Una decisión difícil en un templo Patrimonio de la Humanidad
Kyōtō, 29 de Junio de 2025
En el corazón de Uji, rodeado de naturaleza, historia y espiritualidad, se alza uno de los templos más emblemáticos de Japón: el Byōdō-in, famoso por su icónico Salón del Fénix, inscrito como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Durante más de 15 años, este templo ofreció a los visitantes —especialmente a los turistas extranjeros— un gesto de hospitalidad muy japonés: guardar de forma gratuita grandes maletas y equipajes para que los viajeros pudieran recorrer el lugar con tranquilidad, en un ambiente sereno y sin preocupaciones materiales.
Pero el avance del llamado Ōbātsūrizumu (turismo excesivo), una realidad que ya afecta profundamente a ciudades como Kioto, ha empujado a los responsables del templo a tomar una decisión dolorosa pero necesaria: eliminar este servicio gratuito desde el pasado 10 de mayo de 2025.
¿Por qué lo eliminaron?
Lo que comenzó como un acto de cortesía religiosa, se transformó poco a poco en una fuente de problemas:
• El templo solo podía almacenar hasta seis maletas a la vez.
• A medida que aumentó la afluencia de turistas —impulsada en parte por recomendaciones en redes sociales y sitios web de viajes—, la demanda superó ampliamente la capacidad física del recinto.
• Lo más grave: muchos visitantes dejaban su equipaje, pero no entraban al templo. Algunos incluso se marchaban a otras zonas turísticas, usando el templo como si fuera un locker gratuito en lugar de un lugar de oración.
El sacerdote responsable, Yokoi Seiki, expresó con pesar que el abuso del servicio traicionó el espíritu original de hospitalidad:
“Queríamos que la gente pudiera orar y disfrutar del lugar sin cargas. Pero hubo quienes simplemente dejaban las maletas y se iban. Lamentablemente, tuvimos que parar”.
¿Y ahora qué opciones hay?
Para no dejar del todo desatendidos a los viajeros, el templo instaló nuevos lockers de pago con capacidad para 16 maletas grandes. Sin embargo, la demanda sigue siendo alta y no siempre hay espacio disponible.
Por eso, el templo hace un llamado directo:
“Por favor, dejen su equipaje en sus hoteles o estaciones antes de venir. Es lo mejor para todos”.
Una ciudad saturada que busca soluciones
Lo ocurrido en Byōdō-in no es un caso aislado. Es una muestra clara del impacto que el turismo masivo está teniendo sobre los espacios históricos y religiosos de Japón, que fueron diseñados para la contemplación y el recogimiento, no para el estrés logístico de miles de viajeros diarios.
En respuesta, el gobierno municipal de Kioto impulsa activamente la iniciativa 「手ぶら観光」(Tebura Kankō) – “Turismo sin equipaje”, una campaña educativa y logística con múltiples acciones:
• Difusión en varios idiomas de servicios de custodia y envío de equipaje.
• Creación de mapas digitales para localizar lockers y puntos de entrega de equipaje en lugares clave como la estación de Kioto.
• Distribución de folletos ilustrados para explicar cómo moverse más cómodamente y sin equipaje.
Las autoridades también buscan reforzar la confianza de los turistas, especialmente de quienes temen perder sus pertenencias al dejar maletas lejos de su alcance.
“La seguridad y fiabilidad de estos servicios en Japón es altísima, y queremos que los visitantes lo sepan”, explicó un funcionario del municipio.
Reflexión final
La experiencia en Byōdō-in revela una contradicción moderna: la pasión por descubrir la belleza del Japón tradicional puede acabar dañando esa misma belleza si no se gestiona con responsabilidad.
Para preservar lugares como este —espacios que no son solo turísticos, sino vivos, sagrados y culturales—, tanto visitantes como autoridades deben replantear la forma en que viajamos y qué significa realmente el respeto por el lugar que nos recibe.
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