Turista destaca la solidaridad japonesa durante alerta de tsunami, pero su comentario divide opiniones
📍Tōkyō | 11 de Agosto de 2025
Un momento de incertidumbre por una alerta de tsunami tras el terremoto en Rusia, se convirtió para un turista estadounidense en una lección sobre la calidez humana en Japón, aunque sus palabras también han abierto debate en redes sociales.
Brian Krassenstein, visitante de Estados Unidos, relató en su cuenta de X (antes Twitter) que, tras la suspensión total del servicio ferroviario en la estación de Kamakura en Kanagawa debido a una alerta de tsunami, él y su acompañante se vieron obligados a esperar durante horas por un medio de transporte alternativo.
Según escribió, la situación fue más llevadera gracias a la amabilidad de los locales: “La gente de Japón ha sido muy amable. Muchas personas se nos han acercado para preguntarnos si estábamos bien y nos han traído comida. Esto nunca pasaría en Estados Unidos”.
La publicación estuvo acompañada de una imagen donde se les ve con maletas, provisiones y recostados en una zona de la estación, mientras otros viajeros esperaban también la reanudación del servicio.
Reacciones encontradas
El mensaje de Krassenstein fue celebrado por algunos usuarios, quienes lo interpretaron como un reconocimiento a la cultura japonesa de hospitalidad (omotenashi) y a su fuerte sentido comunitario en momentos de emergencia.
Sin embargo, otros internautas, tanto en Japón como en el extranjero, señalaron que su frase final —“Esto nunca pasaría en Estados Unidos”— podría generalizar de forma injusta o dar una imagen negativa de su propio país. Algunos estadounidenses respondieron que también han vivido gestos de solidaridad en situaciones críticas dentro de su territorio.
Contexto cultural
En Japón, ante desastres naturales como terremotos o tsunamis, es habitual que la población local se organice espontáneamente para ayudar a desconocidos, compartiendo alimentos, agua o información. Esto forma parte de una tradición de respuesta comunitaria forjada por décadas de convivencia con emergencias naturales.
Además, el país cuenta con protocolos estrictos para detener el transporte ante alertas, priorizando la seguridad de los pasajeros, incluso si eso implica retrasos prolongados.
Un gesto que deja huella
Más allá de la polémica, la experiencia de Krassenstein ilustra cómo, en momentos de tensión, pequeños actos de humanidad pueden marcar la diferencia. Para él, el recuerdo no será solo la alerta de tsunami, sino la generosidad de extraños que hicieron que la espera fuera más llevadera.

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