Viajar a Japón será más caro: el país del omotenashi se debate entre hospitalidad y recaudación
📍 Tōkyō, 19 de octubre
El gobierno japonés estudia una serie de incrementos en los costos que pagan los extranjeros por entrar o salir del país, en lo que medios locales describen como una “oleada de cargas adicionales”.
La medida contempla subir el “impuesto de salida” (出国税), los aranceles por emisión de visados y un nuevo cobro por revisión electrónica previa de ingreso, todo con la justificación de que las tarifas actuales son “demasiado bajas comparadas con los estándares internacionales”.
El aumento busca generar hasta 3.000 millones de yenes adicionales, que podrían destinarse parcialmente a cubrir el déficit del programa de educación secundaria gratuita recientemente ampliado.
En concreto, se trata de un fondo de unos 400.000 millones de yenes que el Ejecutivo necesita asegurar para cumplir su promesa electoral de extender la gratuidad a más familias japonesas.
La iniciativa, sin embargo, ha despertado críticas. Expertos advierten que usar a los visitantes extranjeros como fuente fiscal podría frenar el turismo y la cooperación internacional, pilares de la recuperación económica pospandemia.
Aunque el gobierno argumenta que se trata de un ajuste “razonable”, muchos lo interpretan como una decisión política: los extranjeros no votan y, por tanto, la medida enfrenta menos resistencia social.
🌏 Comparativa internacional: armonización o barrera
El gobierno sostiene que busca “armonizar” sus tasas con las de otros países:
- Estados Unidos cobra alrededor de 3.300 yenes por su tasa de salida.
- Australia, más de 4.000 yenes.
- El sistema JESTA costaría cerca de 6.000 yenes, incluso para viajeros sin necesidad de visado.
Expertos advierten que este aumento podría afectar el turismo y los programas de intercambio, especialmente con países del sudeste asiático.
Para un estudiante o trabajador extranjero, los costos de entrada y salida podrían aumentar más del 500% respecto a los valores actuales.
⚖️ Marco legal y contexto institucional
- Base normativa:
El impuesto de salida (国際観光旅客税) fue creado en 2019 mediante la Ley de Promoción del Turismo Internacional. Se aplica a todos los viajeros —japoneses o extranjeros— que abandonan Japón por vía aérea o marítima, con una tarifa fija de 1.000 yenes.
La propuesta actual estudia alinearlo con países como EE. UU. (aprox. 3.300 yenes) o Australia (más de 4.000 yenes). - Tasas consulares y migratorias:
Bajo el marco de la Ley de Control de Inmigración y Reconocimiento de Refugiados (入管難民法), el Ministerio de Asuntos Exteriores (外務省) y el Ministerio de Justicia (法務省) regulan los derechos de visado. El plan es revisar los aranceles de emisión y renovación de visas, así como implementar un sistema electrónico de autorización previa de viaje (JESTA) desde 2028, similar al ESTA estadounidense. - Equilibrio fiscal:
Aunque el impuesto también afectará a ciudadanos japoneses, el gobierno evalúa compensar esa carga con una reducción en el costo del pasaporte, buscando mantener el impacto político bajo control mientras se recauda más de quienes ingresan o salen del país con fines turísticos o laborales.
⚠️ Repercusiones sociales y económicas
- Turismo internacional:
Japón espera superar los 40 millones de visitantes extranjeros en 2025, un récord histórico impulsado por la Expo Osaka-Kansai. Un aumento en las tasas podría encarecer los viajes y reducir la competitividad del destino frente a Corea del Sur o Taiwán. - Percepción pública:
La propuesta llega en medio de un debate sobre la carga impositiva en un contexto de inflación prolongada. Mientras se descarta subir impuestos al consumo interno, los extranjeros se convierten en un “objetivo fiscal silencioso”. - Opiniones de expertos:
“Revisar tasas excesivamente bajas tiene sentido, pero debe evitarse enviar el mensaje de que Japón penaliza la movilidad internacional”, señaló un profesor de políticas públicas citado por un medio local.
📊 Conclusión didáctica


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