Del palacio imperial al festival: el legado milenario de la kakigōri en Japón
📍Tōkyō | 25 de Julio de 2025
En el corazón del abrasador verano japonés, este 25 de julio se celebra una de las fechas más dulces y representativas del calendario gastronómico nipón: el Día Nacional de la Kakigōri, la tradicional raspadilla japonesa.
La efeméride no solo invita a refrescarse con este clásico de hielo y sirope, sino que rinde homenaje a su historia milenaria y al simbolismo que encierra en la cultura veraniega del país.
☀️ Una fecha marcada por el calor extremo… y el sabor helado
La elección del 25 de julio no es casual. Esta jornada fue elegida por la Asociación Japonesa de Kakigōri, con sede en el distrito de Wakabayashi, en Setagaya (Tokio), basándose en dos razones clave:
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Un juego de palabras: en japonés, “kakigōri” también es conocida como “natsugōri” (夏氷), que puede descomponerse fonéticamente como na (7) – tsu (2) – go (5) – ori, es decir, 7/25.
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Un hito climático histórico: el 25 de julio de 1933, la ciudad de Yamagata registró una temperatura de 40.8°C por efecto del fenómeno del föhn, marcando el récord de calor más alto en Japón durante décadas. La fecha quedó grabada como el “Día del récord térmico japonés”.
Ambas razones se entrelazan para dar sentido a esta conmemoración: un día tórrido que simboliza por excelencia la necesidad de un alivio helado.
🍧 Más que un postre, un símbolo de verano
La kakigōri no es simplemente hielo con sirope. Es una tradición, una experiencia, una imagen que despierta recuerdos de infancia y festivales de verano (matsuri). Se elabora raspando hielo muy fino, como copos de nieve, al que se le añade sirope de sabores como fresa, melón, uva, matcha o mango. A menudo se enriquece con leche condensada, frutas frescas, o incluso anko (pasta dulce de judía roja).
En las ferias y festivales, el toldo con el gran kanji 「氷」 (hielo) ondeando es señal inequívoca de su presencia. Su sabor no solo refresca: conecta generaciones.
📜 Una historia que se remonta al Japón imperial
El origen de la kakigōri puede rastrearse hasta el periodo Heian (siglo X). En su famosa obra Makura no Sōshi (El libro de la almohada), la escritora Sei Shōnagon describió un elegante manjar: hielo raspado servido en un cuenco dorado con jarabe de planta dulce (amadzura). En aquella época, el hielo era un bien escaso reservado a la nobleza, que lo conservaba desde el invierno en cámaras subterráneas llamadas “himuro”.
No fue sino hasta siglos más tarde, con la industrialización y el uso de máquinas de hielo, que este lujo se democratizó y se convirtió en uno de los pilares del verano japonés.
🏢 La labor de la Asociación Japonesa de Kakigōri
Con base en Setagaya, la Japan Kakigōri Association trabaja para preservar, difundir y reinventar esta tradición. Organiza ferias, concursos, y emite boletines que conectan a productores de hielo, fabricantes de máquinas, y tiendas especializadas.
Su misión se basa en tres pilares:
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“Proteger” el legado de la kakigōri.
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“Conectar” a los diversos actores de la industria.
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“Expandir” su valor cultural y comercial dentro y fuera de Japón.
Para esta asociación, la kakigōri no es solo un producto: es una cultura viva, con capacidad de innovación y potencial turístico.
🌏 Un fenómeno con hermanas internacionales
Aunque profundamente japonesa, la kakigōri tiene parientes cercanos en otras latitudes:
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En Corea, el bingsu se sirve con helado y cereales.
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En Taiwán, el baobing incluye frutas tropicales.
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En México, el raspado es popular con sabores de tamarindo, chamoy o rompope.
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En Hawái, el shave ice incorpora sirope y leche condensada.
Lo que distingue a la kakigōri japonesa es su delicadeza, estética y variedad regional. Desde el sofisticado kakigōri gourmet de Ginza hasta el de máquina manual en los festivales rurales, el alma de este postre permanece intacta.
📝 Un día para saborear y reflexionar
En un Japón cada vez más afectado por olas de calor extremo y cambios climáticos, el Día de la Kakigōri recuerda la importancia de las tradiciones sencillas que reconfortan. No es solo nostalgia: es identidad, comunidad, frescura y herencia.
Así, este 25 de julio no es solo una jornada para combatir el calor. Es una celebración nacional del sabor, la historia y la cultura popular. Porque en cada cucharada de kakigōri se derrite un poco del verano japonés.
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