Respeto no es opcional: el desafío del turismo consciente en Japón


📍Kyōtō | 18 de diciembre


Bajo el rojo intenso de los torii, que para muchos japoneses marcan el paso hacia un espacio sagrado y de respeto, el silencio se rompió de forma abrupta. En un santuario sintoísta de Kioto, una turista extranjera fue grabada haciendo ejercicios físicos, colgándose de las estructuras y usando el pasaje como si fuera un gimnasio. El video, corto pero muy claro, se difundió rápidamente en redes sociales y provocó una ola de críticas.

Para gran parte de la sociedad japonesa —y también para muchos extranjeros que viven en el país y conocen sus costumbres— la escena no fue un simple error de una turista distraída. Se percibió como un cruce de límites: transformar un lugar de oración y recogimiento en un espacio de diversión personal. La molestia no se dirigió solo a esa persona, sino al temor de que los espacios sagrados estén perdiendo su significado en medio del turismo masivo y la búsqueda de contenido para redes sociales.

Kioto, una ciudad con siglos de historia religiosa, vive constantemente entre la bienvenida al visitante y la necesidad de proteger su identidad cultural. Este episodio volvió a poner sobre la mesa un problema más profundo: la falta de información clara para los turistas, el efecto amplificador de las redes sociales y la responsabilidad compartida de cuidar estos lugares. No se trata de nacionalidades ni de señalar a un grupo, sino de entender algo básico: hay sitios donde la curiosidad debe ir de la mano del respeto.

 


⚖️ Marco legal y normativo


  • Naturaleza de los santuarios: Los santuarios sintoístas (jinja) son propiedad privada de carácter religioso, administrados por corporaciones religiosas (shūkyō hōjin).

  • Reglas internas: Cada santuario puede establecer normas de conducta y restringir actividades incompatibles con el culto (incluido el uso indebido de estructuras).

  • Código Penal japonés:

    • Daño a la propiedad (刑法 第261条) si hay deterioro físico.

    • Obstrucción de negocios (威力業務妨害) si la conducta afecta el funcionamiento del santuario.

  • Ordenanzas locales: Kioto cuenta con normativas de preservación cultural que respaldan sanciones administrativas cuando se compromete la dignidad o conservación de bienes culturales.

  • Expulsión del recinto: Los administradores pueden negar el acceso o retirar a quien incumpla las reglas, aun sin sanción penal.

En la mayoría de los casos, estos incidentes se resuelven con advertencias y retirada del lugar, pero la reiteración o el daño pueden escalar a sanciones.

 

Anexo

¿Cual seria la reacción si un turista extranjero realiza actos similares al interior de una Iglesia Católica?

 

Para muchas personas hispanohablantes, una escena así dentro de una iglesia católica provocaría una reacción inmediata de incomodidad y enojo. Imaginar a un turista haciendo ejercicios, colgándose de los bancos o usando el templo como si fuera un espacio de juego rompe de golpe con la idea de respeto y recogimiento que esos lugares representan.

No se vería como una simple broma ni como un malentendido cultural, sino como una falta de consideración profunda hacia la fe y la memoria colectiva.

En una iglesia, para muchos, se reza, se despide a los muertos, se celebran bautizos y bodas; es un espacio cargado de emociones y significado. Por eso, un acto así se sentiría casi como una invasión. La reacción no tardaría en aparecer: miradas de reproche, pedidos para que se retire del lugar e incluso discusiones abiertas. En redes sociales, la indignación sería fuerte, con mensajes que hablarían de burla, irrespeto y pérdida de valores.

Al final, el sentimiento de fondo sería muy parecido al que hoy se ve en Japón: la sensación de que algo sagrado fue tratado como un simple escenario. No es una cuestión de religión ni de nacionalidad, sino de empatía. De entender que hay lugares donde el silencio, el respeto y la prudencia no son una opción, sino una forma básica de convivir.



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