Tōkyō | 10 de mayo de 2025
El gobierno japonés, encabezado por el Partido Liberal Democrático (PLD) y su socio Komeito, acordó lanzar nuevas medidas económicas antes de las elecciones de verano al Senado.

Entre las ideas que están ganando fuerza destaca una propuesta que podría impactar directamente la vida cotidiana de millones: bajar el impuesto al consumo, especialmente en alimentos.
Aunque aún no es una promesa oficial, los analistas coinciden en que este tipo de propuestas funcionan como promesas electorales encubiertas, ya que apelan al malestar social generado por la inflación.
¿Por qué se habla de bajar el impuesto al consumo?
En Japón, el impuesto al consumo (shōhizei) es del 10%, pero los alimentos tienen una tasa reducida del 8%. En los últimos meses, los precios han subido con fuerza, especialmente el arroz, que cuesta casi el doble que hace un año, según datos oficiales de marzo. El precio promedio de los alimentos subió 7.4% respecto al año pasado.
Esta situación afecta especialmente a personas con ingresos bajos, que gastan más porcentaje de su sueldo en comida, por lo que cualquier aumento en los alimentos se siente con más fuerza.
¿Qué proponen los partidos?
•Komeito, parte del gobierno, propone reducir o eliminar temporalmente el impuesto en alimentos. Mientras eso se concreta, sugiere entregar dinero en efectivo a las familias más afectadas.
•El PLD, aunque dividido, tiene a un 80% de sus senadores a favor de bajar el impuesto. Incluso se planea una reunión técnica para analizar los efectos y dificultades de hacerlo.
•En la oposición, el tema también genera movimiento:
•El Partido Democrático Constitucional, cuyo líder Yoshihiko Noda fue quien impulsó el aumento del impuesto hace 13 años, ahora quiere reducir el impuesto en alimentos al 0% por un año, con posibilidad de extenderlo.
•Nippon Ishin (Partido de la Innovación) y el Partido Democrático para el Pueblo también quieren bajar impuestos.
¿Una solución o una trampa populista?
Bajar el impuesto suena atractivo, pero no es tan simple como parece. El impuesto al consumo es la principal fuente de ingreso del Estado japonés. De él dependen servicios como:
•Pensiones
•Seguro de salud
•Cuidado de personas mayores
•Apoyo a la infancia
•Presupuestos de gobiernos locales
Reducir la tasa del 8% a 0% en alimentos significaría perder unos 5 billones de yenes (más de 30 mil millones de euros). Eso dejaría un hueco enorme en las finanzas públicas, y una vez bajado el impuesto, es muy difícil políticamente volver a subirlo.
Incluso el primer ministro Ishiba reconoció que “los ricos también se benefician de la rebaja, no solo los pobres”, lo que hace que la medida no sea tan justa como parece.
Además, hay otras formas más efectivas de contener los precios, como:
•Liberar arroz almacenado por el gobierno.
•Reasignar arroz industrial para consumo humano.
•Apoyar directamente a hogares vulnerables con ayudas específicas.
¿Y qué dice la economía?
Según el Banco de Japón, la inflación parece estar bajando poco a poco. El informe más reciente indica que en 2026 los precios subirían solo 1.7%, por debajo de la meta del 2%. Además, los precios de la energía se están estabilizando.
Esto significa que el alivio podría llegar sin necesidad de una intervención fiscal drástica como una rebaja de impuestos.
¿Populismo fiscal o ayuda real?
Este debate llega en plena campaña electoral, y muchos expertos temen que los políticos estén prometiendo rebajas de impuestos solo para ganar votos, sin pensar en el impacto a largo plazo.
El impuesto al consumo financia servicios esenciales. Bajar la tasa sin un plan claro podría poner en riesgo la sostenibilidad del sistema de seguridad social, dejando a las futuras generaciones una carga difícil de manejar.
En síntesis
Bajar el impuesto al consumo puede ser popular, pero no necesariamente responsable. En lugar de soluciones fáciles, Japón necesita políticas equilibradas, bien pensadas y enfocadas en quienes más lo necesitan, sin comprometer el futuro del país.

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