Japón despide el año entre campanas, soba y silencio: así se vive el “Ōmisoka”, la Nochevieja
📍Tōkyō | 31 de diciembre
En Japón, el 31 de diciembre no es solo el final del calendario: es una noche cargada de simbolismo espiritual y calma interior. Este día recibe el nombre de 大晦日(おおみそか / Ōmisoka), término que antiguamente significaba simplemente “el último día del mes”, pero que terminó designando el último día del año. La noche, conocida como 除夜(じょや / Ji ~yoya), marca el puente entre lo que termina y lo que comienza.
Las familias se reúnen en casa para compartir la tradicional 年越しそば(としこしそば / toshikoshi soba), los “fideos del cruce de año”. Se comen con el deseo de tener una vida larga y resistente, como el propio soba. En algunas regiones, el menú cambia: en Kagawa es común la “年越しうどん” (Toshikoshi udon / udon de Nochevieja) mientras que en otros lugares se preparan sushi, nabe o incluso ozōni, el caldo con mochi típico de Año Nuevo. La mesa también es parte del ritual.
🔔 Las 108 campanadas que limpian el alma
Cuando el reloj se acerca a la medianoche, los templos budistas comienzan a tocar la “除夜の鐘(じょやのかね / Joyanokane) ”, la campana de la noche final. Se golpea 108 veces, un número que no es casual: simboliza las 108 pasiones, deseos e inquietudes humanas —los llamados “bonnō” (煩悩)— que causan sufrimiento según la tradición budista.
Otra interpretación conecta el número con el propio ciclo del año:
12 meses + 24 períodos estacionales + 72 subdivisiones climáticas = 108.
Cada campanada es, entonces, un respiro que limpia el corazón para empezar el nuevo año en calma.
🛐 Vigilia, fe y el “Ninen-mairi”: rezar cruzando la medianoche
Antiguamente se creía que dormir en esta noche podía traer cabello blanco o arrugas tempranas. Por eso, muchas personas permanecían despiertas para recibir al “Toshigami”, el dios del Año Nuevo. Hoy, esa tradición se conserva en forma de 二年参り(にねんまいり / ninen-mairi), la visita a un santuario que comienza antes de la medianoche y termina ya en el Año Nuevo. Un mismo acto de oración vive en dos años diferentes.
🌙 Una despedida serena
A diferencia de los fuegos artificiales y celebraciones masivas de otros países, Ōmisoka en Japón es una noche íntima y reflexiva. Se limpia la casa, se agradece al año que termina y se prepara el espíritu para el que llega. No hay estridencias: solo campanas, comida sencilla y silencio compartido.
Así, entre 108 campanadas, un plato de soba y una oración bajo el frío del santuario, Japón cruza el umbral del tiempo con respeto, nostalgia y esperanza.
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