Bajo el torii rojo, Japón renueva su promesa: atraer la buena suerte, alejar la oscuridad
📍Tōkyō | 24 de noviembre
En cuanto cae noviembre y los árboles comienzan a soltar sus últimas hojas rojizas, en Tokio y en buena parte de Kantō ocurre algo que parece sacado de una vieja pintura ukiyo-e: el 酉の市 (Tori no Ichi) despierta.
Los puestos se iluminan con faroles como pequeñas lunas naranjas, el humo de los puestos de yakitori perfuma el aire frío, y miles de manos se unen en 手締め (tejime) —ese aplauso rítmico que sella un deseo, una esperanza, un nuevo comienzo.
Es una escena que se ha repetido durante siglos, desde los días en que Edo aún era una ciudad de calles de tierra y comerciantes ambulantes. Hoy, entre rascacielos, turistas y ejecutivos, es el mismo espíritu el que camina: la fe en que es posible atraer la buena suerte, empujar la adversidad y abrir camino hacia el año nuevo.
Donde late la historia
Los templos y santuarios vinculados a aves —sobre todo 鷲神社 (Ōtori Jinja) y el cercano 長國寺 (Chōkokuji) en Asakusa— se transforman en mares de luz.
Es aquí donde nace la tradición, y donde, según se cuenta, incluso los guerreros de Edo acudían a pedir fuerza para las batallas.
El dios al que se reza es 日本武尊 (Yamato Takeru no Mikoto), héroe mítico de valentía feroz y corazón indomable.
El símbolo que recoge los sueños: el 縁起熊手 (Engikumade).
Entre los gritos de los vendedores, algo brilla con fuerza: las 熊手 (kumade), esos abanicos en forma de rastrillo que prometen “recoger” fortuna, clientes, prosperidad, amor, salud.
Algunos son tan pequeños como la palma de una mano; otros, tan enormes que necesitan dos personas para levantarlos.
En cada 熊手 (Kumade) hay un mundo: mascaritas de Otafuku, monedas doradas, grullas, barriles de sake, figuras de Ebisu sonriendo.
Cada elemento es un deseo, cada deseo una historia.
Comprarlo no es un acto comercial; es un ritual, un pequeño pacto íntimo entre el presente y el futuro.
Los días sagrados del gallo que marcan el pulso del final de año
Como los gallos del calendario chino, los “Días del Gallo” vuelven cada doce días.
Por eso, algunos años hay una sola gran celebración; otros, dos o incluso tres:
- 2025 (Reiwa 7)◦ Primer Día del Gallo (一の酉): 12 de noviembre (miércoles)◦ Segundo Día del Gallo (二の酉): 24 de noviembre (lunes)• 2026 (Reiwa 8)◦ Primer Día del Gallo (一の酉): 7 de noviembre (sábado)
◦ Segundo Día del Gallo (二の酉): 19 de noviembre (jueves)
La tradición dice que el primer 酉 (一の酉) es el más importante: la noche donde las voces del pasado son más claras, y las promesas para el año nuevo parecen tener más fuerza.
Ecos del haiku y el alma de Edo
宝井其角 (Takaraï Kikaku), discípulo de Bashō, escribió:
「春を待つ 事のはじめや 酉の市」“Esperar la primavera comienza aquí, en el mercado del Gallo.”
Porque el 酉の市 no es solo un evento:
es la primera piedra del año por venir,
un puente entre el frío que llega y la luz que se espera.
Mientras la multitud avanza entre faroles y sonrisas, uno no puede evitar sentirlo:
Japón ya está despidiendo el año, y al mismo tiempo, abrazando su nuevo destino.

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