Chile vibra con el fútbol japonés: disciplina, talento y corazón juvenil
📍Santiago de Chile / 3 de octubre
En una capital chilena teñida de ambiente mundialista juvenil, los hinchas japoneses llegaron con banderas rojas y blancas, mezclándose con el calor latinoamericano.

Para Japón, este torneo significa más que una competencia: es una oportunidad de mostrar el fruto de años de trabajo en academias, donde la disciplina y la técnica se convierten en un estilo de vida.
El equipo ya había asegurado la clasificación tras vencer 2-0 a Egipto y 2-0 al anfitrión Chile. Sin embargo, el duelo frente a Nueva Zelanda era vital para confirmar liderazgo y confianza de cara a la fase eliminatoria.
⚽ El partido
El técnico japonés sorprendió con ocho cambios en la alineación, una apuesta arriesgada que demostró la amplitud del plantel.
- 22’ – Ogura Kōsei (小倉幸成): El joven mediocampista recibió el balón con espacio y no lo dudó. Sacó un zurdazo que voló como un rayo hacia el ángulo. En las gradas, un grupo de niños japoneses gritó su nombre, reflejando que la nueva generación inspira a la que viene detrás.
- 64’ – Hiraga Sorato (平賀大空): Con la presión alta, Japón recuperó en campo rival. Hiraga intentó rematar, pero el desvío en Jayden Smith se transformó en un autogol. Fue una jugada que reflejó la intensidad japonesa: no dejar respirar al contrario.
- 82’ – Ishii Hisatsugu (石井久継): Una combinación elegante. Takaoka Reisō (高岡伶颯) metió un caño que desató aplausos, Ishii recibió en el área, hizo un quiebre sereno y definió con la zurda. Fue el gol que cerró la historia con estilo, demostrando que Japón no solo es orden, sino también fantasía.
🔒 La solidez defensiva
Tres partidos, nueve goles a favor y ninguno en contra. Japón luce un equipo compacto, donde el arquero casi no sufre y la defensa juega adelantada, confiando en su capacidad de recuperar. La idea es clara: atacar defendiendo desde arriba.
💡 Significado
Para los jóvenes japoneses, vestir la camiseta nacional no es solo deporte: es un símbolo de sacrificio familiar. Muchos vienen de ciudades pequeñas, donde los padres trabajan doble turno para costear viajes y entrenamientos. Cada gol en Chile representa, en el fondo, un agradecimiento silencioso a esas familias.
Al mismo tiempo, en Japón los partidos se transmiten en la madrugada. Aun así, en casas, bares y konbinis, los aficionados se reúnen a alentar. Esa conexión transnacional entre quienes viajan a Chile y quienes siguen desde casa refuerza la idea de comunidad.
🚀 Mirada hacia adelante
Clasificados como líderes invictos del Grupo A, los chicos japoneses llegan a octavos con confianza plena. Su rival será un tercero de otro grupo, pero en el fútbol juvenil nada está escrito: la frescura, la emoción y los errores inesperados marcan diferencias.
Lo que sí es claro es que esta generación está enseñando al mundo que el fútbol japonés ya no es sorpresa, sino una realidad competitiva y cultural que crece torneo tras torneo.


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