Esperar a la dueña no basta: la Ley de Bienes Perdidos exige entrega inmediata
📍Tōkyō, 21 de septiembre
Era un día de béisbol en Japón. Entre el bullicio de los aficionados, los cánticos de las barras y el vaivén en los pasillos del estadio, una extranjera encontró algo inesperado en el baño: un teléfono móvil olvidado en el suelo.

En lugar de guardarlo o llevarlo de inmediato a la policía, decidió esperar con paciencia a que sonara. Su idea era sencilla: que la propietaria llamara y así devolverlo directamente en sus propias manos.
Su gesto transmitía buena fe y empatía: quería asegurarse de que ese objeto tan personal regresara a quien lo había perdido.
⚖️ El marco legal
Pero en Japón, las cosas no siempre se juzgan solo por la intención.
Existe la Ley de Bienes Perdidos (遺失物法, Ishitsubutsu-hō), que establece con claridad que todo objeto encontrado debe ser entregado “sin demora” a la policía o al personal responsable del lugar (por ejemplo, seguridad o administración del estadio).
El Código Penal (artículo 254) incluso contempla la figura de “apropiación indebida de cosa perdida” (占有離脱物横領罪), que sanciona a quien se queda con un objeto ajeno sin entregarlo a las autoridades, aunque lo haya encontrado de manera casual.
En la práctica, los policías japoneses entienden los matices:
- Si el hallador no usa el objeto, no borra datos ni se beneficia de él, y lo devuelve pronto, el caso suele cerrarse como una acción de buena voluntad.
- Pero si el teléfono hubiera sido retenido mucho tiempo, o peor aún, manipulado, entonces sí podría interpretarse como una violación de la ley.
🌸 La lectura humana de este gesto
La extranjera actuó con buena intención, y seguramente la dueña agradeció recibir su teléfono directamente. Sin embargo, en el contexto japonés, lo correcto habría sido entregarlo de inmediato al personal del estadio. Así se evitan malentendidos, sospechas o incluso problemas legales.
Este episodio refleja algo profundo de la cultura japonesa:
- La confianza en el sistema de objetos perdidos, donde millones de pertenencias regresan a sus dueños cada año gracias a la entrega inmediata.
- Y también la brecha cultural, donde un extranjero puede pensar que esperar es un acto de cortesía, mientras que la ley japonesa lo ve como una omisión formal.
👉 En conclusión: la extranjera obró bien desde lo humano, pero no del todo correcto desde lo legal. Un pequeño choque entre el corazón y la norma, en un país donde la honestidad está institucionalizada en las leyes.
Anexo
El robo de celulares, un delito casi invisible
En Japón, perder un teléfono móvil no significa necesariamente perderlo para siempre. La cultura de la devolución y el fuerte marco legal hacen que el robo de celulares sea casi una rareza estadística, algo que sorprende a quienes vienen de países donde los móviles son un blanco fácil.
🔎 Una realidad distinta
Mientras en muchas ciudades del mundo los celulares son sustraídos en el transporte público o en espacios concurridos, en Tokio, Osaka o Sapporo la historia suele ser otra:
- Un pasajero encuentra un smartphone olvidado en el asiento del tren.
- Lo entrega en la estación más cercana.
- En pocas horas, la policía contacta al propietario.
Este ciclo cotidiano refleja que la mayoría de los “celulares perdidos” no son robos, sino extravíos que acaban regresando a las manos de su dueño.
En Japón, “lo que no es tuyo” debe ser entregado a la policía, y la sociedad espera que así se cumpla.
🌏 Un contraste con el mundo
Mientras en países de América Latina o Europa los robos de celulares alcanzan cifras alarmantes, en Japón los casos son tan escasos que cuando ocurren aparecen en los noticieros como hechos excepcionales.
El contraste resalta la percepción internacional de Japón como uno de los países más seguros para portar dispositivos de alto valor en la vía pública.

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