Un extranjero , una maleta y miles de millones de yenes en droga: Japón enfrenta nuevo desafío del narcotráfico



📍Tōkyō | 29 de octubre


Era un mediodía ordinario en el Aeropuerto Internacional de Narita, hasta que un pasajero solitario, proveniente de Los Ángeles, activó las alertas de los agentes de aduana.

En su equipaje, los rayos X revelaron anomalías de densidad que despertaron sospechas. Al abrir la maleta, los inspectores hallaron docenas de bolsas transparentes selladas al vacío, camufladas entre prendas y productos de viaje.

El contenido —un polvo blanco de alta pureza— fue sometido a análisis químico: metanfetamina, valuada en el mercado negro en más de 17.000 millones de yenes.

El responsable del equipaje, Stewart Cooper, ciudadano británico de 61 años, fue acusado formalmente de intento de contrabando de estupefacientes, en virtud de la Ley de Control de Narcóticos y Psicotrópicos de Japón.

 

 

🚨 El mayor decomiso individual en Narita


Según la Oficina de Aduanas de Tokio, nunca antes una sola persona había intentado introducir una cantidad semejante en el aeropuerto de Narita.

La droga estaba empaquetada con precisión industrial, en envoltorios idénticos a los utilizados por redes internacionales de contrabando con sede en América y el Sudeste Asiático.

Cooper viajaba solo, sin acompañantes ni reservas de grupo, un perfil que —según la policía— coincide con el patrón de “mulas” reclutadas por organizaciones delictivas que ofrecen dinero o boletos de avión a cambio del traslado de paquetes.

Durante el interrogatorio, el acusado insistió:

“No sabía que eran drogas. Solo me pidieron transportar una maleta a cambio de un pago.”

Las autoridades, sin embargo, descartan la inocencia por desconocimiento. En Japón, la ley considera culpable al transportista incluso si no sabía el contenido, cuando existan indicios de negligencia grave o beneficio económico.

 

 

⚖️ Marco legal: las leyes más estrictas de Asia


Japón mantiene uno de los regímenes más duros del mundo contra los delitos de drogas.

Bajo la Ley de Estupefacientes y Psicotrópicos (麻薬及び向精神薬取締法), la importación, exportación o posesión con fines de venta puede castigarse con cadena perpetua.

En casos de tráfico a gran escala como el presente, los tribunales suelen imponer penas de entre 15 y 25 años de prisión, además de multas millonarias.

La Ley de Aduanas (関税法) agrava las sanciones cuando el contrabando involucra sustancias prohibidas, y permite confiscación total de bienes y activos vinculados al delito.

 

 

🌏 Redes globales y modus operandi repetido


El arresto de Cooper no es un hecho aislado. Desde inicios de 2025, Haneda y Fukuoka también registraron decomisos de entre 10 y 15 kilos de metanfetamina, con rutas aéreas idénticas:

Estados Unidos → Japón → Hong Kong / Tailandia.

Expertos de la Agencia Nacional de Policía (警察庁) sostienen que estas rutas apuntan a una expansión de redes transnacionales que aprovechan el turismo pospandemia y el aumento de vuelos internacionales.

Los narcotraficantes buscan nuevos corredores en países de bajo consumo, como Japón, para almacenar o redistribuir droga hacia otros mercados asiáticos.

 

 

🧭 Refuerzo de controles y cooperación internacional


Tras el caso, el Ministerio de Justicia ordenó revisar los procedimientos de inspección en Narita, Haneda y Kansai, introduciendo escáneres moleculares avanzados y algoritmos de perfilado conductual.

Además, Japón reforzará su colaboración con Reino Unido, Estados Unidos y la Interpol para rastrear los orígenes financieros y logísticos del cargamento.

Un portavoz de Aduanas declaró:

Japón no es solo un destino, es una pieza clave en la red global del narcotráfico. Debemos cortar los flujos antes de que penetren en la sociedad japonesa.”

 

 

🧩 Reflexión social: el nuevo rostro del tráfico


El caso Cooper genera inquietud en la opinión pública japonesa.

Durante décadas, Japón fue considerado un país casi inmune al tráfico de drogas, pero el auge del turismo y las redes globales ha borrado las fronteras tradicionales del crimen organizado.

Las organizaciones reclutan ahora extranjeros mayores, desempleados o endeudados como “mensajeros inocentes”, una estrategia que complica la detección temprana.

Los medios nacionales alertan que este fenómeno no solo amenaza la seguridad, sino también la imagen internacional del país como destino seguro y ordenado.

 

🔎 Conclusión


El caso Stewart Cooper podría marcar un precedente judicial clave en Japón.

Más allá del delito individual, simboliza la tensión entre movilidad global y control fronterizo, entre la promesa de los viajes internacionales y los riesgos del crimen sin fronteras.

Para un país con una de las tasas de criminalidad más bajas del mundo, este tipo de casos son recordatorios de que la globalización también trae consigo vulnerabilidades invisibles.

 



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