Crisis en el gobierno: la aprobación se hunde al mínimo histórico del 32% y crece la presión para que dimita

 


📍Tōkyō  |  27 de Julio de 2025


La luna de miel política de Ishiba Shigeru ha terminado. A menos de un año de haber asumido como Primer Ministro de Japón, su gabinete enfrenta el momento más difícil desde que llegó al poder en octubre de 2024.

La última encuesta nacional realizada por el Nikkei y TV Tokyo entre el 25 y el 27 de julio revela una caída dramática en el respaldo popular: el índice de aprobación de su gobierno ha descendido a un alarmante 32%, el nivel más bajo desde que asumió el cargo.

El dato golpea con fuerza en el seno del Ejecutivo, que ya venía acumulando desgaste tras varios meses de presiones económicas, roces internos y descontento social. La cifra representa una caída de 5 puntos porcentuales respecto a junio, y deja atrás incluso el mínimo anterior registrado en abril (33%).

Lo más preocupante para el entorno del Primer Ministro es el crecimiento de la desaprobación: el 61% de los encuestados ahora dice no apoyar a su gabinete, un reflejo de la creciente frustración en amplios sectores de la sociedad japonesa.


📉 De esperanza reformista a decepción pública


Cuando Ishiba asumió el poder tras una cerrada lucha dentro del Partido Liberal Democrático (PLD), muchos vieron en él una figura distinta, incluso disruptiva. Militar retirado, conservador con rostro moderado, y férreo defensor de una política de seguridad nacional más robusta, su liderazgo fue inicialmente recibido con expectativa, sobre todo entre votantes mayores y sectores nacionalistas moderados.

Sin embargo, esa esperanza comenzó a erosionarse rápidamente.

Las razones del descontento son múltiples:

  • La inflación persiste, y aunque el gobierno logró un acuerdo comercial clave con Estados Unidos para evitar nuevos aranceles, los beneficios de dicha negociación aún no se perciben en la vida diaria de los ciudadanos. El precio del arroz, la gasolina y productos básicos sigue siendo alto.

  • Las políticas hacia los residentes extranjeros y trabajadores migrantes han generado polémica, sobre todo tras los intentos del gobierno de reforzar la recaudación del impuesto residencial a extranjeros que abandonan Japón. Para muchos, estas medidas han sido percibidas como populismo fiscal disfrazado de “reforma”.

  • Las divisiones dentro del PLD no se han contenido, y los rumores de traiciones internas y movimientos para sustituir a Ishiba se han vuelto persistentes.


⏳ “¿Hasta cuándo debe seguir como Primer Ministro?”


La encuesta también preguntó directamente a los ciudadanos sobre su deseo respecto a la permanencia de Ishiba en el cargo. Aunque los resultados completos aún no se han publicado, fuentes cercanas a la encuesta señalan que una mayoría significativa respondió “debe dejar el cargo de inmediato”.

La sensación generalizada, tanto en los pasillos del poder como en la opinión pública, es que la renuncia del primer ministro es ahora una cuestión de tiempo. Según fuentes del oficialismo, el propio Ishiba estaría considerando tomar una decisión final sobre su continuidad en agosto, luego de una ronda de consultas con sus aliados políticos y jefes de facción.


🧭 ¿Qué pasa si renuncia? ¿Y quién podría sucederlo?


En caso de que Ishiba dimita, Japón enfrentaría su tercer cambio de Primer Ministro en apenas dos años, algo que ya genera preocupación en el exterior sobre la estabilidad política del país.

Entre los nombres que más suenan como posibles sucesores están:

  • Kono Taro, exministro digital, conocido por su estilo comunicativo directo y enfoque tecnocrático.

  • Takaichi Sanae, exministra de Asuntos Internos, quien podría representar un giro aún más conservador.

  • Koizumi Shinjiro, actual ministro de Agricultura, hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi, y aún con imagen positiva entre jóvenes.

Ninguno de ellos tiene garantizado el apoyo mayoritario dentro del PLD, por lo que una batalla interna intensa podría desarrollarse si se abre una carrera por la sucesión.


🧑‍⚖️ El dilema de Ishiba: dignidad política o resistencia


En entrevistas recientes, el propio Ishiba ha manifestado que «no tiene intenciones personales» y que está «dispuesto a sacrificarse por el futuro del país». Pero la presión es cada vez más asfixiante. Incluso los sectores que lo apoyaban inicialmente comienzan a pedir su relevo como una medida necesaria para evitar un mayor desgaste del PLD de cara a los próximos comicios.

La oposición, por su parte, no pierde oportunidad para atacar. El Partido Constitucional Democrático y el emergente Sanseitō —que ha capitalizado parte del descontento con su retórica nacionalista y antiinmigrante— ya exigen una renuncia inmediata y la convocatoria a elecciones anticipadas.

[ishiba shushō] «Silencio mi ego por el bien de Japón»


🧵Conclusión: un gobierno que se desangra políticamente


El caso de Ishiba es un ejemplo claro de cómo una gestión que no logra conectar resultados con narrativa política puede erosionarse rápidamente, incluso si parte con legitimidad interna. La caída a 32% no es solo un número: es una señal de que su capital político se ha agotado.

Lo que ocurra en agosto será clave para definir no solo el futuro del Primer Ministro, sino también el rumbo del país en un contexto global cada vez más incierto. La pregunta ya no es si Ishiba caerá, sino cuándo y en qué condiciones.

 

 




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