“El nuevo ‘omotenashi’ del enfado: un izakaya de Kioto marca límites”


📍Tōkyō | 12 de octubre


En una calle lateral de Kioto, donde suelen mezclarse los aromas del yakitori y el bullicio del turismo, un pequeño local ha llamado la atención de las redes por su peculiar forma de recibir —o más bien, de no recibir— a ciertos visitantes.

En la puerta de este izakaya, un cartel en japonés advierte sin rodeos:

「規則を守らない人 立ち入り禁止。出て行け!」

“Clientes que no sigan las reglas: entrada prohibida. ¡Fuera de aquí!”

La traducción al inglés que acompaña el cartel —tan literal como abrupta— dice: “Customers who do not follow the rules. No entry. Never come.”

El mensaje, de tono inusualmente rudo para los estándares japoneses de cortesía, ha sido interpretado por muchos como una respuesta directa al comportamiento inapropiado de algunos turistas, especialmente grupos de visitantes chinos que en los últimos años han sido objeto de controversias en restaurantes y templos de la antigua capital imperial.

 

Una nueva forma de “hospitalidad defensiva”


Aunque Japón es famoso por su omotenashi —esa hospitalidad pulida y discreta—, cada vez más negocios en zonas turísticas están adoptando una postura más firme ante la avalancha de visitantes que ignoran normas básicas: reservar mesa, no hacer ruido excesivo o no traer comida externa.

“Esto no es falta de hospitalidad, es auto-defensa cultural”, comenta un comerciante del barrio de Gion. “La cortesía funciona cuando hay respeto mutuo. Si no lo hay, mejor dejarlo claro desde la puerta.”

 

 

Entre el humor y la tensión


En redes sociales chinas, algunos usuarios tomaron el cartel con humor, diciendo que el dueño del local “practicaba un omotenashi con carácter”. Otros, sin embargo, lo consideraron discriminatorio.

Los japoneses, por su parte, lo ven como un síntoma de un malestar más profundo: el cansancio de los negocios locales ante el turismo masivo que muchas veces erosiona las normas sociales más básicas.

 

 

El trasfondo social


Según datos de la Agencia de Turismo de Japón, Kioto superó los 17 millones de visitantes anuales en 2024, con un incremento notable de turistas chinos tras la reanudación plena de vuelos post-pandemia. Varios templos y barrios residenciales han impuesto restricciones de acceso, y algunos bares pequeños colocan avisos similares: “Solo japoneses” o “Clientes habituales únicamente”.

El izakaya en cuestión, más que rechazar al público extranjero, parece lanzar un mensaje de límites claros: la hospitalidad japonesa no es servidumbre.

 



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