El dulce aroma del otoño: un camote asado que reúne a generaciones


📍Tōkyō | 12 de noviembre


En un país donde las estaciones marcan el ritmo de la vida, cada 13 de noviembre tiene un aroma especial: el perfume dulce del yakiimo recién hecho, ese camote asado que envuelve de nostalgia a millones de japoneses.

Hoy se celebra el Ī yakiimo no hi「いい焼き芋の日」, una fecha registrada oficialmente en 2022 por la Asociación de Días Conmemorativos de Japón gracias a la iniciativa de Imo-ko no yaki imo asamiya「いも子のやきいも阿佐美や」, una pequeña empresa de Saitama que ha convertido un simple tubérculo en un símbolo de calidez comunitaria.

La elección del día no es casual. Un mes después del “Día del Camote” (10/13), cuando la raíz se considera en su punto ideal de maduración, llega esta jornada dedicada a recordar que el yakiimo no solo es un alimento: es compañía, tradición y un pequeño acto de felicidad portátil.

 

De una pequeña ciudad a un país entero

Desde 2005, los ligeros camiones y las clásicas rickshaws de “いも子のやきいも” recorren las calles de Saitama y Toda. Su misión es sencilla y poderosa: “Hacer la ciudad más brillante con yakiimo.”

Sus productos provienen de productores que cultivan camotes sin pesticidas ni fertilizantes químicos. El proceso es casi ritual:

  • Tsubo-yakiimo 「壺やきいも」: una hora completa de cocción lenta en un horno de barro.

  • Ishi-yakiimo 「石焼き芋」: un gran caldero donde cientos de piedras calientes abrazan el camote hasta caramelizarlo.

El resultado: una dulzura profunda, casi cremosa, que ha ganado una comunidad de seguidores fieles.

 

Dulces que nacen del yakiimo

El espíritu creativo de la marca no se queda en el camote asado. En sus ventas aparecen personajes como:

  • Imo aisu-san 「いもアイスさん」: helado hecho con leche recién ordeñada y notas sutiles de batata madura.

Cada producto busca transmitir un mensaje: lo hecho con cariño sabe mejor.

 

 

Cuando el calor del invierno y la frescura del verano se encuentran

En invierno, Asamiya 「阿佐美や」 vende yakiimo humeante que reconforta las manos y el alma.

En verano, se transforma por completo: aparece la famosa “kakigōri de energía humana”, una máquina que funciona a pedales y que convierte al cliente en parte del proceso. Un espectáculo que enamora a niños, familias y curiosos en los festivales estivales.

En ambas estaciones, la empresa busca una misma experiencia: crear recuerdos felices.

Un bocado caliente en un día helado.

Una cucharada helada en un día abrasador.

Instantes simples que se quedan para siempre.

 
 


 
 



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