TOKIO.- El 28 de febrero es conocido en Japón como el “Día del Bakayarō”, una fecha que recuerda un incidente político ocurrido en 1953 durante el gobierno del primer ministro Yoshida Shigeru.
¿Qué pasó el 28 de febrero de 1953?
Durante una sesión del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, el entonces primer ministro Yoshida se sintió frustrado ante las insistentes preguntas del diputado Nishimura Eiichi.
En un momento de irritación, murmuró en voz baja la frase «¡Bakayarō!» (¡Idiota!), sin intención de que se escuchara. Sin embargo, el micrófono captó sus palabras y Nishimura reaccionó airadamente, exigiendo explicaciones y provocando un escándalo en la sesión.
Este incidente llevó a que se presentara una moción de censura contra el gabinete de Yoshida, la cual fue aprobada, resultando en la disolución de la Cámara de Representantes el 14 de marzo de 1953.
A esta disolución se le conoce como “Bakayarō Kaisan” (Disolución del ‘¡Bakayarō!’), convirtiéndose en un episodio icónico de la política japonesa.
Consecuencias de la Disolución «Bakayarō»
Las elecciones que siguieron a la disolución trajeron problemas para el partido gobernante. El Partido Liberal, liderado por Yoshida, perdió escaños y se convirtió en una minoría, viéndose obligado a formar una alianza informal con el Partido Kaishintō para mantenerse en el poder. De esta manera, nació el quinto gabinete de Yoshida, aunque en una posición más frágil.
Un malentendido amplificado por un micrófono
A pesar de la percepción de que Yoshida gritó la frase, los testigos señalan que en realidad la dijo en voz baja mientras se sentaba.
Fue el micrófono quien la captó, y el diputado Nishimura, al escucharla, reaccionó airadamente, lo que exacerbó la situación y convirtió el incidente en un escándalo.
Impacto y legado
Este episodio es recordado en la historia política de Japón como un ejemplo de cómo una simple expresión de frustración puede tener consecuencias significativas en la estabilidad del gobierno.
También subraya la importancia del lenguaje en el ámbito político y cómo el uso de un término inapropiado en el momento equivocado puede desencadenar crisis.
Por esta razón, cada 28 de febrero, algunos medios y comentaristas recuerdan este evento, sirviendo como un recordatorio de la relación entre el discurso político y la responsabilidad gubernamental.
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