El cambio climático amenaza con borrar el cultivo tradicional en Japón


📍Tōkyō | 26 de diciembre 


La estampa tradicional japonesa de disfrutar una mandarina (mikan) bajo el calor del kotatsu (mesa con calefacción) durante el invierno podría convertirse en un recuerdo del pasado. Un reciente estudio de la Organización Nacional de Investigación Agrícola y Alimentaria (NARO), con sede en Tsukuba, advierte que, de continuar el calentamiento global, las actuales regiones productoras de mandarina en Japón serán prácticamente inadecuadas para su cultivo a finales de este siglo (2080-2099).

Un éxodo agrícola hacia el norte


El informe técnico revela que el aumento de las temperaturas está provocando un «desplazamiento hacia el norte» de las tierras aptas para el cultivo. Actualmente, las mandarinas prosperan en zonas costeras de Shikoku, Kyushu, la península de Kii y el área de Tokai. Sin embargo, los modelos climáticos predicen que:

  • Para mediados de siglo: El 50% de las zonas actuales pasarán a ser «regiones de alta temperatura», dificultando la calidad del fruto.

  • Para finales de siglo: La totalidad de las regiones productoras tradicionales actuales podrían quedar fuera del rango de temperatura ideal (una media anual de 15°C a 18°C).

Quemaduras solares y «piel flotante»: Los síntomas de la crisis


El calor extremo ya está causando estragos visibles. Los agricultores reportan un aumento de la «piel flotante»(ukikawa), una condición donde la pulpa se separa de la cáscara, y quemaduras solares que pudren el fruto antes de ser cosechado.

En 2024, la cosecha nacional cayó un 18% respecto al año anterior, situándose en 559,600 toneladas. «Es necesario implementar medidas contra el calor extremo, incluso si esto aumenta los costos y la mano de obra», afirmó un portavoz de NARO, sugiriendo que el cambio hacia variedades de árboles más resistentes al calor es ya una necesidad imperativa.

El desafío en Wakayama: Salvar la marca «Arida»


En la prefectura de Wakayama, líder nacional con un 25% de la producción total de Japón, la alarma es real. La famosa marca Arida Mikan lucha por mantener sus estándares de dulzura y acidez.

Desde la cooperativa agrícola JA Wakayama, los expertos advierten que sin intervención, el ciclo de maduración se adelantará tanto que las mandarinas ya no estarán disponibles para la temporada de mayor demanda en diciembre.

«Si no hacemos nada, la imagen de las mandarinas en el kotatsu desaparecerá«, afirma un representante de JA Wakayama a um medio local.

Para combatir el termómetro, los productores están recurriendo a tácticas de emergencia:

  1. Cultivo en sombra: Utilizar terrenos con menor exposición solar directa.

  2. Tecnología agrícola: Instalación de redes de sombreado y uso de reguladores hormonales vegetales.

  3. Innovación: Abandono de métodos tradicionales en favor de técnicas adaptadas al nuevo clima.

La batalla por la mandarina no es solo una cuestión económica; es una lucha por preservar uno de los pilares de la identidad cultural del invierno japonés.


 


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