📍Tokio | 1 de mayo de 2025


En la cultura japonesa, los proverbios no son solo expresiones lingüísticas, sino cápsulas de sabiduría ancestral que reflejan con sencillez y profundidad los valores de la sociedad.

 

Uno de los más conocidos y utilizados en el día a día, especialmente en situaciones donde alguien ha cometido un error, es: 「猿も木から落ちる」(saru mo ki kara ochiru), que literalmente significa: “Hasta los monos se caen de los árboles”.

La frase puede parecer simpática a primera vista —y lo es—, pero su significado tiene una profundidad que trasciende generaciones: hasta los expertos, incluso aquellos que dominan una habilidad, pueden cometer errores.

En otras palabras, nadie está exento de fallar, por muy hábil o preparado que esté.

 


Un refrán que consuela


En la vida cotidiana japonesa, este proverbio se emplea comúnmente para aliviar la vergüenza o frustración de quien ha tropezado en su área de especialidad.

Por ejemplo, si un chef de prestigio quema accidentalmente un platillo, o un maestro calígrafo derrama tinta sobre el papel, alguien cercano podría decirle con una sonrisa: saru mo ki kara ochiru ne”.

Es una forma amable y empática de recordar que el error es parte del proceso humano y que no hay que castigarse por un fallo aislado.

 


Un reflejo del pensamiento colectivo


La cultura japonesa tiende a valorar el esfuerzo continuo, la disciplina y el perfeccionismo. Sin embargo, también existe una comprensión profunda de que la perfección es imposible.

Este proverbio equilibra ese rigor con un toque de compasión, recordando que incluso los mejores tienen momentos de debilidad.

Es una herramienta social poderosa, usada para fomentar la tolerancia y la humildad.

 


Uso actual en medios y redes


Hoy en día, saru mo ki kara ochiru aparece con frecuencia en redes sociales, programas de televisión e incluso en ambientes de trabajo.

Cuando una figura pública comete un error, muchos comentaristas o internautas usan este dicho para calmar el juicio público y recordar que todos, incluso los famosos, tienen derecho a equivocarse.

Por ejemplo, cuando un jugador de béisbol profesional falla un lanzamiento decisivo, los titulares de prensa pueden incluir este refrán para suavizar la crítica.

Es también común verlo en mangas, animes y doramas, donde los personajes lo mencionan para consolar a un amigo.

 


Una enseñanza que trasciende culturas


Aunque es un proverbio japonés, el mensaje resuena en cualquier parte del mundo. Todos, sin importar el país o profesión, hemos tenido momentos en que fallamos en lo que más dominamos.

Y en esos momentos, recordar que “incluso los monos se caen de los árboles” puede ser un bálsamo para el alma.

En definitiva, este refrán sigue vivo porque no solo refleja una observación de la naturaleza, sino una verdad universal: errar no nos hace menos valiosos, nos hace humanos.

 




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