Antigua capital japonesa atrapada entre el progreso y la tradición


📍Tōkyō | 3 de octubre


La llegada del otoño en Japón solía ser sinónimo de calma contemplativa en los templos y jardines de Kyōto, donde japoneses y turistas se reunían para disfrutar del momiji (紅葉, los colores rojizos de las hojas).

Sin embargo, en los últimos años la postal se ha transformado: los visitantes extranjeros son cada vez más, y los propios japoneses —que históricamente daban vida a la ciudad con excursiones, viajes escolares y turismo familiar— comienzan a evitar la antigua capital japonesa.

 


🚶‍♂️🚶‍♀️ Calles llenas de turistas extranjeros


En zonas como Fushimi Inari o  Kiyomizu-dera, la imagen es clara: grupos enteros de visitantes extranjeros ocupan las veredas, se detienen para tomar fotos y generan embotellamientos humanos.

Incluso escenas insólitas, como turistas grabando de cerca a bomberos durante una emergencia menor, reflejan la distancia cultural entre el orden esperado en Japón y la conducta despreocupada de parte del turismo masivo.

Para muchos japoneses, esto implica una pérdida de comodidad:

  • Una mujer de Shiga confesó que visitar Kiyomizu fue agotador porque “los turistas se paran en medio del camino”.

  • Un visitante de Ōsaka aseguró que prefiere ir a “rincones poco conocidos” y evitar las grandes atracciones “por un tiempo”.

Incluso los viajes escolares, símbolo del aprendizaje cultural, están cambiando de rumbo: un colegio de Tokio decidió trasladar su próxima excursión a otro destino tras constatar que sus estudiantes solo pudieron recorrer “la mitad del itinerario planeado”.

 


💰 El peso del “precio inbound”


El auge de visitantes extranjeros también ha encarecido la estancia. Con la demanda desbordada, muchos hoteles elevaron sus tarifas al nivel de grandes capitales.

Residentes de Kyōto cuentan que conocidos de Tōkyō optan directamente por “ir y volver en el día” antes que pagar una noche a precios inflados.

Los datos lo confirman: en 2024 los turistas extranjeros (8,21 millones) superaron por primera vez a los japoneses (8,09 millones) en pernoctaciones.

 


🛍️ Comercios tradicionales bajo presión


En las calles secundarias, los efectos también se sienten. Tiendas centenarias como “Jūsanya”, famosa por sus peines de tsuge (madera de boj) hechos a mano, sufren un doble golpe:

  1. La caída de clientes japoneses fieles, que rehúyen el bullicio.

  2. El desgaste del turismo desinformado: visitantes que entran con helados en mano, dejando manchas en el suelo, o que tocan piezas únicas hasta romperlas, sin comprender que detrás hay meses de trabajo artesanal.

 


👘 El corazón herido de los hanamachi


Quizá el punto más delicado sea la cultura de las geiko y maiko, símbolo del refinamiento de Kyōto. Los hanamachi (花街, barrios de geishas) siempre cuidaron a sus clientes habituales, cultivando relaciones de confianza.

Sin embargo, la invasión de curiosos que esperan afuera para fotografiar a las maiko ha generado incomodidad entre los clientes tradicionales.

La presidenta de la federación de hanamachi, Sugiura Kyōko, lo expresó con pesar:

“Que nuestros clientes digan ‘ya no es fácil venir’… eso duele en el corazón”.

La comparación es clara: tener que abrirse paso entre desconocidos frente a la puerta de tu propia casa. No es hostilidad, es desgaste cotidiano.

 


🏯 Intentos de solución


Kyoto busca soluciones en varias direcciones:

  • Uso de tecnología: análisis de datos de ubicación para redistribuir flujos turísticos y evitar la sobreconcentración.

  • Nuevos espacios de acceso: como museos que permiten tanto a japoneses como a extranjeros disfrutar de presentaciones de maiko en un ambiente controlado, sin invadir la intimidad de los hanamachi.

 


✨ Reflexión final


El dilema de Kyōto encierra la paradoja del turismo moderno: la apertura que trajo prosperidad también genera rechazo en quienes siempre cuidaron de la ciudad. Entre la magia del momiji y la masificación, Kyoto enfrenta una pregunta urgente: ¿cómo seguir siendo la joya cultural de Japón sin perder el alma que la hace única?

 

Anexo


Kyōto: antigua capital de Japón durante más de mil años


Fue el latido del corazón de Japón, tanto político como cultural, durante más de mil años. Desde el 794 d.C., cuando se convirtió en la capital bajo el nombre de Heian-kyo, hasta 1868, cuando el gobierno imperial decidió mover la capital a Tokio con la restauración Meiji, Kyōto fue el centro neurálgico del país.

Durante esa larga etapa, Kyōto no solo albergó la corte imperial, sino que también se convirtió en un verdadero faro de la cultura japonesa. El arte, la arquitectura, la religión y la literatura florecieron aquí, en cada rincón de la ciudad.

Los templos budistas, los santuarios sintoístas y las tradicionales casas de los samuráis narran historias de tiempos pasados, haciendo de Kyōto una ciudad vibrante, cargada de historia y tradición.

Hoy, Kyōto sigue siendo un reflejo de su esplendor pasado. Sus templos venerados, jardines serenos y la atmósfera de antaño siguen cautivando a miles de turistas de todas partes del mundo, que vienen a disfrutar de la paz y la belleza de un Japón antiguo que todavía respira.



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