Más chinos que coreanos se convierten en ciudadanos japoneses por primera vez en medio siglo

 


📍Tōkyō  |  20 de Julio de 2025


Por primera vez en cerca de 50 años, el número de extranjeros de origen chino que obtuvieron la nacionalidad japonesa superó al de aquellos procedentes de Corea del Sur.

Este cambio marca un punto de inflexión en la evolución demográfica y migratoria de Japón, un país históricamente reacio a abrir sus puertas a la inmigración, pero que hoy se enfrenta a una realidad distinta: necesita nuevos ciudadanos.

 


📈 Más de 8.800 nuevos japoneses en 2023


Según datos oficiales del Ministerio de Justicia, durante 2023 se registraron 8.863 naturalizaciones en Japón, una cifra que se mantiene en el rango habitual de los últimos años (entre 7.000 y 9.000), aunque muy por debajo del récord alcanzado en 2003 con más de 17.000 nuevos ciudadanos.

Sin embargo, lo que realmente llama la atención este año no es la cantidad, sino el perfil cambiante de los nuevos japoneses.

En 2023:

  • Más de 3.000 personas de origen chino obtuvieron la ciudadanía japonesa, encabezando por primera vez la lista.
  • Menos de 2.000 personas de origen coreano (del sur o del norte) también se naturalizaron, un número en caída constante desde hace años.
  • Los naturalizados de otros países asiáticos como Nepal, Sri Lanka y Myanmar también crecieron con fuerza, duplicando la cifra de hace cinco años.

 


👤 ¿Quiénes son los nuevos ciudadanos?


El perfil del nuevo japonés por naturalización ha cambiado. Si antes predominaban los descendientes de coreanos nacidos en Japón durante la época colonial, que contaban con estatus especial de residencia (特別永住者), ahora cada vez más jóvenes extranjeros —muchos llegados recientemente— deciden solicitar la ciudadanía como vía para estabilizar su vida en el país.

Uno de ellos, un hombre de Nepal que trabaja en la industria alimentaria en Kansai, cuenta que después de varios años con visa de estudiante, luego como trabajador técnico, logró mejorar su japonés, consiguió un contrato indefinido y decidió dar el paso hacia la ciudadanía para asegurar su futuro y el de su familia.

“Quiero quedarme en Japón para siempre. Tener pasaporte japonés me permite vivir sin miedo a ser deportado o perder mi visa si pierdo el trabajo”, dice.


🧾 Un camino más corto que la residencia permanente


En un giro llamativo, algunos expertos denuncian que obtener la ciudadanía japonesa podría ser, en la práctica, más sencillo que conseguir la residencia permanente.

Comparación de requisitos:

  • Residencia permanente: exige 10 años viviendo en Japón.
  • Naturalización (ciudadanía): exige solo 5 años de residencia legal, más dominio básico del idioma japonés, buen comportamiento, independencia económica y renuncia a la nacionalidad anterior.

Esto ha generado lo que algunos llaman una “paradoja migratoria”: algunos extranjeros optan por ser ciudadanos japoneses no tanto por sentirse parte culturalmente, sino porque es el camino menos incierto y más seguro para quedarse legalmente.

Un hombre de origen chino naturalizado recientemente lo resume así:

“La diferencia entre tener residencia permanente y nacionalidad japonesa se reduce al derecho al voto y a que ya no pueden deportarte. Prefiero tener esa seguridad”.


🛑 Menos visibilidad pública: el gobierno oculta por 90 días los nombres


Desde abril de 2024, los nombres de los nuevos ciudadanos japoneses ya no se publican automáticamente en el “kanpō” (diario oficial del gobierno) durante los primeros 90 días, como era costumbre.

El gobierno justifica la medida como una forma de proteger la privacidad, ahora que la versión oficial del boletín es en línea, aunque algunos sectores critican la falta de transparencia.

 


🌏 ¿Hacia un Japón más multicultural o más cerrado?


Aunque las cifras de naturalización aún son pequeñas en comparación con la población total japonesa (unos 125 millones), el crecimiento sostenido de solicitudes de ciudadanía de personas procedentes de China, el sur de Asia y otras partes del mundo indica que Japón se está abriendo, aunque lentamente, a una nueva era de integración cívica y cultural.

No obstante, el proceso sigue siendo exigente, opaco y sin derecho a apelación. No existe un tiempo estándar de respuesta ni criterios públicos totalmente claros, lo que genera incertidumbre.

 


🧭 Conclusión: un país que cambia, a su ritmo


Japón avanza hacia una sociedad más diversa, pero a su propio ritmo y con reglas muy particulares. La ciudadanía ya no es solo un reflejo de la historia, sino una herramienta para muchos migrantes modernos que quieren estabilidad, participación política y pertenencia plena.

A medida que los coreanos pierden protagonismo en las cifras y los nuevos rostros de Nepal, Sri Lanka o China toman la delantera, la pregunta de fondo es si la sociedad japonesa está lista para ver, en el espejo de su identidad nacional, rostros más diversos y nuevas historias.

 



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