📍Tōkyō | 1 de mayo de 2025


En Japón, donde la confianza en la limpieza y calidad del servicio alimentario es prácticamente sagrada, lo que ha ocurrido con Sukiya, una de las cadenas de comida rápida más conocidas del país, representa una crisis seria.

La empresa matriz, Zensho Holdings, anunció el 1 de mayo que las ventas de todos los locales de Sukiya durante abril cayeron un 20,2% en comparación con el mismo mes del año pasado.

Es un desplome sin precedentes en tiempos recientes, y no se había visto una caída similar desde febrero de 2021, en plena pandemia.


🐭 Todo empezó con un video viral… y una crisis de confianza


El detonante fue una serie de denuncias por presencia de objetos extraños, incluyendo ratones, en algunos locales.

Las imágenes circularon rápidamente en redes sociales, generando un impacto emocional profundo entre los consumidores japoneses, para quienes la higiene en la alimentación es un valor no negociable.

La empresa tomó la decisión de cerrar casi todos los locales de manera temporal para realizar inspecciones, limpiezas y ajustes en los procesos.

Aunque se trató de una medida responsable, el cierre masivo fue también un golpe visible que confirmó a muchos clientes que el problema era serio.

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📉 No solo los cierres afectaron las ventas


Aunque algunos restaurantes siguieron operando, incluso en estos las ventas bajaron un 7,2%. Es decir, no solo se trató de menos tiendas abiertas, sino de menos gente queriendo entrar.

Según el propio informe, la cantidad de clientes cayó un 16%, una cifra preocupante para una cadena que basa su éxito en un flujo constante de consumidores en busca de comidas rápidas, baratas y confiables.

Además, Sukiya suspendió su tradicional servicio 24 horas, que era muy valorado por estudiantes, trabajadores de turno nocturno y personas que necesitaban una comida caliente en cualquier momento del día. Ahora muchos locales solo abren 23 horas al día, dejando una franja cerrada para tareas de limpieza. Aunque entendible, esta medida también ha recortado ventas.

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📊 Más allá de los números: el daño a la imagen


Para los japoneses, comer fuera de casa suele implicar un acto de confianza: confiar en que el establecimiento mantiene niveles impecables de higiene, que el personal sigue protocolos estrictos y que lo que se sirve es seguro. En ese contexto, un incidente de este tipo no se olvida fácilmente.

Aunque Sukiya ofreció disculpas públicas y reforzó sus protocolos, la herida en su reputación ya estaba abierta. Muchos usuarios en redes sociales expresaron que “no volverán en un buen tiempo”, o que preferirán alternativas como Yoshinoya o Matsuya, que hasta ahora no han estado envueltas en escándalos similares recientemente.

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🧭 ¿Qué sigue?


Zensho Holdings tiene un camino complicado por delante. No solo deberá recuperar la confianza de los consumidores, sino que también tendrá que asegurar a sus trabajadores —muchos de ellos en empleos precarios o por horas— que su lugar de trabajo es seguro y estable.

Este caso deja una lección clara para todas las empresas del sector alimenticio: en Japón, la confianza se gana con cada comida, pero se puede perder con un solo error.

 




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