TOKIO.- El pasado 25 de noviembre, en la ciudad de Nagakute, prefectura de Aichi, una mujer peruana de 20 años fue arrestada por la policía local bajo sospecha de haber amenazado y agredido a una empleada de una tienda de telefonía móvil.

Según medios locales, la detenida, identificada como Kilcat Rodríguez Cecilia, (キルカット・ロドリゲス・セシリア) presuntamente intentó obligar a la trabajadora, de 26 años, a realizar una reverencia de disculpa al estilo japonés conocida como dogeza, agarrándola del cabello durante el incidente.

 

Detalles del incidente:

Motivo aparente: Según informes preliminares, la sospechosa habría reaccionado de forma violenta después de que los problemas con su teléfono móvil no fueran solucionados de inmediato durante su visita a la tienda.
Amenaza verbal: Se le acusa de decirle a la empleada algo como: Me hiciste sentir mal, así que haz dogeza«, en un tono amenazante.
Agresión física: Supuestamente tomó a la empleada por el cabello en un intento de forzarla a disculparse.

 

Declaración de la sospechosa:

Durante el interrogatorio, Rodríguez negó parte de las acusaciones, afirmando que no amenazó a la empleada, aunque admitió haberla tomado del cabello.

 

Reacciones

Tras difundirse la información, muchos japoneses expresaron su indignación:

• «¿Por qué los extranjeros exigen disculparse al estilo japonés…?».

• «No lo está presionando, pero ¿jaló del cabello? Eso sería un delito de lesiones, ¿no?».

• “Por favor, que sea deportada a la fuerza”

• «Japón no necesita personas tan consentidas. Que la mimen en su país de origen».

• «Más que ser solo un caso de ‘acoso de poder’, esto es un caso de violencia común, ¿no? ¿Es necesario manejarlo con tanta delicadeza solo porque es extranjero? Qué tristeza que los japoneses sean tratados tan mal».

• “No dejen esto sin presentar cargos».

• «Déjenla vivir en Perú que se vaya a su país».

• «Es urgente fortalecer los poderes de inmigración y la policía, y endurecer los castigos».

• «Incluso solo con palabras podría considerarse sospecha de violencia, pero si tiró del cabello, es lógico que sea arrestada como un caso confirmado de violencia. Reflexione sentada en el suelo de la celda».

• «Esto no es acoso de poder, ¡es violencia pura! ¿Esto es lo que ellos llaman ‘erradicación’ de algo?».

• “Después de haber jalado del cabello, ¿no está mostrando remordimiento? ¡Dejen de tomar esto tan a la ligera! «.

• «No la dejen firmar otro contrato telefónico en Japón».

• «El contacto físico es mucho peor que la violencia verbal, pero ¿esto significa que se considera un delito más leve?».

• “Deportación a la fuerza».

• «Si se trata de un caso de violencia con lesiones, esto debería ser un delito de agresión grave y arrestarlo de inmediato».

 

Contexto:

El dogeza es una forma de disculpa profundamente humillante en la cultura japonesa, que implica arrodillarse y bajar la cabeza hasta el suelo.

Aunque esta práctica es simbólica de sumisión y remordimiento, forzar a alguien a realizarla puede considerarse un acto degradante y violento.

 

Implicaciones legales:

En Japón, las agresiones físicas y las amenazas verbales son delitos graves, especialmente en contextos laborales, donde se busca proteger a los empleados de abusos por parte de clientes.

Este caso podría derivar en cargos de coacción y agresión  lo que podría resultar en multas o incluso en una condena de prisión, dependiendo de la gravedad del incidente.

 

EL DATO

Este tipo de incidentes subraya los desafíos que enfrentan los trabajadores en el sector de atención al cliente en Japón, donde el comportamiento abusivo de los clientes, conocido como «customer harassment» (kāsā hara), ha sido objeto de creciente atención y críticas.

 


 


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