🔥 Japón despide a sus ancestros con el “Okuribi”, las hogueras del Obon

 


📍Tōkyō, 16 de agosto de 2025


Cada año muchas regiones de Japón realizan el ritual del 送り火 (okuribi, hogueras de despedida), una de las ceremonias más emotivas del calendario budista.

Durante el Obon, entre el 13 y el 16 de agosto, se cree que los espíritus de los antepasados regresan a sus hogares.

El 13 por la tarde se enciende el 迎え火 (mukaebi, fuego de bienvenida) para guiarlos de vuelta a casa, y el 16 se enciende el 送り火 (okuribi, fuego de despedida) para acompañarlos de regreso al mundo espiritual.

Es un momento de recogimiento familiar: las llamas representan tanto gratitud como un faro que ilumina el camino de regreso al más allá.

Muchas familias lo realizan de manera íntima en la entrada de sus casas, en el jardín o incluso hoy en día sustituyendo el fuego real por la luz de un bonchōchin (linterna del Obon) eléctrica.

 

 


Tradiciones famosas en Japón


Aunque el okuribi se celebra en todo el país, algunos lugares han desarrollado rituales espectaculares que atraen a miles de visitantes:

  • Kyoto – 五山送り火 (Gozan no Okuribi):
    En cinco montañas que rodean la ciudad se encienden hogueras gigantes que dibujan caracteres como el famoso 「大」 (Dai, “grande”) en el monte Daimonji. Esta visión en llamas, iluminando el cielo veraniego de Kioto, es considerada una de las cuatro grandes festividades de la ciudad, junto con el Aoi Matsuri, el Gion Matsuri y el Jidai Matsuri.
  • Nara – 高円山 大文字送り火:
    En la montaña Takamado, las hogueras también forman un enorme carácter 「大」 que se enciende para despedir a los espíritus, con un trasfondo similar al de Kioto.
  • Nagasaki – 精霊流し (Shōrō nagashi, flotación de linternas espirituales):
    Aquí la tradición adopta otra forma: se elaboran barcos decorados donde se colocan farolillos y ofrendas que se dejan navegar por los ríos y el mar. Es un evento colorido, sonoro (con petardos y campanas), y profundamente emotivo.

 

 


Un rito con raíces antiguas



El Obon tiene orígenes budistas que se mezclaron con creencias populares japonesas desde la era Heian (794–1185), pero fue durante el periodo Muromachi (1336–1573) cuando se consolidó como costumbre comunitaria.

El fuego siempre tuvo un papel central en la espiritualidad japonesa: iluminar el camino de los muertos, purificar y proteger a los vivos. En tiempos modernos, por motivos de seguridad, muchas familias reemplazan las hogueras por linternas eléctricas o de batería, manteniendo vivo el simbolismo.

Incluso existe una hipótesis interesante: algunos investigadores culturales sugieren que la costumbre de los fuegos artificiales de verano podría haber surgido como una forma moderna de “okuribi”, es decir, luces en el cielo para despedir a los ancestros.

 

 


El valor humano del Okuribi hoy


Más allá del espectáculo turístico, para muchas familias japonesas este día es una mezcla de nostalgia y agradecimiento. El Obon es la temporada en que hijos y nietos vuelven a su pueblo natal, se reúnen con los mayores y visitan las tumbas familiares. El okuribi marca el cierre de esos días de convivencia: una despedida simbólica que recuerda a todos que la vida es un ciclo donde el vínculo con los antepasados sigue ardiendo, como la llama que se enciende al caer la tarde del 16 de agosto.

 

[kinenbi] Mukaebi

 


📌 En resumen:


El Okuribi no es solo una tradición folclórica, sino un puente espiritual y cultural que conecta a los japoneses con sus raíces, con la memoria de quienes ya partieron y con el valor de la familia. Kyoto con su Gozan no Okuribi, Nagasaki con el Shōrō Nagashi y Nara con su gran hoguera son los rostros más visibles de una costumbre que, en lo íntimo de cada casa, sigue manteniendo encendida la llama de la memoria.

 



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