TOKIO.- Un caso que ha generado indignación en Japón involucra a un exagente de policía de la prefectura de Chiba, quien fue declarado culpable de robo y fraude en un incidente que traicionó la confianza de los ciudadanos.
Según el fallo emitido por el Tribunal de Distrito de Chiba hoy 22 de noviembre, Asaoka Takashi, de 37 años y exoficial de la estación de policía de Ichihara, recibió una sentencia suspendida, tras ser encontrado culpable de actos delictivos mientras estaba en funciones.
Detalles del caso
En febrero del año pasado, Asaoka visitó la residencia de una mujer de unos 70 años en la ciudad de Ichihara como parte de sus deberes oficiales.
Durante esta visita, robó una tarjeta de crédito de la mujer y la utilizó fraudulentamente en varias tiendas de la prefectura de Chiba.
Entre los artículos comprados con la tarjeta se incluyen tarjetas de dinero electrónico y toallas, acumulando un gasto total aproximado de 1,69 millones de yenes.
Juicio y sentencia
La jueza Uchimura Shoko describió el delito como «una traición grave a la confianza de los ciudadanos».
Subrayó que el acusado cometió el crimen mientras desempeñaba su función como oficial de policía, un puesto que exige el máximo nivel de cumplimiento de la ley.
Además, enfatizó que el monto defraudado es considerable, lo que agrava la gravedad del delito.
Sin embargo, el tribunal también consideró factores atenuantes, como el hecho de que Asaoka ya había enfrentado una sanción disciplinaria severa al ser despedido de la fuerza policial.
En base a esto, se decidió imponer una condena de prisión de tres años con una suspensión de cinco años, lo que significa que no cumplirá tiempo en prisión si no comete otros delitos durante ese período.
Este caso ha generado debate público sobre la confianza en las fuerzas del orden en Japón, un país conocido por su bajo índice de corrupción y alto nivel de integridad en los servicios públicos.
EL DATO
La sentencia, aunque incluye una suspensión, refleja un intento de equilibrar el castigo y la rehabilitación mientras se envía un mensaje claro sobre la gravedad de la conducta delictiva de los oficiales de policía.
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