Alta probabilidad de que Ishiba Shigeru renuncie  si no asegura mayoría parlamentaria

 


📍Tōkyō  |  18  de Julio de 202


Japón vive las horas finales antes de una elección decisiva para la Cámara Alta (参議院, Sangiin), cuyo resultado podría desencadenar una de las crisis políticas más relevantes de la última década. El domingo 20 se llevarán a cabo los comicios para renovar parte del Senado, y el panorama para el oficialismo luce sombrío.

La atención se concentra en si la coalición gobernante entre el Partido Liberal Democrático (自民党, Jimintō) y el Kōmeitō (公明党) logrará o no mantener la mayoría en la Cámara Alta. Si bien legalmente el gobierno no necesita controlar esta cámara para seguir en el poder, una derrota significativa en esta elección se interpretaría como una pérdida de legitimidad y apoyo popular, debilitando al primer ministro y su agenda legislativa.


📉 El umbral simbólico: los 45 escaños


Históricamente, el mínimo de escaños que la alianza entre el PLD y el Kōmeitō ha logrado en una elección para la Cámara Alta ha sido 46. Esta cifra se ha convertido en una línea roja simbólica para medir el nivel de desgaste del oficialismo. Si en esta ocasión el bloque gobernante cae por debajo de los 45 escaños, se abriría un escenario de inestabilidad política, donde incluso la continuidad del primer ministro Ishiba Shigeru (石破茂) se pondría en duda.


🔄 ¿Gobierno minoritario? ¿Coalición con la oposición?


Un resultado adverso obligaría al gobierno a negociar cada proyecto de ley con los partidos de oposición, desdibujando su capacidad de gobernar con eficiencia. En este escenario, Japón se enfrentaría a un periodo de política parlamentaria fragmentada, donde las alianzas puntuales y los acuerdos tema por tema serían la única vía para avanzar legislativamente.

Sin embargo, la posibilidad de que se forme una gran coalición entre el PLD y sectores de la oposición también se considera, aunque presenta serias dificultades políticas. Durante la campaña electoral, los enfrentamientos y críticas cruzadas entre candidatos han dejado un ambiente cargado, y la credibilidad de un pacto posterior al día de la elección sería frágil de cara a la ciudadanía.


🌀 Escenario postelectoral: incertidumbre y posibles renuncias


En caso de que el oficialismo sufra una derrota significativa, se espera una jornada de alta tensión política el propio 20 de julio por la noche, cuando se conozcan los resultados oficiales. La presión para que el primer ministro asuma responsabilidades podría aumentar rápidamente, llevando a una posible renuncia o reconfiguración del gabinete.

Este tipo de desenlace no sería inédito en Japón, donde los primeros ministros suelen dimitir tras derrotas electorales importantes, aunque su mandato formal no haya terminado. El sistema político japonés, basado en consensos internos dentro del partido mayoritario, tiende a favorecer los cambios de liderazgo como mecanismo de contención de crisis.


🇯🇵 Un reflejo del malestar social


Este ambiente electoral cargado se da en un contexto de malestar ciudadano por la situación económica, el estancamiento de reformas sociales, y la desconfianza hacia los partidos tradicionales. Encuestas recientes muestran una caída considerable en el apoyo al PLD y al Kōmeitō, especialmente entre los jóvenes y los votantes urbanos.

Además, temas como el alto costo de vida, la precariedad laboral y la sensación de estancamiento han erosionado la base de apoyo del gobierno, alimentando el deseo de cambio en sectores que anteriormente respaldaban al oficialismo.


🔍 ¿Qué esperar tras la votación?


  • Si la coalición gobernante mantiene al menos 46 escaños, respirará aliviada, aunque el margen de acción política seguirá siendo estrecho.

  • Si cae a 45 o menos, comenzará un nuevo capítulo en la política japonesa, con posibles cambios en el liderazgo nacional, y con un Congreso dividido donde la negociación será el único camino.

Sea cual sea el resultado, el 21 de julio marcará el inicio de un periodo intenso de realineamientos, cálculos partidarios y posibles rupturas internas que podrían definir el rumbo de Japón para los próximos años.

Esta elección no solo servirá para renovar parte del Senado, sino también como termómetro del descontento social que se ha agudizado por la inflación, el envejecimiento poblacional y la falta de reformas estructurales. Para los partidos políticos, especialmente para el oficialismo, el resultado puede marcar el inicio de una nueva etapa o el final de una era.




Anexo


🇯🇵 ¿Cómo funciona el sistema electoral japonés?


Japón tiene un sistema parlamentario bicameral compuesto por dos cámaras:

  • La Cámara Baja (衆議院, Shūgiin), o Cámara de Representantes, con más poder político.

  • La Cámara Alta (参議院, Sangiin), o Cámara de Consejeros, cuyo rol es revisar leyes, representar la estabilidad institucional y frenar decisiones apresuradas.

En esta elección del 20 de julio de 2025, se renovarán 124 de los 248 escaños de la Cámara Alta (la mitad del total). El mandato para los senadores es de 6 años, y las elecciones se hacen cada 3 años para renovar la mitad del Senado.

El sistema combina dos métodos de votación:

  1. Sistema mayoritario por distrito (74 escaños):
    Los votantes eligen a un candidato específico de su circunscripción local. Los distritos pueden tener entre 1 y 6 representantes, según la población.

  2. Representación proporcional (50 escaños):
    Cada votante también elige un partido político en una segunda boleta. Los partidos obtienen escaños en proporción a los votos que reciben a nivel nacional. Luego, los partidos asignan esos escaños a sus candidatos según una lista interna o por cantidad de votos individuales (sistema mixto).

Esto significa que cada persona vota dos veces: una por un candidato local y otra por un partido político a nivel nacional.


🧑‍⚖️ ¿Quién tiene derecho a votar?


En Japón, el derecho al voto está definido por la Ley Electoral Pública. Pueden votar:

  • Ciudadanos japoneses mayores de 18 años, inscritos en el padrón electoral de su municipio de residencia.

  • No se permite el voto a extranjeros, incluso si son residentes permanentes.

  • Las personas con condenas penales graves pueden perder temporalmente su derecho al sufragio.

Desde 2016, la edad para votar bajó de 20 a 18 años, con el objetivo de fomentar la participación de los jóvenes en la vida política del país.

Además, se permite el voto anticipado en los días previos a la elección (期日前投票, kijitsu mae tōhyō) para quienes no puedan votar el día de la elección por trabajo, salud u otros motivos. También existe el voto por correo para personas con discapacidades o movilidad reducida, bajo ciertas condiciones.



©NoticiasNippon

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