Un homenaje a un ícono de la gastronomía popular


📍Tōkyō | 10 de agosto  de 2025


En pleno verano japonés, cuando la cerveza bien fría sabe mejor que nunca, hoy se celebra el Día del Yakitori, una fecha pensada para rendir tributo a uno de los bocados más queridos por el público: el pollo asado en brocheta, jugoso y aromático, que desde hace décadas es protagonista en festivales, izakayas y puestos callejeros.

 

 

La conmemoración fue impulsada por Funachū, empresa fundada por Tadao Nemoto (1913-1988), conocido como “el padre del yakitori”. Nemoto no solo popularizó este plato a nivel nacional, sino que además transformó su producción y distribución, llegando a establecer el primer sistema de franquicias en Japón para este tipo de comida.

La fecha no es casual: se eligió por el juego de palabras “ya(8)ki to(10)ri” y porque, según sus promotores, pocas cosas combinan mejor que un yakitori recién hecho con una cerveza en un día caluroso. En 2007, la Asociación Japonesa de Días Conmemorativos la reconoció oficialmente.

 


De necesidad a éxito nacional


La historia de este plato en Funachū nació en 1946, en el barrio de Asakusa, Tokio. En aquel entonces, el local de Nemoto se dedicaba a la cocina de pescado de río: funa, dojo y unagi. Pero en invierno, cuando escaseaban las capturas, ideó una alternativa: ensartar trozos de pollo y asarlos sobre carbón. El aroma y sabor conquistaron de inmediato a los clientes, y el yakitori pasó de ser una solución temporal a convertirse en la estrella del menú.

 

 


Más que un plato, una cultura


Con el tiempo, el yakitori dejó de ser un simple tentempié para trabajadores y pasó a ser parte de la identidad culinaria japonesa. Su versatilidad es infinita: desde el negima (pollo y cebolla verde) y la kawa (piel crujiente), hasta la tsukune (albóndiga), el reba (hígado) o la sunagimo (molleja). Las dos escuelas clásicas de sazón —sal o tare (salsa dulce-salada)— conviven con variantes regionales que incorporan shichimi, pimienta, sanshō, wasabi o incluso miso.

En muchos hogares y restaurantes, el yakitori también se sirve sobre arroz (yakitori-don), creando un plato más completo que combina proteína, carbohidratos y ese inconfundible aroma ahumado.

 

 


El legado de Nemoto


El fundador de Funachū dejó no solo un emporio gastronómico, sino también una filosofía: “No te enojes, no te jactes, no seas codicioso. Ganancia pequeña, servicio al pueblo”. Su visión permitió que el yakitori llegara a todos los bolsillos y se mantuviera como una comida democrática, capaz de unir a generaciones enteras alrededor de la parrilla.

Hoy, mientras en bares y festivales se repite el ritual de girar lentamente las brochetas sobre el carbón, el Día del Yakitori recuerda que este plato no solo es comida: es parte de la memoria colectiva de Japón, un símbolo de sencillez, sabor y momentos compartidos.

 



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