TOKIO.- El Tribunal de Distrito de Tokio condenó a un extranjero a pena privativa de la libertad por realizar Rakugaki – 落書き (grafitis) en un lugar público.
Se trata Jiang Zhuojun, un ciudadano chino de 29 años, quien deberá cumplir 8 meses de prisión al ser hallado responsable de cometer vandalismo en el santuario Yasukuni en Tokio.
El incidente ocurrió en mayo, cuando el condenado, junto con un cómplice, usó un aerosol rojo para escribir la palabra «Toilet» en un pilar de piedra del santuario, considerado un lugar sagrado y de gran simbolismo en Japón.
Contexto del incidente
- Motivación del acusado: Durante el juicio, Jiang reconoció los cargos y explicó que su principal motivación fue protestar contra el vertido al océano del agua tratada de la planta nuclear de Fukushima Daiichi. Declaró:
- «No tengo rencor contra el santuario Yasukuni.»
- «Sabía que estaba mal hacer grafitis, pero mi intención era proteger el mar.»
- Importancia del santuario Yasukuni: Este santuario es un lugar controvertido tanto a nivel nacional como internacional, ya que honra a los caídos en guerras, incluyendo figuras consideradas criminales de guerra en otros países. Por ello, los actos en sus instalaciones suelen generar reacciones públicas y políticas significativas.
Posiciones durante el juicio
- Fiscalía:
- Solicitó una pena de un año de prisión.
- Argumentó que Jiang tuvo un papel crucial en el crimen al:
- Proveer el aerosol utilizado.
- Guiar al cómplice hacia el santuario.
- Afirmó que Jiang desempeñó un rol activo y necesario en la planificación y ejecución del delito.
- Defensa:
- Negó que Jiang fuera el principal responsable.
- Alegó que:
- Jiang solo cumplió con preparar materiales bajo indicaciones del cómplice.
- La ejecución directa del graffiti fue realizada por el otro implicado.
- Solicitó evitar una sentencia de prisión efectiva.
Decisión del tribunal
El tribunal determinó que Jiang desempeñó un rol activo e imprescindible en el acto de vandalismo, lo que justificó la imposición de una sentencia de prisión efectiva. Esta decisión refleja la estricta postura legal japonesa frente a crímenes que implican daño a sitios de gran relevancia cultural o simbólica.
Repercusiones
- Impacto diplomático: Dado el origen extranjero del acusado y la naturaleza sensible del lugar, este caso podría afectar las relaciones entre Japón y China, aunque las autoridades han evitado declaraciones al respecto.
- Protestas contra Fukushima: Este caso pone en evidencia la persistencia de tensiones internacionales y locales respecto al manejo de la crisis nuclear de Fukushima, un tema que sigue polarizando opiniones en Japón y el extranjero.
- Seguridad en sitios culturales: Las autoridades podrían reforzar la vigilancia en lugares históricos y religiosos para prevenir actos similares en el futuro.
Legislación
Pintar grafitis está tipificado como un acto de vandalismo bajo el Código Penal Japonés y se castiga principalmente de dos maneras:
1. Daños a la propiedad
De acuerdo con el artículo 261 del Código Penal Japonés, los daños a la propiedad incluyen actos que deterioren o alteren el estado de bienes de terceros, como paredes o infraestructuras públicas.
Sanciones posibles:
– Multas: Pueden oscilar entre ¥100,000 y ¥500,000.
– Prisión: Hasta tres años, dependiendo de la gravedad del daño.
2. Violaciones a ordenanzas locales
Además del Código Penal, muchas prefecturas tienen regulaciones locales específicas contra el graffiti. Estas ordenanzas buscan mantener el orden público y la estética urbana.
– Las sanciones suelen ser económicas, con multas menores, aunque reincidir puede llevar a sanciones más graves.
Factores que agravan la sanción
– Ubicación del grafiti: Si el acto se realiza en un lugar público, como trenes, estaciones o monumentos históricos, las penas tienden a ser más severas.
– Daño económico: Si el grafiti causa un perjuicio económico significativo, como limpieza costosa o daños irreparables, las multas pueden aumentar.
¿Qué ocurre con los extranjeros?
Si un extranjero es sorprendido realizando grafitis:
1. Arresto inmediato: Las autoridades tienen derecho a detenerlo.
2. Expulsión o deportación: En casos graves, se puede cancelar el visado y ordenar la deportación.
3. Reparación económica: Se exige el pago del daño y una disculpa formal, que puede incluir acciones públicas como una limpieza voluntaria.
Contexto cultural
En Japón, el respeto por los bienes públicos y privados es un valor central, y los grafitis suelen considerarse una falta grave, tanto legal como social.
Esto contrasta con países donde se percibe como una forma de arte urbano. Por ello, es común que la población denuncie estos actos.
EL DATO
En resumen, este caso destaca la interacción entre protestas políticas, actos vandálicos y la justicia japonesa, marcando un precedente en la gestión de delitos relacionados con la protección de lugares simbólicos nacionales.
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