📍Tōkyō | 18 de mayo de 2025
En Japón está creciendo un fenómeno silencioso pero muy revelador sobre las tensiones familiares contemporáneas.

Se trata de los llamados “divorcios por cuidado” (kaigo rikon) —casos en que el cuidado prolongado de familiares, especialmente de suegros, lleva a mujeres a poner fin a su matrimonio.
Esta tendencia está saliendo a la luz con más fuerza en los últimos años, impulsada por el envejecimiento acelerado de la población y desigualdades persistentes en las cargas domésticas.
Un caso representativo: el peso del cuidado y la traición
Una mujer de 48 años, residente en el área metropolitana de Tokio, cuenta su historia.
Durante años, cuidó a su suegra, una mujer de más de 70 años que quedó semiparalizada.
Aunque legalmente no tenía obligación de cuidar a su suegra, lo hacía por petición de su esposo, perteneciente a una adinerada familia de terratenientes que administraba gasolineras y propiedades en alquiler. Ella accedió, por compromiso y presión familiar.
Mientras ella se dedicaba día y noche al cuidado, el esposo —aunque encargado de la administración de los bienes familiares— vivía con comodidad y mostraba conductas sospechosas: ocultaba su teléfono, salía sin avisar. La gota que colmó el vaso fue descubrir mensajes comprometidos en su celular mientras él se bañaba.
Tras contratar un detective privado, la infidelidad fue confirmada con pruebas fotográficas. Para entonces, el desgaste físico y emocional de la mujer ya era insostenible. “Ya no puedo seguir cuidando. Es imposible”, confesó cuando tomó la decisión de divorciarse tras 20 años de matrimonio sin hijos.
El esposo reconoció la infidelidad. Aunque la casa heredada del padre no entró en el reparto de bienes, la exesposa recibió unos 50 millones de yenes en ahorros compartidos y una compensación de 3 millones de yenes por el daño emocional causado.
Datos que explican el contexto: Japón y su crisis del cuidado
Japón se enfrenta a una crisis de cuidado social sin precedentes. Según datos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar (2024), hay más de 7.2 millones de personas con necesidad de cuidados, de las cuales 4.3 millones reciben atención domiciliaria.
Para 2040, se espera que esta cifra supere los 4.6 millones, y faltarán más de 570.000 trabajadores de cuidado para cubrir la demanda.
Esta escasez se traduce en que las tareas recaen en los miembros de la familia. Una encuesta nacional de 2022 indica que el 45.9% de los cuidadores conviven con la persona dependiente, y el 68.9% de ellos son mujeres, lo que confirma una desigual distribución de estas responsabilidades.
Una tendencia en aumento en los despachos legales
Según especialistas, los casos de divorcio entre parejas de mediana o avanzada edad motivados por el cuidado de familiares (especialmente suegros) están aumentando de forma sostenida.
No se trata sólo de infidelidades, aclaran, sino de un acumulado de años de desigualdad emocional, económica y doméstica, donde muchas mujeres se ven tratadas como cuidadoras obligadas, sin apoyo ni reconocimiento. Cuando eso se combina con la indiferencia o traición del cónyuge, el quiebre se vuelve inevitable.
Reflexión
Este caso ilustra no solo la carga invisible del cuidado no remunerado, sino también cómo los vínculos familiares pueden deteriorarse cuando no se distribuyen de manera justa las responsabilidades.
El fenómeno de los kaigo rikon refleja una crisis silenciosa en los hogares japoneses: donde el envejecimiento, la desigualdad de género y el debilitamiento de los lazos conyugales conviven bajo el mismo techo.
En un país donde la expectativa de vida sigue aumentando y el número de trabajadores disminuye, repensar quién cuida, cómo se cuida y a qué costo emocional será cada vez más urgente.
Estadísticas sobre los “divorcios por cuidado”
1. Cuidado de personas mayores en Japón (2024)
Fuente: Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar (厚生労働省)
•Personas con certificado de cuidado (要介護・要支援):
7,230,000 personas
•De ellas, personas que reciben cuidado en casa:
4,350,000 personas
•Proyección para el año 2040:
Se espera que el número de personas que reciban cuidado domiciliario alcance los 4,650,000.
•Déficit de personal de cuidado proyectado para 2040:
570,000 personas faltarán para cubrir la demanda.
2. ¿Quién cuida a quién?
Fuente: Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (2022, 厚生労働省)
•Parentesco con la persona cuidada (quién realiza el cuidado):
•Cónyuge: 23.8%
•Hija (de la persona mayor): 20.4%
•Nuera (esposa del hijo): 12.5%
•Hijo: 12.4%
•Otros (nietos, hermanos, etc.): 31%
•Género de quien cuida:
•Mujeres: 68.9%
•Hombres: 31.1%
Comentario: Aunque legalmente una nuera no está obligada a cuidar a sus suegros, en la práctica muchas lo hacen, a menudo por presión familiar o costumbre.
3. Tendencia en divorcios en Japón
Fuente: Ministerio de Justicia, estadísticas judiciales
•Divorcios registrados en 2023:
184,000 casos aproximadamente
•Aumento de divorcios después de los 50 años (“熟年離婚” o “divorcio maduro”):
Este tipo de divorcio ha aumentado progresivamente desde los años 2000.
•Motivos frecuentes según encuestas judiciales:
•Falta de cooperación del cónyuge en el hogar o cuidado
•Infidelidades
•Acumulación de resentimientos tras décadas de matrimonio
•Agotamiento físico y emocional por el cuidado de suegros
4. Frase común en encuestas a mujeres cuidadoras:
“Aunque mi esposo no hace nada, me impone a mí el cuidado de su madre.” 「夫は何もしないのに、母の介護は私に押し付ける」
Este tipo de queja aparece con frecuencia en entrevistas y reportes sociales. Muchas mujeres, especialmente nueras, sienten que su vida se sacrifica por una carga que ni les corresponde ni se valora.
Comparación internacional: ¿Quién cuida a los mayores y qué pasa con los matrimonios?
Japón
•Modelo tradicional: cuidado familiar, especialmente por las nueras.
•Cobertura estatal: limitada, aunque existe un seguro nacional de cuidado (kaigo hoken), muchas tareas recaen en el hogar.
•Crisis actual: escasez de trabajadores, envejecimiento acelerado, falta de corresponsabilidad masculina.
•Impacto: aumento de los kaigo rikon (divorcios por agotamiento del cuidador, especialmente mujeres).
Alemania
•Sistema mixto: fuerte seguro público de cuidado desde 1995.
•Profesionalización: los mayores reciben ayuda de trabajadores sociales o servicios contratados.
•Apoyo familiar: existe, pero se fomenta la autonomía y el acceso a residencias o servicios públicos.
•Impacto emocional: aunque hay tensiones, el sistema alivia la carga sobre las esposas o nueras, y hay menos divorcios asociados al cuidado.
Suecia
•Sistema universal y estatalizado: el Estado garantiza cuidado integral a adultos mayores.
•Género y cuidado: el rol de cuidadora recae muy poco en familiares directos; el 90% de los cuidadores son profesionales.
•Divorcios por cuidado: prácticamente inexistentes como fenómeno estructural.
España
•Modelo mediterráneo familiarista: gran parte del cuidado recae en hijas y nueras.
•Ley de Dependencia (2006): reconoce el derecho al cuidado, pero su implementación es parcial y desigual.
•Impacto: hay conflictos familiares por cuidado, pero el vínculo con divorcios está menos estudiado.
Actuación de los tribunales japoneses ante el “divorcio por cuidado”
En Japón, los tribunales no consideran el cuidado como una obligación legal entre nueras y suegros, pero sí evalúan el contexto completo del matrimonio al decidir sobre:
A. Causales de divorcio (según el Código Civil japonés):
El artículo 770 del Código Civil permite el divorcio si hay:
1.Infidelidad
2.Abandono malicioso
3.Violencia física severa
4.Imposibilidad de convivencia
5.Otras razones graves que dificulten continuar el matrimonio
El agotamiento físico y emocional por una carga de cuidado desproporcionada puede considerarse como una “razón grave”.
B. División de bienes
•Solo se dividen los bienes acumulados durante el matrimonio (共有財産).
•Herencias o propiedades familiares (como casas o tierras de la familia del esposo) no se dividen si no fueron compartidas explícitamente.
En casos como el de la noticia, donde la esposa cuidó a la suegra y el esposo fue infiel, los tribunales suelen otorgar:
•Compensación económica proporcional
•Indemnización por infidelidad (entre 100 y 500万円, según pruebas y duración)
C. Custodia y pensión
•En matrimonios con hijos, la custodia se otorga a uno solo (no compartida).
•En algunos casos, se puede negociar una pensión postdivorcio para compensar desigualdades económicas, sobre todo si una mujer dejó de trabajar para cuidar.
Conclusión:
El “divorcio por cuidado” en Japón es una señal clara de un sistema sobrecargado y desigual, donde las mujeres —en especial las nueras— llevan sobre sus hombros una responsabilidad que ni es legalmente obligatoria ni emocionalmente sostenible.
En otros países, la profesionalización del cuidado y los sistemas de protección social han evitado en gran medida que esta carga destruya matrimonios.
En Japón, los tribunales han comenzado a reconocer el sufrimiento emocional derivado del cuidado desigual, pero las leyes siguen centradas en la responsabilidad conyugal y no con la familia extendida.
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