PARÍS.- En los Juegos Paralímpicos de Verano 2024, durante la madrugada del 2 de septiembre (hora de Japón), se llevó a cabo la final masculina de los 100 metros en la clase T13 para atletas con discapacidad visual.

El atleta Kawakami Shuta, de 25 años de edad, originario de Fukui, logró obtener la medalla de bronce con un tiempo de 10.80 segundos.

Kawakami, quien debutaba en los Juegos Paralímpicos, avanzó a la final tras clasificar en tercer lugar en las eliminatorias.

En la carrera final, Kawakami corrió en el carril 7 y mantuvo una intensa disputa por el tercer lugar contra Chad Perris de Australia, llegando ambos casi al mismo tiempo a la meta.

A pesar de que ambos registraron un tiempo idéntico de 10.80 segundos, el resultado del fotofinish determinó que Kawakami se impuso por una diferencia mínima de 0.005 segundos, asegurando así la medalla de bronce.

 

PERFIL

La historia de Kawakami es un testimonio de resiliencia y determinación. Sufrió un accidente de tráfico cuando era niño, lo que provocó una severa pérdida de visión: 0.06 en el ojo derecho y 0.03 en el izquierdo, con campos de visión reducidos en ambos ojos.

A pesar de estas limitaciones, comenzó a practicar atletismo en la escuela secundaria motivado por el deseo de competir solo con su cuerpo.

Esta pasión continuó durante su vida adulta, impulsada por su espíritu competitivo y su deseo de no quedar atrás frente a personas sin discapacidad.

En su trabajo, Kawakami no dejó que su discapacidad visual lo detuviera. Como agente de ventas, tuvo que memorizar folletos y detalles de los productos debido a su dificultad para leer letras pequeñas.

Su dedicación no pasó desapercibida en su entorno laboral, donde sus colegas lo describen como alguien meticuloso y disciplinado, mostrando características propias de un atleta.

Kawakami también entrenaba con el equipo de atletismo de su antigua universidad, la Universidad de Tecnología de Fukui, compaginando su rutina laboral con los entrenamientos al final del día.

A menudo, practicaba solo debido a los horarios incompatibles con los estudiantes. En momentos de dificultad, su entrenador, Naito Keisuke, y su esposa lo motivaron a mantener el compromiso con su entrenamiento, recordándole que el esfuerzo en la pista era tan importante como en el trabajo.

La historia de Kawakami no solo resalta sus logros deportivos, sino también su capacidad para equilibrar una carrera profesional exigente con su dedicación al deporte, ejemplificando la superación y la perseverancia.

 



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