El primer ministro japonés enfrenta rebelión interna tras su tercera derrota electoral consecutiva
📍Tōkyō | 22 de Julio de 2025
Ishiba Shigeru, primer ministro de Japón, ha decidido mantenerse firme. Pero su decisión de seguir al frente del gobierno tras la contundente derrota del oficialismo en las elecciones a la Cámara Alta ha abierto una grieta profunda dentro del Partido Liberal Democrático (PLD), que amenaza con convertirse en una tormenta política de gran escala.
A esta creciente presión interna ya se le ha dado nombre: “Ishiba oroshi” (石破おろし), expresión que en la jerga política japonesa se refiere al movimiento para forzar la renuncia de un líder desde dentro de su propio partido.
📉 Un liderazgo debilitado tras tres derrotas
El detonante es claro: en menos de un año, el gobierno de Ishiba ha perdido tres elecciones clave. Primero, la Cámara Baja en octubre de 2024. Luego, las elecciones metropolitanas de Tokio en junio de 2025. Y ahora, en julio, la Cámara Alta.
Esto convierte a su gabinete en el primero en la historia de posguerra de Japón en perder simultáneamente el control de ambas cámaras legislativas.
Lejos de asumir la derrota como señal de retirada, Ishiba compareció el 21 de julio ante la prensa para anunciar que no dimitirá. En su discurso, repitió al menos diez veces la palabra “responsabilidad”, no para justificar una renuncia, sino para reafirmar que su deber es continuar gobernando en tiempos de crisis. Mencionó las negociaciones comerciales con EE. UU., la inflación y los desastres naturales como razones para no abandonar el timón.
“Esto será un camino lleno de espinas. Pero trabajaré con sinceridad y dedicación por el país”, dijo al invocar el proverbio «赤心報国» (Sekishin Hōkoku), que alude a servir a la patria con el corazón puro.
🔄 ¿Una doble moral? El recuerdo de Abe en 2007
Sus palabras, sin embargo, generaron malestar incluso entre los suyos. Algunos recordaron que en 2007, cuando era ministro en el gabinete de Abe Shinzo, el actual jefe de gobierno exigió su dimisión tras una derrota electoral similar. Ahora, con roles invertidos, su decisión de seguir parece —para muchos— contradictoria.
Consultado por este punto, Ishiba se defendió alegando que en aquel momento no pedía la renuncia inmediata, sino que el entonces primer ministro debía “explicar sus razones” para seguir.
🚨 Malestar en el PLD: renuncias, quejas y hashtags
La conferencia no calmó las aguas. De hecho, las quejas dentro del PLD empezaron a aflorar sin filtros:
-
Fukuda Tatsuo, dirigente del partido, reveló que tras la elección recibió más de 20 llamadas de jóvenes diputados expresando frustración. En una reunión interna, advirtió al primer ministro: “Los jóvenes están acumulando descontento. Tómelo en cuenta”.
-
Kōno Tarō, una de las figuras más populares del partido, renunció a su cargo como vicepresidente del comité electoral. Lo anunció en su cuenta de X (antes Twitter) y fue directo:
“Si el primer ministro no renuncia por razones de Estado, al menos el responsable electoral debe asumir su parte. Si no corregimos esto, no habrá regeneración en el PLD”.
-
Tuits con el hashtag 「#石破総裁の退陣を求める」(Exigimos la renuncia de Ishiba) comenzaron a circular, no solo entre activistas o ciudadanos, sino incluso desde cuentas oficiales de concejales del PLD en prefecturas como Yamaguchi, Tokio o Fukushima.
El PLD de la prefectura de Kōchi fue más allá y presentará formalmente una solicitud de renuncia al cuartel general del partido.
🧱 Viejas heridas y alianzas nuevas
El frente anti-Ishiba no se limita a los jóvenes. Viejos conocidos del poder han empezado a reagruparse:
-
El ex vice primer ministro Taro Aso y el ex secretario general Toshimitsu Motegi se reunieron en Tokio para analizar el escenario tras la derrota. Ambos formaban parte del gobierno de Kishida y ahora son considerados líderes de una facción disidente.
-
Aso, en particular, mantiene una relación tensa con Ishiba desde 2009, cuando este último fue uno de los instigadores del “Aso oroshi” que precipitó su salida. Si Aso activa su facción, sería el golpe más peligroso para la continuidad del actual gabinete.
⏳ Contrarreloj: ¿resistir o caer antes del Parlamento?
Aunque Ishiba insiste en que permanecerá, el tiempo juega en su contra:
-
El 1 de agosto vence el plazo para la entrada en vigor de los aranceles del 25 % propuestos por el gobierno de Trump, y Japón aún no ha logrado un acuerdo comercial definitivo.
-
El 31 de julio, Ishiba convocó una reunión informal con los legisladores del PLD para “escuchar sus opiniones”, pero esta no tiene efectos vinculantes. Si el clima se caldea, podría derivar en una convocatoria formal de elecciones internas del partido.
-
Según el artículo 6 de los estatutos del PLD, si más de la mitad de los parlamentarios y representantes regionales lo solicitan, se puede adelantar la elección de presidente del partido. Ishiba estaría obligado a presentarse a reelección o renunciar.
Además, la oposición huele sangre:
-
El Partido Democrático Constitucional, liderado por Yoshihiko Noda, ya anunció que podría presentar una moción de censura en la próxima sesión parlamentaria.
-
Si se aprueba, la Constitución japonesa obliga al primer ministro a dimitir o disolver la Cámara Baja en 10 días.
-
La oposición se niega a entrar en coaliciones con el PLD bajo el liderazgo de Ishiba. Incluso el Partido Democrático para el Pueblo, más centrista, dejó claro que no colaborará con un gobierno que no cumple sus promesas.
⚖️ Conclusión: un gobierno al borde del abismo
Shigeru Ishiba ha optado por resistir. Pero cada día que pasa sin una base sólida de apoyo político, su gobierno se debilita más. Con un Parlamento dividido, sin mayoría y sin aliados dispuestos a tenderle la mano, el margen de maniobra se reduce peligrosamente.
La historia japonesa ya ha visto a primeros ministros caer tras elecciones senatoriales. Pero en este caso, las señales internas apuntan a una rebelión mayor: la de su propio partido.
El “Ishiba oroshi” aún no es una avalancha. Pero los temblores ya comenzaron.

©NoticiasNippon
