Una jornada para honrar la solidaridad que mueve al mundo
📍Tōkyō | 5 de diciembre

En un planeta atravesado por crisis humanitarias, desastres naturales y desigualdades que parecen no ceder, el 5 de diciembre vuelve a encender una luz discreta pero imprescindible: la del voluntariado.
Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay manos que se extienden sin pedir nada a cambio.
La fecha fue proclamada en 1985 por la Asamblea General de la ONU como el International Volunteer Day (IVD), con la intención de dar visibilidad a quienes sostienen comunidades enteras sin salario, sin reflectores, sin más interés que el bienestar de los demás. Millones de personas que, cada día, hacen que el mundo funcione un poco mejor.
Desde las grandes conferencias en Ginebra hasta las ferias de barrio, pasando por talleres, campañas de donación, premiaciones y festivales, el planeta se llena hoy de iniciativas que celebran ese gesto profundamente humano de servir por voluntad propia.
La ONU recuerda también que 2001 fue declarado el Año Internacional del Voluntariado, un punto de inflexión que impulsó recomendaciones globales para fortalecer las redes de colaboración y facilitar la participación ciudadana.
Objetivos principales
– Reconocer el impacto real del voluntariado
Visibilizar cómo la acción voluntaria contribuye a sociedades más justas, resilientes y sostenibles.
– Promover la participación ciudadana
Invitar a personas de todas las edades, géneros y orígenes a involucrarse en actividades solidarias, desde sus comunidades hasta iniciativas internacionales.
– Fortalecer redes y alianzas
Impulsar la cooperación entre voluntarios, organizaciones y gobiernos para que la ayuda llegue más lejos y con mayor eficacia.
Actividades alrededor del mundo
Este día se vive con una vibrante diversidad de eventos que incluyen:
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Simposios y conferencias sobre el impacto social del voluntariado.
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Festivales y ceremonias que reconocen a quienes destacan por su entrega.
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Exposiciones y campañas que sensibilizan sobre desafíos globales.
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Recaudaciones de fondos para proyectos solidarios y misiones humanitarias.
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Talleres prácticos que desarrollan habilidades de liderazgo, gestión y trabajo comunitario.
El voluntariado y la ONU
En 2001, la ONU declaró el Año Internacional del Voluntariado (International Year of Volunteers, IYV), con el objetivo de:
– Fortalecer la visibilidad del voluntariado.
– Promover investigaciones sobre el impacto de estas actividades.
– Generar recomendaciones para que gobiernos y organizaciones apoyen efectivamente a los voluntarios.
En este marco, se adoptaron medidas para facilitar la participación voluntaria y mejorar las estructuras organizativas a nivel global.
El concepto de voluntariado
El voluntariado implica el compromiso voluntario y altruista de una persona para contribuir al bienestar de los demás o de la comunidad.
Sus principios básicos son:
1. Publicidad: Impacto positivo en la sociedad y su bienestar colectivo.
2. Espontaneidad: Libre decisión de participar, sin fines de lucro.
3. Innovación: Ser pionero en responder a necesidades sociales emergentes.
El caso japonés
La solidaridad que no hace ruido, pero sostiene un país
El voluntariado en Japón no es un acto heroico reservado para días excepcionales ni un espectáculo de grandes gestos. Es, más bien, un hilo sutil que teje la vida diaria, una corriente silenciosa que fluye bajo la rutina y que, sin anunciarse, sostiene a comunidades enteras.
En Japón, ayudar no es un gesto extraordinario: es una manera de caminar por el mundo.
Desde la infancia: cuando la comunidad se convierte en un espejo
En las escuelas, los niños barren sus aulas, sirven el almuerzo y cuidan de los más pequeños. Lo hacen sin esperar recompensa. Lo hacen porque alguien les enseñó, suavemente, que el espacio compartido también los cuida a ellos.
Lo que para algunos podría parecer una tarea logística es, en realidad, una enseñanza profunda: “Tu comunidad depende de ti, y tú dependes de ella.”
Ese mensaje no se grita. No se impone. Se vive. Día tras día, gesto tras gesto.
Los barrios: pequeños santuarios de colaboración discreta
En los vecindarios japoneses, el voluntariado se camufla de cotidianidad.
Está en los ancianos que vigilan el camino escolar, en las madres que organizan turnos de limpieza del parque, en los jóvenes que ayudan a mover muebles a una familia que se muda, en los vecinos que revisan los pozos contra incendios antes del verano.
Son actos diminutos, casi invisibles, que sin embargo construyen una red social más firme que cualquier estructura de acero: una comunidad donde cada persona se siente responsable de las demás.
Ante los desastres: disciplina nacida del día a día
Cuando la tierra tiembla, cuando un tifón arrasa, cuando el fuego amenaza, el mundo observa sorprendido cómo los japoneses se organizan con una calma casi imposible: filas ordenadas, centros de evacuación limpios, distribución precisa de agua y alimentos.
Pero ese orden admirable no nace en medio del caos: se entrena en la vida cotidiana, en la escuela, en el barrio, en la cultura de cada día.
Por eso, en Japón, el voluntariado no se improvisa. Se refleja. Es la reacción natural de una sociedad acostumbrada a cuidarse mutuamente.
Los jóvenes: una nueva ola que sostiene un país que envejece
Las nuevas generaciones participan en actividades universitarias, limpiezas de ríos, apoyo a ancianos que viven solos, mentorías gratuitas para niños en riesgo.
Lo hacen no solo por altruismo, sino por identidad:
ayudar es una forma de decir “este lugar también me pertenece”.
En un país que envejece a pasos acelerados y enfrenta una crisis de soledad, esta energía juvenil no solo es bienvenida: es imprescindible.
Un voluntariado que no se exhibe
Quizá lo más profundo del voluntariado japonés es su modestia.
No busca cámaras, ni discursos, ni héroes.
Se hace porque hay que hacerlo. Se hace porque es coherente con la comunidad que uno desea habitar.
En Japón, ayudar no se presume. Se encarna.
El recuerdo que marcó una generación
Todo esto quedó grabado para siempre en la memoria colectiva tras el Gran Terremoto de Hanshin-Awaji en 1995.
Más de un millón de personas se movilizaron por voluntad propia, sin órdenes, sin coordinación previa. Fue un despertar nacional.
Aquel año se convirtió en “el Año Cero del Voluntariado”, y desde entonces el espíritu de colaboración se integró en escuelas, gobiernos locales, asociaciones y familias enteras.
La fecha del desastre, 17 de enero, es hoy el “Día de la Prevención de Desastres y el Voluntariado”, un recordatorio de que estar preparados también significa estar dispuestos a ayudar.
Un voluntariado que evoluciona sin perder su esencia
En un mundo hiperconectado, ayudar ya no es solo cargar escombros o repartir víveres.
También es mentoría digital, activismo climático, apoyo a refugiados, educación comunitaria, compañía a los mayores, escucha, presencia.
Un gesto simple que sostiene al mundo
En tiempos de polarización, cansancio social y ruido constante, este 5 de diciembre nos recuerda algo esencial:
que un gesto quieto, una mano extendida, un “estoy aquí”, sigue siendo una de las fuerzas más transformadoras de la humanidad.
KYŌ WA NAN NO HI
¿Qué ocurrió un día como hoy?
1. 2008 (Heisei 20)
La empresa japonesa Honda anunció su retiro de la Fórmula 1 debido a la crisis financiera global, que afectó sus operaciones y presupuestos. Este evento marcó el final de una era para Honda en el automovilismo de élite, aunque posteriormente regresaría al deporte.
2. 2004 (Heisei 16)
En Japón, varias regiones del este, como Saitama (Kumagaya, 26.3°C) y Tokio (24.8°C), experimentaron temperaturas récord para diciembre, propias de un día de verano. Este fenómeno fue causado por un sistema de baja presión intensificado, comparable a un tifón, que trajo un clima inusualmente cálido.
3. 1998 (Heisei 10)
En el Concurso Internacional de Música Long-Thibaud en París, el pianista japonés Kakehashi Takeshi quien es completamente ciego, obtuvo el segundo lugar en la categoría de piano. Este logro fue altamente destacado en Japón por su talento y superación personal.
4. 1996 (Heisei 8)
La Cúpula de la Bomba Atómica de Hiroshima y el Santuario de Itsukushima (ubicado en Miyajima) fueron inscritos como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Ambos sitios simbolizan la memoria histórica y la belleza cultural de Japón.
5. 1957 (Showa 32)
En la Unión Soviética, se lanzó el «Lenin«, el primer rompehielos nuclear del mundo. Este avance tecnológico marcó un hito en la utilización pacífica de la energía nuclear para facilitar el transporte marítimo en regiones polares.

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