Expertos advierten: Japón enfrenta una nueva ola de ciberextorsión contra grandes corporaciones
📍Tōkyō | 8 de octubre
Hoy se confirmó que un grupo de hackers autodenominado “Qilin”, con presunta base en Rusia, reivindicó el ciberataque contra la empresa japonesa Asahi Group Holdings, reconocida mundialmente por sus marcas de cerveza y bebidas.
El comunicado de los atacantes fue publicado en la “dark web”, donde afirmaron haber robado aproximadamente 9.300 archivos —equivalentes a 27 gigabytes— que contendrían datos personales de empleados y documentación interna corporativa.
Asahi reconoció haber sufrido un ataque de tipo ransomware (virus de secuestro digital) el pasado 29 de septiembre, y aunque el incidente no afectó su seguridad física, sí paralizó parte de su cadena logística, incluyendo la distribución de cerveza y otros productos.
Hasta la fecha la empresa aún no había logrado restablecer completamente sus sistemas, lo que generó un impacto visible en sus operaciones.
⚙️ Cómo actúan estos grupos
El ransomware es una modalidad de ciberextorsión en la cual los atacantes bloquean o roban información corporativay exigen un pago (rescate) a cambio de liberarla o no divulgarla.
En este caso, según la analista japonesa Yukimi Masuda de Proofpoint Japan, el grupo Qilin habría pasado a la etapa de “presión pública”: al no obtener el dinero exigido, filtraron parte de los datos robados como medida de chantaje para forzar el pago.
Qilin es un grupo activo desde alrededor de 2022 y se le atribuyen ataques a empresas e instituciones en Europa, Asia y América del Norte, operando principalmente desde foros rusos bajo estructuras descentralizadas, lo que dificulta su persecución legal.
⚖️ Marco legal y consecuencias
En Japón, los ciberataques y el acceso no autorizado a sistemas informáticos están regulados principalmente por la Ley de Prohibición de Acceso No Autorizado (不正アクセス禁止法) y el Código Penal japonés (刑法).
Los delitos de este tipo pueden implicar penas de hasta 3 años de prisión o multas de hasta 1 millón de yenes para los responsables directos.
Además, cuando se comprueba la filtración de datos personales, se aplica también la Ley de Protección de Información Personal (個人情報保護法), que obliga a las empresas a notificar públicamente la brecha y tomar medidas para evitar daños a los afectados.
A nivel internacional, Japón puede solicitar cooperación mediante Interpol o tratados de asistencia legal mutua, aunque las acciones contra grupos radicados en Rusia suelen verse limitadas por la falta de acuerdos bilaterales efectivos.
📉 Impacto empresarial y social
La afectación al grupo Asahi va más allá del daño financiero o logístico. Este tipo de incidentes erosiona la confianza del consumidor y del mercado, especialmente en un país que valora la seguridad digital y la transparencia corporativa.
Además, el ataque se produce en un contexto en el que las cerveceras japonesas ya enfrentan dificultades por el aumento de costos energéticos y de materias primas, sumado a la caída del consumo interno.
💬 Reflexión final
El caso Asahi se suma a una lista creciente de ciberataques en Japón en 2025, lo que pone en evidencia la necesidad urgente de fortalecer la ciberseguridad empresarial y la respuesta estatal coordinada.
Como advierten los expertos, no se trata solo de proteger archivos, sino de blindar la confianza de millones de consumidores y trabajadores ante una amenaza global que evoluciona más rápido que la legislación.

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