Niños víctimas de abuso permanecen atrapados en centros de protección sin salida clara
📍Tōkyō | 26 de Julio de 2025
En Japón, cientos de niños que han sido rescatados de entornos abusivos o negligentes están enfrentando una nueva forma de abandono: la espera indefinida en refugios temporales que ya no pueden protegerlos dignamente.
Estas instalaciones —conocidas como ichiji hogo shisetsu (一時保護施設)— están diseñadas para recibir de manera provisional a menores que han sido retirados de sus hogares por orden de los jidō sōdanjo (centros de bienestar infantil) o de los gobiernos prefecturales, amparados en la Ley de Bienestar Infantil.
Sin embargo, lo que debería ser un paso temporal hacia un entorno más seguro, se está convirtiendo en una estadía forzada de semanas o incluso meses, en espacios saturados, sin personal suficiente y en condiciones inadecuadas.
📊 Cifras alarmantes: sobrecupo y permanencia prolongada
Según la Agencia de la Infancia y las Familias, las tasas de ocupación en Tokio, Chiba y Kanagawa superaron el 100% durante el año fiscal 2023. En términos prácticos, significa que hay más niños que camas disponibles.
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Estancia promedio nacional en 2021: 32,7 días
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Chiba (2023): 75,5 días
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Tokio y Saitama: más de 40 días en promedio
Estas cifras revelan que los menores no pueden ser reubicados en hogares de acogida o instituciones de cuidado permanentes a tiempo, ya sea por falta de opciones o por la lentitud del sistema.
🧑💼 Personal que se va, niños que se quedan
Detrás del colapso también hay una crisis humana: la de quienes trabajan con estos niños. En 2023, 270 funcionarios de bienestar infantil renunciaron en todo el país. La mayoría alegó problemas de salud mental, física y descontento laboral.
“Hay exigencias irracionales constantes, quejas de los padres, y los trabajadores no pueden tomarse descansos ni siquiera cuando lo necesitan”, explica el profesor Takayuki Suzuki, exfuncionario de protección infantil y actual académico en la Universidad Toyo.
Muchos trabajadores en estos refugios son empleados temporales con salarios bajos y sin estabilidad laboral, lo que los hace aún más vulnerables a la sobrecarga. Esto se traduce en una negativa generalizada a realizar turnos nocturnosy un ciclo de rotación constante que deja los turnos sin cubrir.
Un caso en Chiba llegó incluso a los tribunales: un ex trabajador demandó al gobierno local tras verse obligado a atender el doble de niños de la capacidad autorizada, trabajando en exceso. El tribunal reconoció la negligencia institucional y ordenó una indemnización de 500.000 yenes (unos 3.367 dólares).
🩺 Un solo par de manos para decenas de niños enfermos
La situación es particularmente crítica en lo que respecta a atención médica.
Desde abril de 2024, el gobierno central exige que haya al menos una enfermera especializada en cada refugio, con un periodo de adaptación de cinco años. Pero para quienes viven esta realidad, la norma es insuficiente.
Sato Tomomi, enfermera de 42 años, trabajó en un centro de protección temporal en el área metropolitana de Tokio. Era la única encargara para más de 30 niños, la mayoría con antecedentes de abuso o necesidades médicas.
“Más 80% necesitaba atención médica de algún tipo”, recuerda. “Mi trabajo no era solo dar primeros auxilios, sino controlar su salud, administrar medicamentos, acompañarlos a hospitales. Era imposible hacerlo sola”.
Sato realizó una encuesta nacional entre sus colegas y encontró que la mayoría consideraba insostenible la carga de trabajo. En abril, presentó una petición al gobierno con 1.490 firmas para pedir que la norma se modifique: el número de enfermeras debe depender del número de niños y la gravedad de sus casos.
📈 Un problema que crece año tras año
La raíz del problema no es nueva: los casos de maltrato infantil en Japón han ido en aumento durante años. Más niños están siendo rescatados, pero el sistema no se ha ampliado ni modernizado al mismo ritmo.
Lo que era un sistema pensado para ofrecer cuidado temporal por unos días, se ha convertido en una red de espera sin salida, con trabajadores agotados, niños traumatizados y una sociedad que, en palabras de expertos, no comprende ni valora el rol esencial de quienes cuidan a estos menores.
⚖️ ¿Qué se necesita?
Según los especialistas, no basta con imponer nuevas normas. Es necesario:
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Aumentar el presupuesto para personal regular, con mejores salarios y condiciones laborales.
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Crear mecanismos de rotación saludable y asistencia psicológica para el personal.
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Implementar sistemas de reubicación más eficientes para evitar que los niños se queden en refugios más de lo necesario.
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Fomentar la conciencia pública sobre la importancia del sistema de protección infantil.
🧩 Conclusión: ¿quién protege a los que protegen?
Mientras los niños esperan una nueva oportunidad, sus cuidadores siguen abandonando el barco por falta de apoyo institucional y social. La crisis de los refugios temporales en Japón es una advertencia clara de que la protección infantil necesita más que leyes: necesita voluntad política, inversión y empatía.
Si no se actúa pronto, la infancia en riesgo no solo seguirá creciendo, sino que será cada vez más invisible.

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