acuerdo con los informes, un funcionario de aduanas notó el inusual peso de dos de sus maletas, lo que motivó una revisión.
Al inspeccionarlas, se descubrieron múltiples paquetes pequeños de ketamina distribuidos en compartimentos ocultos.
En total, el cargamento ascendía a aproximadamente 41 kilos de ketamina, con un valor estimado en las calles japonesas de unos 900 millones de yenes.
Para poner la cifra en perspectiva, durante todo 2024 la aduana solo incautó 28 kg de esta sustancia. Esta es la mayor cantidad de ketamina decomisada de una sola vez por una agencia japonesa.
¿Qué dijo la joven?
Durante el interrogatorio, Mouissi explicó que había aceptado un trabajo muy bien pagado en Francia, y que las maletas le fueron entregadas en Alemania.
Cuando fue cuestionada sobre el contenido, simplemente respondió que “no quería hablar sobre lo que había dentro”.
¿Qué es la ketamina y por qué es tan peligrosa?
La ketamina es un anestésico que, en medicina, se utiliza para intervenciones quirúrgicas menores, tanto en humanos como en animales.
Sin embargo, su uso recreativo se ha expandido en todo el mundo por sus efectos alucinógenos y disociativos: distorsiona la percepción del tiempo, el sonido, el espacio y provoca sensaciones fuera del cuerpo.
En dosis elevadas, puede provocar pérdida de la conciencia, problemas respiratorios graves y dependencia.
En Japón, la ketamina está clasificada como “estupefaciente ilegal” bajo la Ley de Control de Narcóticos (麻薬及び向精神薬取締法).
Su posesión, tráfico, manufactura o importación sin autorización médica es estrictamente penada.
Marco legal
📜 ¿Qué dice la ley japonesa?
La ley que regula esto es la:
Ley de Control de Narcóticos y Psicotrópicos (麻薬及び向精神薬取締法 – Mayaku oyobi kōseishinyaku torishimari-hō)
Y también se aplican artículos del Código Penal (刑法) y de la Ley de Aduanas (関税法 – Kanzeihō).
⚖️ Sanciones legales
Por importar drogas como ketamina, cocaína, metanfetaminas, MDMA, heroína, LSD o cannabis, sin autorización, las penas pueden incluir:
▶️ Prisión
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Hasta cadena perpetua (dependiendo de la cantidad y tipo de droga).
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Mínimo: 1 a 10 años de prisión con o sin trabajos forzados (mushūkin).
▶️ Multa económica
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Hasta 30 millones de yenes o más si hay agravantes (como tráfico organizado o reincidencia).
▶️ Agravantes
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Si la cantidad excede ciertos umbrales (por ejemplo, más de 1 kg de cocaína), se considera tráfico a gran escala.
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Si hay intención de venta, es más grave que el uso personal.
🌍 ¿Y si el acusado es extranjero?
🟥 1. Se le aplica la misma ley penal japonesa.
La nacionalidad no cambia las penas. En Japón no hay distinción legal por origen: si violas la ley, te juzgan como a cualquier residente.
🟥 2. Tras cumplir condena, puede ser deportado.
Bajo la Ley de Inmigración (出入国管理及び難民認定法):
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Cualquier extranjero condenado por tráfico de drogas pierde su estatus de residencia.
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El Ministerio de Justicia puede emitir una orden de expulsión (強制送還 – kyōsei sōkan).
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No podrá regresar a Japón por muchos años o incluso de por vida.
🟥 3. No se permite la fianza para delitos graves de drogas.
En la mayoría de casos, no hay libertad provisional mientras se espera el juicio.
La detención preventiva puede durar meses, con interrogatorios estrictos.
🧠 ¿Por qué es tan severo en Japón?
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Japón tiene una política de cero tolerancia con las drogas.
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Se considera un problema grave de seguridad pública y de salud.
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Las autoridades japonesas creen que si se relajan las penas, aumentará el crimen organizado.
Implicaciones sociales y geopolíticas
El caso ha generado preocupación en medios japoneses y círculos diplomáticos, ya que podría indicar la presencia de organizaciones criminales internacionales que usan a jóvenes como “mulas” para el transporte de drogas.
Mouissi, de apenas 21 años, podría haber sido engañada o reclutada bajo la promesa de dinero fácil, un patrón que se repite en casos similares en Asia.
El gobierno francés no ha emitido aún una declaración oficial, aunque se espera que su embajada en Tokio brinde apoyo consular básico a la detenida, como lo estipula el derecho internacional.
Opinión pública y mensaje de advertencia
En redes sociales japonesas, muchos usuarios han expresado indignación y sorpresa por la magnitud del caso.
Algunos señalan que los controles migratorios deben reforzarse aún más, mientras que otros muestran compasión, considerando la posibilidad de que la joven haya sido manipulada.
Las autoridades japonesas han reiterado que los extranjeros no están exentos del cumplimiento de la ley, y que todo aquel que viole las normas sobre drogas será juzgado con el mismo rigor que un ciudadano japonés.
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